Bueno, pues no deberia sentir lastima de el. Acababa de admitir que habia cometido un crimen. Y que no tenia intencion de hablar con ella del asunto. Allie se sintio como si reviviera su peor pesadilla. Si que era como David. «Exactamente igual a David, exactamente igual a David.»

Aparto la mirada de los tristes ojos de Robert y miro hacia la puerta en un claro gesto.

– Creo que seria mejor que salieras de mi dormitorio. Y que no regresaras.

Robert la agarro por los hombros y la obligo a mirarle. El dolor que sus palabras le causaba era evidente.

– ?Quieres acabar nuestra relacion?

– No puedo compartir estas… intimidades contigo por mas tiempo. -A causa de un error en mi pasado. -A causa del tipo de error. Y porque no me hablaste de el. Me has pedido que pase el resto de mi vida contigo, y sin embargo me ocultaste deliberadamente informacion que tenias que saber que era muy importante, sobre todo en vista de mi propio pasado.

Robert dio un paso hacia ella y le tomo el rostro entre las manos, con su propio rostro tenso de emocion.

– Allie. Por favor. Dejemos nuestros respectivos pasados atras, donde deben estar. Te amo. Tanto que duele. -Sus ansiosos ojos escrutaron el rostro de Allie-. ?Me amas? -La pregunta parecio estallar desde su interior-. Si asi es, si sientes lo mismo que yo, si confias en mi, juntos podremos conseguirlo todo. Si no me amas… -Se interrumpio y trago saliva-. ?Me amas?

?Lo amaba? ?No lo sabia! Tantas emociones encontradas se removian en su interior que sintio que le iba a estallar la cabeza. Habia estado totalmente decidida a no amarle, a no sentir nada hacia el, pero de algun modo Robert habia conseguido burlar sus defensas. Necesitaba tiempo para pensar, y no podia hacerlo con el alli, aumentando su confusion. Las dos unicas cosas de las que estaba segura eran que no queria amarlo y que no volveria a permitir que la hirieran.

Las manos de Robert se apartaron de su rostro.

– Supongo que ya tengo la respuesta.

– Robert. -Allie se apreto el estomago con las manos. Sentia la necesidad de decir algo, pero no sabia que, ni siquiera estaba segura de por que, a pesar de todo, experimentaba una necesidad inexplicable de consolarlo. De hacerle entender-. No sabes lo que se siente. Que te rompan el corazon, total y absolutamente.

Robert parecio mirar a traves de ella.

– Estas equivocada, total y absolutamente -repuso en tono neutro. Se inclino hacia delante, hasta que sus labios casi rozaron la oreja de Allie-. ?Ves?, lo acabo de averiguar -le susurro. Su calido aliento contrastaba con las frias palabras. Luego se volvio y cruzo la sala. Sin mirar atras, salio de la habitacion. La puerta se cerro tras el con un sonido que reverbero en el dormitorio con funebre irrevocabilidad.

Se habia ido, y Allie supo que Robert habia dejado algo mas que su dormitorio, algo mas que su sensual parentesis. Se habia marchado definitivamente. De su vida. No habria mas noches colmadas de pasion, ni mas dias llenos de risas.

Un dolor angustioso, como no habia experimentado nunca, la aplasto, dejandola sin aliento. Nada, jamas, habia sido tan doloroso. Ni siquiera la traicion de David. Le empezo a temblar todo el cuerpo se dirigio tambaleante hacia la cama. Se metio entre las sabanas como un animal herido, estremeciendose y sintiendose mas perdida y sola que nunca en su vida.

Habia hecho lo correcto. Para ambos… Habia jurado no volver a casarse, no entregar nunca su corazon a alguien que pudiera pisotearlo. A un hombre que le ocultara cosas. Que fuera capaz de cometer un crimen.

E incluso si estuviera lo suficientemente loca como para dejar de lado todas las razones por las cuales el no era el hombre adecuado para ella, no podia pasar por alto el hecho de que ella no era la mujer adecuada para el. Una imagen de el jugando con sus sobrinos le paso por la mente, y le causo un agudo dolor. Fueran cuales fueran los fallos de Robert, no se podia negar que era maravilloso con los ninos. Y no podia olvidar que era un hombre que algun dia querria, necesitaria, tener hijos propios.

Y no podia olvidar tampoco que ella nunca podria ser la mujer que se los diera.

El corazon le palpitaba de dolor. El recuerdo de Robert haciendo saltar a los ninos sobre sus rodillas, a unos ninos que lo miraban con ojos llenos de carino, no deberia hacerle tanto dano. Habia sabido que su relacion con Robert nunca acabaria en matrimonio y sabia que no habria hijos en su futuro. Pero los habria en el de el. Y eso le causo tristeza y un anhelo extremadamente doloroso.

Si, era posible que pudiera satisfacerlo durante un tiempo, pero al final el querria hijos. Y ella no se los podia dar.

Era obvio que Robert habia dejado su pasado atras, que habia seguido con su vida. Recordo sus palabras sobre el incendio: «No es algo de lo que me guste hablar.» Era como si hubiera guardado lo ocurrido en una caja y hubiera escrito «En el pasado. No hablar», y luego hubiera dejado la caja en un rincon de su armario, para no volver a verla.

No importaba. Su apasionada relacion se habia acabado. Simplemente habia finalizado un poco antes de lo previsto.

Solo le faltaba convencer a su corazon.

Robert entro en su dormitorio y fue derecho hacia los licores. Bebio de un trago una cantidad considerable de conac y luego se sirvio otro. Mientras se llevaba la copa a los labios, vio su reflejo en el espejo. Del cuello hacia abajo tenia el aspecto de un hombre acabado de salir la cama de su amante: desarreglado y con el batin arrugado. Del cuello hacia arriba, parecia un hombre que acabara de perder todo aquello de un zarpazo: vacio, con los ojos hundidos y demacrado.

Saludo a su reflejo con una inclinacion de cabeza y alzo la copa imitando un brindis.

– Bueno, pues no ha ido muy bien, ?verdad?

Se bebio de un trago el potente licor, disfrutando del ardor interno, que al menos servia para probar que no estaba completamente insensible. Quiza despues de unas cuantas copas empezaria a sentirse mejor. Tal vez unas cuantas docenas fuera lo necesario.

– Maldicion, no hay conac suficiente en todo el imperio para hacerme sentir mejor -musito. Claro que con suficiente conac podia llegar a no sentir nada, lo que en ese momento seria una bendicion. Se sirvio dos dedos mas en la copa de cristal, se dirigio al sillon ante la chimenea y se dejo caer en el. Se inclino hacia delante, apoyando los codos sobre las rodillas, y se quedo mirando las bajas llamas, como si contuvieran la respuesta a todas sus preguntas. Y sabia Dios que tenia una buena cantidad de preguntas. El problema era que no le gustaban las malditas respuestas. A decir verdad, solo habia conseguido una respuesta positiva a una pregunta: Allie si que sabia a madreselva por todas partes.

Una imagen de ambos juntos y desnudos, de sus labios acariciando los de ella, le paso por la cabeza, y con ella una sensacion de agonia que lo dejo sin aliento. Aun podia notar su sabor en la lengua. Sentir la huella de su sedosa piel… una piel que no volveria a tocar.

?No! La palabra le resono en la cabeza con intensidad devastadora. No podia haber acabado todo entre ellos. Pero si acababan de empezar a…

Pero ?que alternativa tenia? La habia perdido a causa de su propia estupidez. Allie le habia expresado claramente sus sentimientos. No lo queria. No lo amaba.

Se froto el pecho con la mano. Maldicion, que hubiera rehusado una proposicion de matrimonio dolia. Pero que no lo amara… Dios, eso era como si lo cortaran en dos con un cuchillo oxidado. Mas hubiera valido que Allie le arrancara el corazon y lo tirara al suelo. Y lo pisoteara, ya de paso.

Pero solo podia culparse a si mismo. Se lo deberia haber explicado. Era obvio que se habia comportado como un idiota al creer que Allie no se enteraria, pero hacia tanto tiempo que… ?Se lo habria contado Elizabeth? Era posible, pero lo dudaba. Supuso que podia preguntarselo, pero poco importaba ya la respuesta. Lo mas probable era que Allie hubiera oido los chismorreos de algun criado. O tal vez lady Gaddlestone se lo hubiera mencionado mientras cruzaban el oceano.

Lo cierto era que no importaba como se hubiera enterado. A sus ojos, el era culpable. No solo de un crimen sino tambien de no explicarselo. Recordo la mirada de los ojos de Allie. Lo habia mirado como si fuera un… criminal. La acusacion habia brillado claramente en su mirada, gritandole: «Eres igual que David.»

Dios, eso dolia. Pero no la podia culpar, sobre todo porque el no habia dicho nada que le pudiera hacer cambiar de opinion. Deseaba decirle toda la verdad, tanto que le dolia el cuerpo, pero estaba ligado a promesas que no podia romper. Nunca se lo habia explicado a nadie. Y habia dado su palabra de no hacerlo. Por desgracia, habia mas cosas en juego que sus deseos y sus afectos.

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