tu habitacion.

Robert echo un vistazo subrepticio a su alrededor y comprobo que las mujeres estaban ocupadas charlando. Enarco las cejas mirando a Miles, quien de inmediato se disculpo ante ellas y se reunio con Austin y Robert al otro lado de la biblioteca.

– De hecho, Miles y yo estamos aqui por una razon muy concreta -dijo Robert en voz baja, acercandose a Austin.

– ?Te refieres a otra razon aparte de la de incordiarme?

– Si, pero es algo que debemos tratar en privado.

Austin observo a su hermano con los ojos entornados. A veces le costaba distinguir si Robert estaba tomandole o no el pelo, pero su expresion grave parecia autentica. Austin advirtio que Miles tambien estaba muy serio.

– ?Podriamos ir a tu estudio? -sugirio este.

Austin miro alternativamente sus semblantes circunspectos.

– De acuerdo.

Lo asalto la sospecha de que lo que Robert y Miles iban a contarle no le gustaria en absoluto.

Definitivamente, no le gusto lo que Robert y Miles le contaron.

Un cadaver en su finca. El cadaver de un alguacil de Bow Street.

Una vez que se hubo quedado a solas en su estudio, Austin camino de un lado a otro de la alfombra de Axminster. Mil pensamientos se arremolinaban en su cabeza, y se le contraia el estomago a causa de la tension. No le cabia la menor duda de que el muerto era James Kinney.

Maldita sea, con razon Kinney no se habia presentado a su cita. El pobre estaba tumbado boca abajo entre los arbustos, con media cabeza destrozada.

Las palabras de Robert resonaron en sus oidos: «Juzgamos conveniente alejar a Caroline y a madre de la finca, por si acaso hay un lunatico rondando por ahi, aunque segun el magistrado el movil fue el robo».

?El robo? Austin sacudio la cabeza. No, Kinney iba a darle informacion sobre Gaspard. Y ahora estaba muerto.

?Que habia descubierto? Fuera lo que fuese, era lo bastante importante para que lo mataran. Y el no tenia ninguna duda de quien lo habia matado.

Se paso una mano temblorosa por el pelo. Estaba claro que Gaspard no solo era un chantajista, sino tambien un asesino. Un asesino que aseguraba estar en posesion de la prueba de que William era un traidor. Un asesino que, en cualquier momento, podia sacar a la luz esa informacion y deshonrar a la familia de Austin.

«No permitire que eso ocurra», se dijo. ?Que seria de su madre y de Caroline? ?Y de Robert? ?Y de Elizabeth?

?Maldicion! Que lio. Seguramente Kinney murio la noche, en que debian reunirse…, de un disparo en la cabeza, pobre diablo. Probablemente habia sido el disparo lo que habia asustado a Myst…

Se quedo paralizado.

Las palabras de Elizabeth le vinieron a la mente y le martillearon el cerebro: «En mi vision oi claramente un disparo. Percibi la cercania de la muerte. La percibi con mucha intensidad. Me alegro mucho de que no te hayan herido de un balazo».

Dios santo. Se aferro al brazo del sofa para no perder el equilibrio y doblo las rodillas lentamente para sentarse, estupefacto al comprender todo lo que aquella advertencia implicaba.

Solo habia una explicacion posible para las palabras de Elizabeth, una sola manera de que supiese lo que podia ocurrir.

Habia adivinado que alguien corria peligro en las ruinas. Habia previsto que habria un disparo… y una muerte. Pero en lugar de Austin, como ella creia, la victima fue James Kinney.

Elizabeth no solo poseia una intuicion extraordinaria, sino que de hecho podia ver sucesos del pasado y del futuro. ?Como era posible?

Estaba atonito. No habia una explicacion cientifica ni logica para su desconcertante don, pero el ya no podia negar que lo poseia.

Las visiones de Elizabeth eran reales.

Y si sus visiones eran reales…

Su corazon dejo de latir por unos instantes y se quedo sin aliento, La noche que la conocio… en el jardin…, ella le dijo que habia visto a William.

Y le aseguro que estaba vivo.

Dios. ?Era posible que su hermano siguiese con vida?

Elizabeth fue a abrir la puerta de su alcoba ante los golpes insistentes. Austin irrumpio en la habitacion.

– ?Estamos solos? -pregunto.

– Si. -Ella cerro la puerta y lo observo. Su sonrisa se desvanecio de inmediato-. ?Ocurre algo malo?

– Tengo que hablar contigo.

– ?Sobre que?

Se acerco a su mujer y se detuvo a dos palmos de distancia.

– Tocame -susurro. Al ver que ella vacilaba, alargo los brazos y la asio por las munecas-. Ponme las manos encima. -Ella le coloco las palmas sobre la camisa y el poso sus manos encima-. ?Que ves?

Confundida por su peticion, pero conmovida por el apremio que percibia en su voz, abrio los dedos sobre la fina batista. Sintio los latidos de Austin contra sus palmas. Una miriada de imagenes desfilo por su mente y ella cerro los ojos, intentando encontrar algun sentido en ellas. Y de pronto lo consiguio.

Abrio los ojos de golpe.

– Has descubierto algo sobre el disparo que oi. Alguien recibio un tiro.

– Si -dijo el, asintiendo despacio con la cabeza-. Se llamaba James Kinney, y era el alguacil de Bow Street que yo habia contratado para que localizara a Gaspard. Tenia informacion para mi.

– Y alguien lo mato.

– Si.

– ?Gaspard?

– Eso creo. -Respiro hondo-. Elizabeth, la noche que nos conocimos me dijiste que William estaba vivo. - Apreto con mas fuerza las manos de ella contra su pecho-. ?Estas segura? ?Puedes verlo? ?Puedes decirme donde esta?

Ella se quedo muy quieta. Por unos instantes dejo de respirar y unas lagrimas calientes asomaron a sus ojos.

– Dios mio, ahora me crees. Ahora crees que tengo visiones.

– Si, te creo -dijo el, clavando en ella su ardiente mirada-. No puede haber otra explicacion para todo lo que sabes. ?Puedes ayudarme a encontrar a William?

– Me… me gustaria, pero no se si puedo. Tengo muy poco control sobre las visiones. Son impredecibles. A veces, cuando mas anhelo ver alguna cosa las visiones no se presentan.

– ?Lo intentaras?

– Si, si, desde luego.

La desesperacion que transmitia la voz de Austin la impulso a actuar. Le agarro las manos, las sujeto con firmeza entre las suyas y cerro los ojos. Rezo porque le viniesen a la mente las respuestas que el buscaba, pero las respuestas no acudieron. Decidida, se concentro mas, hasta que sintio que tenia la cabeza a punto de estallarle. Y entonces lo vio.

Al abrir los ojos miro su rostro severo, deseando tener mejores noticias que comunicarle.

– ?Has visto algo?

– Esta vivo, Austin. Pero… esta en peligro.

La cara de Austin palidecio.

– ?Donde esta?

– No lo se.

– ?Lo tienen cautivo?

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