– ?Estas seguro de que es cafe lo que quieres, Matt?

– Si. Aunque antes te quiero a ti.

Acto seguido, la alzo en brazos y la llevo hasta la cama.

Una hora despues, Jilly salio de la ducha y se envolvio en una de las toallas del hotel. Se sentia relajada y lista para afrontar el dia. Se dijo que, sin duda, no habia nada como el sexo para sentirse lleno de energia.

Mientras tuviera claro que lo que habia entre ellos era sexo y nada mas que sexo, todo estaria bien. Y estaba dispuesta a hacer lo que fuera necesario para no perder esa claridad mental. No podia permitirse pensar demasiado en la intensidad con la que habian hecho el amor una y otra vez. Tenia que olvidar lo agradable que era acariciar y besar a Matt; que borrar el recuerdo de como el murmuraba su nombre al penetrarla, y quitar de su memoria las risas compartidas. Si conseguia hacerlo, tendria la situacion bajo control.

Al salir del cuarto de bano vio a Matt cerca del telefono. Solo llevaba puestos los calzoncillos y tenia una expresion sospechosa en la cara.

– ?Algun problema? -pregunto Jilly.

– No, ninguno.

– ?Estas seguro?

– Si.

– ?Has localizado a Jack?

– Acabo de hablar con el. Segun parece, tenemos todo el dia para nosotros.

Ella arqueo las cejas.

– ?Por que? ?Que te ha dicho?

– Estaba con su nueva amante, Carol. Van a estar todo el dia fuera, asi que se reunira con nosotros para cenar.

Jilly suspiro con preocupacion.

– Eso nos pone en una situacion complicada -reflexiono-. La cena de anoche no estuvo mal, pero a Adam no le va a gustar nada ver que Jack pierde horas de trabajo por salir con su nueva amiga.

– Mira, preciosa, quien tiene que dar las explicaciones es Jack. Nosotros no podemos hacer nada al respecto. Ademas, pensemos que no va a ocurrir nada malo y alegremonos por Jack. Me dijo que lo estaba pasando muy bien con Carol -explico, mirandola a los ojos-, y le dije que lo entendia perfectamente.

Jilly se sonrojo al ver como le brillaban los ojos a Matt cuando la miraba.

– Eso quiere decir que tendremos que soportarnos todo el dia -comento ella.

– Asi parece…

Despues, camino hacia ella y solo se detuvo cuando sintio que sus cuerpos estaban practicamente pegados desde el pecho hasta las rodillas. La miro a los ojos y le asalto la boca con un beso apasionado.

Jilly se sorprendio al notar que la lengua de Matt sabia a chocolate. Abrio los ojos y se inclino hacia atras para mirarlo.

– ?Que has estado haciendo mientras me duchaba? -pregunto, estudiandole los labios.

– Nada -se apresuro a decir el.

Ella se echo hacia delante y lo olfateo.

– Hueles a chocolate. Sabes a chocolate… a mi chocolate…

– No te pongas asi, Jilly.

– No me digas como tengo que reaccionar. Solo quedaba un bombon y era mio. Juro que si te lo has comido, te obligare a quitarte la ropa interior.

– Carino, sabes de sobra que no tendria ningun problema en quitarmela.

– En ese caso, juro que si te has comido mis bombones, no conseguiras que yo me la quite.

Matt sonrio con picardia y, sin que ella tuviera tiempo de reaccionar, le quito la toalla.

– Lamento comunicarte que no llevas ropa interior…

Con un rapido movimiento se quito los calzoncillos y anadio:

– Y es una suerte, porque yo tampoco.

Al verlo completamente desnudo, a Jilly se le hizo agua la boca. Matt era alto, musculoso, bien parecido y la miraba con deseo y desesperacion.

Acto seguido, la atrajo hacia el y le acaricio el pubis con el pene erecto. Ella sintio que un placentero escalofrio le recorria la espalda.

– Debes saber -dijo Matt-, que solo me he comido la mitad de tu bombon. De todas formas, podemos comprar mas cuando salgamos.

En aquel momento, inclino la cabeza y comenzo a lamerle los pezones.

– No lo se… ?crees que podriamos hacer el amor fuera de la habitacion? -pregunto Jilly con el aliento entrecortado-. Creo que despues de tanta abstinencia sexual, me he vuelto una mujer insaciable.

Mientras le besaba el cuello y el lobulo de la oreja, el afirmo:

– Me temo que por mucho que odie la idea de salir de este cuarto, tendremos que hacerlo. Queda un solo preservativo y medio bombon.

– Y es mio, asi que ni se te ocurra comertelo.

– ?Te han dicho que eres un poco autoritaria?

– Si, pero los obligue a retractarse de inmediato -dijo Jilly.

Matt solto una carcajada. Adoraba el sentido del humor de aquella mujer.

– Hagamos un trato: ya que has compartido tus bombones conmigo, compartire mi ultimo preservativo contigo. ?Que dices?

Ella sonrio de oreja a oreja y exclamo:

– Digo que compartir es muy bueno.

Desde la mesa del restaurante donde acababan de almorzar, Matt observo como Jilly caminaba hacia el cuarto de bano. En cuanto la perdio de vista, hundio la cara entre las manos.

No entendia que le estaba pasando. Estaba en un lugar encantador, disfrutando de la compania de una mujer bella, inteligente y divertida, capaz de volverlo loco con cada gesto y con la que acababa de hacer planes para una nueva sesion de sexo desenfrenado. Se suponia que debia estar feliz y agradecido de su suerte. Sin embargo, estaba angustiado y lleno de preocupaciones.

Por un momento, se dijo que el problema era que estaba disfrutando demasiado. Habia imaginado que disfrutaria de los momentos que compartieran en la cama, pero no esperaba disfrutar tanto del resto del tiempo que pasaban juntos. Despues del almuerzo, descubrieron que los dos adoraban las peliculas de James Bond, las novelas de misterio, el jazz, los zoologicos, la pintura de Picasso y la comida tailandesa. Se habian tomado de la mano por encima de la mesa y habian reido con las anecdotas de la escuela, las disputas laborales y los recuerdos de infancia.

No estaba seguro de como habia sucedido, pero en algun momento entre el almuerzo y el segundo cafe, el fin de semana con Jilly se habia convertido en algo extremadamente peligroso.

Se sentia un imbecil. Cualquier otro hombre habria pensado que se habia ganado la loteria al poder tener una aventura romantica con una mujer arrebatadora y sin prejuicios. Pero el no estaba feliz con la situacion. Lamentablemente, lo que sentia por Jilly excedia a la simple atraccion fisica, pero sabia que, por su bien, no debia enamorarse de ella. Necesitaba poner distancia para poder analizar las cosas con objetividad. Y lo que mas le preocupaba era que, despues del almuerzo, habia descubierto que le bastaba hablar con ella para perder la cabeza. Se convencio de que lo unico que necesitaba era pasar un par de horas alejado de ella para poder pensar con claridad.

Tomo su telefono movil, llamo a la sala de belleza del hotel e hizo reservas para los dos. En cuanto termino la comunicacion, respiro aliviado, seguro de que otra vez volvia a tener la situacion bajo control.

Unos segundos despues, Jilly regreso a la mesa y se sento junto a el.

– Tengo algo que contarte-anuncio Matt.

Ella lo miro con malicia y comento:

– Me pregunto si sera una historia tan graciosa como la de aquel dia en que se te cayo la nueva cana de pescar de tu jefe al mar.

– Sabia que no tendria que haberte contado esa anecdota -protesto el-. Esta bien, lo admito, como pescador soy un autentico desastre. Pero puedo argumentar en mi defensa que el mar estaba revuelto y que la cana se me

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