antes de que se volviera completamente loco. Tenia que llenar su cabeza con algo mas que el pensamiento de que ella habia agarrado sus tripas y las habia retorcido.

Sin pausa, paso junto a su puerta y se dirigio a su propia habitacion. Se quito la chaqueta, se sento en el sofa en frente de la chimenea y se cambio las botas de esqui. Incluso de ninos, siempre habia habido algo sobre Brina. Algo que tiraba de el. Algo que se metia en el y le hacia querer agarrar su pelo con las manos y enterrar la cara en su cuello. La otra noche penso que no sentia nada por ella, pero estaba equivocado. Esa manana penso que podria besarla y tocarla, quizas hacerle el amor. Nada complicado. Solo dos personas que solian conocerse de ninos, y se juntaban de adulos para pasar un buen rato. Solo un hombre y una mujer que querian darse un poco de placer mutuamente.

Habia vuelto a estar equivocado. No eran solo un hombre y una mujer. Ellos eran Thomas y Brina y como en alguna memoria preprogramada, su cuerpo respondia como si volviera a tener diecisiete anos, cuando la queria tanto que pensaba que podria morir. Solo que ahora era peor. Cuando la sostuvo junto a el contra aquel arbol y contemplo como sus ojos pardos se volvian grises de pasion, habia pasado de quererla a directamente necesitarla.

Thomas cogio sus esquis y salio al pasillo. Lo ultimo que queria era necesitar a Brina MacConnell.

5

Brina parpadeo en la oscuridad mientras miraba el reloj que tenia junto a la cama. Las 10:30 de la noche. Se habia perdido el banquete y el tour por su antiguo colegio. No pasaba nada, pero queria encontrar a Karen Jhonson y a Jen Larkin antes de la ceremonia de premios y asegurarse de que tenia a alguien con quien sentarse y no parecer una completa solitaria.

Se aparto el pelo de la cara y se sento en el borde de la cama. Despues de que Thomas la dejara en el hotel, se cambio de ropa y volvio a bajar al vestibulo. Karen y Jen estaban a punto de irse de compras por las tiendas del pueblo asi que Brina se unio a ellas y compro una camiseta de Gallinton para remplazar a la vieja que usaba para dormir. Paso un buen rato hablando sobre el pasado con chicas con las que tenia algo en comun. Chicas de la banda. Chicas del club de economia domestica. Chicas lerdas que no sabian esquiar.

Ayudo a Karen a comprar ropa para el bebe que iba a tener y se detuvieron a ver la antigua estacion de bomberos que habia sido renovada. Se mantuvo ocupada, distrayendo su atencion en las compras por lo que no penso demasiado en Thomas. Bueno, al menos no cada minuto que pasaba.

Cuando regreso al hotel, cogio el equipo de esqui que alquilo esa manana. No tenia sentido conservarlo cuando no planeaba esquiar mas. Mientras hacia fila para devolver el espantoso traje azul de esqui, unas risas desviaron su atencion de la tienda de alquileres al salon. Sentados junto a un gran fuego y con una imagen acogedora, como si fueran los mejores amigos, estaban Holly, Mindy Burton y Thomas.

Mientras ella esperaba en la tienda de alquiler, con el estomago revuelto y sosteniendo el traje en el que Thomas habia introducido sus manos, este coqueteaba con otras mujeres.

Observo como Thomas se inclinaba y le decia a Holly algo al oido y sintio un pinchazo en el corazon que le hizo mirar hacia otro lado. El la habia dejado para estar con Holly y sus amigas y eso dolia mas de lo que era posible.

Despues de devolver el traje, se fue a su habitacion diciendose a si misma que no le importaba. Sus ojos se humedecieron de todas formas, y lo peor era que su corazon no escuchaba razones. Encendio la television y vio un poco de las noticias locales antes de prepararse para los eventos preparados para esa tarde. Se tumbo mirando al techo mientas oia un reportaje sobre alguna estupida asamblea en el ayuntamiento y se quedo dormida. Desafortunadamente, tuvo una pesadilla sobre Thomas y Holly, felices, riendose, juntos. Ahora que estaba despierta, penso en regresar a la cama. Volver a ver a Thomas con Holly podria matarla.

La luz de la television iluminaba la habitacion mientras trataba de imaginar que estaria pasando en el banquete que de abajo. Se, ver a Thomas con Holly la mataria, pero quedarse en su habitacion imaginandose lo peor tambien lo haria.

Sintiendose vacia y sin nada que se pudiera confundir con entusiasmo, Brina se ducho por segunda vez ese dia. Cuando salio estaba vestida con unos vaqueros y una camiseta de manga corta. Las palabras Calvin Klein escritas en plata sobre sus pechos. Se puso un cinturon de cuero y las botas de lana que habia llevado antes. No estaban a la moda, pero le mantendrian los pies calientes cuando saliera a ver el espectaculo de fuegos artificiales que cada ano el hotel hacia a medianoche.

Se seco el cabello y lo trenzo. Se maquillo un poco para sentirse mejor, mas que para estar bien ante cierto hombre en particular. Se coloco unos aros de plata en las orejas y aplico un poco de gomina brillante en el pelo. Parecia bajita, pero estaba bien.

Antes de salir, cogio el abrigo que se habia traido de casa y cuando llego a las escaleras ya eran las once y media. Paso de largo por la sala de baile donde la reunion habia tenido lugar la noche anterior. Esa noche el hotel ofrecia su fiesta anual de noche vieja y la reunion se habia trasladado al final del pasillo, a una gran sala de banquetes.

Atraveso la puerta y penso quedarse por el fondo no sea que se decidiera a efectuar una silenciosa salida.

La voz de Mindy Burton flotaba por la habitacion desde donde estaba, al lado de un gran podio con pequenos trofeos.

– … y nuestro proximo premio es para la pareja con mas hijos. Es para Bob y Tamara Henderson. Tienen siete -dijo Mindy poniendo un voz feliz, como si tener siete pequenajos en diez anos fuera una de las siete maravillas del mundo. Todo el mundo aplaudio a los organos reproductores de Bob y Tarama, y Brina penso que quizas fuera solo ella y su espeluznante humor pero creia que dar a luz no era algo tan inusual como para merecerse un premio. Era mas bien, como si los del comite de la reunion fueran tan necios que tuvieron que pensar razones estupidas para dar a sus amigos un trofeo. Lo siguiente probablemente seria el premio al pelo mas castano.

Dejo que su vista vagara por la sala, buscado a Karen y a Jen, pero por supuesto, localizo a Thomas primero. Y por supuesto estaba sentado en una mesa rodeado de mujeres. Y como si sintiera su mirada sobre el, la miro y se le levanto despacio de la silla.

Mientras Mindy anunciaba al siguiente ganador, Brina vio como Thomas se dirigia a ella. Tenia la cara bronceada por el sol y los labios un poquito secos. Llevaba unos Levi's destenidos, un sueter blanco de algodon con cuello marinero y una simple camiseta blanca debajo. Y con cada una de sus pasos, el corazon de Brina se aceleraba un poquito. Y cuanto mas se aceleraba su corazon, mas enfada se ponia, y cuanto mas se enfadaba, menos le preocupaba si su enfado era irracional. La beso y toco como si ella hubiera significado algo para el y luego la abandono haciendola sentir como si no lo fuera. Le hizo cuestionarse sus motivos y los de el. Se sintio insegura e incierta. Algo que le pasaba desde el instituto.

Thomas no le debia nada, se recordo a si misma. Ella no le debia nada. Era un extrano. Eran extranos. Ya no lo conocia.

Solo que no parecia un extrano. Cuando le miraba a sus familiares ojos azules, sentia como si hubiera regresado a casa. Reconocia su alma. Thomas era la unica persona viva con la que ella compartia ciertos recuerdos que le podian hacer llevar una sonrisa a los labios, atragantarse o encogersele el corazon.

El era el unico que conocia todas las inseguridades de su ninez y que en sexto curso habia rezado para tener una muneca «Tarta de Fresa».

– Hola -le dijo mientras se ponia en frente de ella-. ?Acabas de venir de alguna parte?

– Si, de mi cuarto.

Mindy anuncio el premio para la persona que habia cambiado menos y Thomas espero a que los aplausos cesaran antes de volver a preguntar.

– ?Has estado en tu cuarto todo la noche?

– Si.

– ?Sola?

Lo sabia. Despues de lo que paso esa tarde, el se pensaba que era una promiscua y por supuesto habia tenido que admitir lo del sexo extravagante en el Rose Garden, lo que no ayudaba a su imagen.

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