hacer cohetes con las cabezas de las mechas. O quizas estaba por alli, preparado para ver el espectaculo con alguien mas.

– ?Brina!.

Se asomo un poco mas por la barandilla y saludo a Mark, estaba con un grupo de amigos, incluida Holly. Se sorprendio un poco al ver que Thomas no estaba con ellos.

– Ven aqui -le dijo-, tenemos aguardiente para mantenernos calientes.

La ultima vez que bebio aguardiente, tuvo resaca durante tres dias.

No, estoy bien aqui.

Un minuto -aviso el lider de la banda.

Un poco inestable, Mark le rogo.

– Por favor, Brina, baja o tendre que ir a por ti.

Brina paseo la mirada de Mark a Holly, la cual no se molestaba en esconder que estaba molesta por algo.

– Oh, esta bien -dijo Brina. Y se aparto de la barandilla. Antes, no le hubiera importado que la invitaran para estar con esas personas y le habria encantado buscar una oportunidad para molestar a Holly, pero ahora no le importaba.

– Veinte segundos.

Dio un paso atras y se tapo las congeladas orejas con las manos enguantadas. No tenia ninguna intencion de encontrarse con Mark y los otros. Queria verlo justo desde donde estaba.

La cuenta atras empezo en el quince y sobre el diez un solido cuerpo se presiono junto a su espalda y unos fuertes brazos la envolvieron por la cintura. Brina miro por encima de su hombro preparada para golpear a George Allen si fuera necesario, pero bajo las manos cuando contemplo la oscura cara de Thomas.

– Sabia que te encontraria aqui afuera -le dijo al oido.

No tuvo que preguntarle como lo sabia. El tambien recordaba todos aquellos anos cuando estaban en el otro lado, preguntandose como seria la vista desde la cubierta y jurando que algun dia tendrian el dinero para estar justamente donde estaban ahora.

La cuenta atras continuo, tres… dos… uno… Desde la pista de esqui, la primera tanda de fuegos artificiales hizo temblar el suelo y la banda toco «Auld Lang Syne [5]» A la vez Thomas bajaba su cara y presionaba su fria boca contra la suya. Mientras destellos rojos, blancos y dorados explotaban en el oscuro cielo, Brina tambien sintio como su pecho estallaba. Su corazon se expandio latiendo locamente contra su esternon y mando sangre a su cabeza.

Los labios de Thomas eran abrasivos y sabian a hielo y whisky. Penso que deberia apartarse de el. Estaba enfadada con el y tenia derecho a su furia, pero el arranque de furia que le pedia decir «?no!», desaparecio rapidamente, y despues de todo, razono, era solo un beso de ano nuevo.

Brina se giro en el abrazo, el la puso de puntillas con el brazo con el que le rodeaba la espala y poso su fria mano en su igualmente fria mejilla. Sus labios se abrieron y ella cerro los ojos. La fria noche enfriaba la cara y las orejas, pero dentro de sus bocas, la caliente lengua de Thomas acariciaba la suya. El beso continuo durante toda «Auld Lang Syne».

Un escalofrio le recorrio la espalda e hizo que se le encogieran los pechos y ninguna de las dos cosas tenia algo que ver con el aire frio que los rodeaba.

Thomas malinterpreto el escalofrio y se aparto preguntando.

– ?Tienes frio?

Ella no quiso admitir que era el beso lo que la habia dejado temblando, asi que asintio.

– Se de un sitio mas caliente donde podemos ver el espectaculo -dijo tomandola de la mano.

– ?Donde?

– Ya lo veras cuando lleguemos.

La guio por el hotel entre el confeti y las tiras de papel de colores que adornaban la sala.

Ella confiaba y le seguiria a cualquier parte pero cuando entraron en el vacio ascensor empezo a sospechar sobre a donde iban a ir y no le gusto.

Cuando pulso el boton del tres, no pudo mas que sentirse decepcionada. Lo que tuvo lugar esa tarde fue un error, el cual no planeaba repetir.

– No veremos nada desde mi habitacion -dijo mirandole a la cara, iluminada por los fluorescentes del ascensor.

– Por eso no vamos a ir a tu cuarto.

– Oh.

Las puertas se abrieron y salieron al pasillo.

Brina le siguio, dejando atras su habitacion y se dirigieron a la ultima puerta de la izquierda. El saco una tarjeta del bolsillo y abrio la puerta. Desde donde estaba, Brina podria ver muy poco, la habitacion estaba completamente a oscuras, excepto por los flashes de luz que venian de fuera de la ventana e iluminaban un poco.

– No creo que esto sea una buena idea -dijo sin moverse. Tenia miedo de entrar en la habitacion y que el asumiera que queria correr a la cama. Habia muchas razones por las que el sexo con Thomas no era buen idea. Y en la parte de arriba de la lista estaba el como se sentia hacia el, y no estaba segura de lo que el sentia por ella.

– ?Por que no?

– Porque… -paro un segundo, tratando de pensar en la frase correcta que necesitaba decir, pero como no podia pensar en nada, le solto la verdad-. No quiero que pienses que voy a tener sexo contigo. Despues de hoy, probablemente asumiras que hago ese tipo de cosas todo el tiempo, pero no lo hago.

?Jesus! -dijo-. Primero, nunca asumi que lo hicieras. Segundo, te invite aqui porque pense que te gustaria ver el espectaculo sin congelarte los dedos de los pies, y tercero, te debo media botella de champan y pense que quizas la quisieras -se detuvo un segun y anadio-: Podemos volver abajo si te sientes incomoda.

Se sentia estupida.

– No, me gustaria quedarme.

Sin encender las luces, Thomas la cogio de la mano. La puerta se cerro tras ellos y la guio a traves de los muebles hacia la ventana.

– Wow -dijo mientras se quitaba los guantes y los guardaba en el bolsillo-. Esta es un poquito mas grande que mi habitacion.

El se movio detras de ella y la ofrecio ayudarla a quitarse el abrigo y cuando hablo su voz parecia suspendida en la oscuridad.

– La mejor parte es el jacuzzi, entran seis personas, creo. Deberias echarle un vistazo.

Se alejo con su abrigo y Brina no pudo dejar de preguntarse si el se referia a que debia echarle un vistazo en el sentido de verlo o de saltar dentro, sola o con el. O si estaba dando por sentado bastante mas de lo que decia.

La atencion de Brina se volvio a centrar en los fuegos que estallaban en el cielo abriendose como paraguas y cayendo como lluvia hacia la nieve que habia debajo. Observarlo desde este lado del hotel era mucho mejor que hacerlo desde el aparcamiento.

El corcho del champan hizo un ruido al descorcharse y Brina miro por encima de su hombro hacia el bar.

– Creo que definitivamente tienes el mejor asiento de la casa, Thomas.

Pudo oir su suave risa mientras se acercaba silenciosamente.

– Si, es bastante mejor que congelarnos como soliamos hacer.

Le ofrecio una copa.

– Feliz ano nuevo, Brina.

– Feliz ano nuevo. -Se llevo la copa a los labios y le miro por encima del cristal. Las luces rojas iluminaban su rostro y su sueter blanco-. Debes estar orgulloso de ti mismo -dijo y bebio un trago.

– ?Por que?

– Porque siempre dijiste que tendrias un millon cuando tuvieras treinta anos. Y supongo que lo hiciste.

– Si, lo hice -se bebio todo lo que le quedaba en la copa mientras una explosion sonaba en el aire, haciendo que vibrara el suelo bajo sus pies-. He conseguido mucho dinero, Brina -dijo cuando la noche volvio a quedarse en

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