salvo de su mirada, de la vision de ella banandose en el mar, del sonido de su voz, del olor de su cabello mecido por la brisa. Cada vez le resultaba mas dificil tener las manos quietas y acordarse de por que debia hacerlo.
Con los prismaticos en la mano, Max abandono la cabina y se encamino hacia el puente, arrastrando la silla detras de si. Aunque Lola todavia se encontraba en la plataforma de bano,
– ?Que necesitas? -le pregunto.
Pero
No, no la utilizaria para senalar su posicion a otro barco por mucho que Lola lo hiciese enloquecer. Pero podria resultar util cuando se acercaran a Bimini.
Sindrome de Estocolmo. Lola decidio que
– ?Quitate de ahi,
Max calculo algo con el sextante y trazo otra linea. El sol se habia puesto hacia una hora y los motores estaban en marcha otra vez. La luz de la lampara iluminaba el pelo de Max y las orejas del perrito.
Lola no sabia que pensar acerca del afecto que
Se levanto y se dirigio a la cocina.
– ?Tienes idea de donde nos encontramos? -pregunto cuando se acerco a la mesa. Max levanto la vista por un momento.
– Aqui -dijo por toda respuesta, y senalo un punto en el mapa.
Lola no podia creer que tuviese que tirarle de la lengua otra vez para sacarle informacion elemental.
– ?Donde es «aqui»?
– Unos nueve kilometros al sureste de Bimini.
– ?Cuanto tardaremos en llegar?
– No lo se. Hoy no hemos avanzado mucho.
Max cogio la pistola de bengalas, una carpeta y un tubo de Super Glue.
– ?Que vas a hacer?
Esta vez, Max ni se molesto en alzar la vista.
– Voy a construir una radio, como me pediste.
Sin una palabra mas, alcanzo unos prismaticos nuevos que habia encontrado por ahi y se los lanzo a Lola.
– Haz algo util.
Vale, algo lo habia puesto de mal humor, asi que Lola penso que mas valia despejar la zona. Con los gemelos en la mano, salio, se aparto de la luz que banaba la cubierta de popa y se interno en la oscuridad. El cielo estaba plagado de estrellas. Lola miro alrededor hasta que localizo la Osa Mayor. El viento le revolvia el pelo, y ella se lo recogio dentro del cuello de la blusa.
Con los prismaticos observo el oceano Atlantico. Max no solo estaba de mal humor, sino que era evidente que la evitaba. Lo cual no dejaba de tener su ironia. El dia anterior era ella quien rehuia su presencia.
Parecia que Max se encontraba siempre en el extremo opuesto del yate. Al principio, Lola creyo que era porque ella se estaba banando y el queria respetar su intimidad, pero cuando ella ya se habia vestido y se habia topado con Max en la proa, el se habia limitado a darle los prismaticos y a alejarse sin decir ni pio.
En la plataforma de bano, Max se habia quitado la ropa y, con reflejos del sol en el negro cabello, se habia lanzado al mar. Lola se habia sentado a proa con las piernas colgando por la borda y, sujetando los gemelos en una mano, habia estado observandolo mientras el nadaba alrededor del
La brisa batia el chal contra sus piernas y un escalofrio le recorrio el cuerpo. Echo una ojeada a babor por los prismaticos, por encima de la espuma blanca de las olas. El yate cabeceaba sobre las olas y, por una fraccion de segundo, le parecio divisar un destello. El corazon le latia con fuerza mientras esperaba a que el destello apareciese otra vez. Pasaron unos largos segundos hasta que volvio a verlo.
– ?Max! ?Max, ven! iCreo que he visto algo! -grito. No queria ir a buscarlo por miedo a perder de vista la luz. Max no aparecia, asi que grito de nuevo, mas alto-: ?Max, ven! ?Corre!
– ?Dios santo! -exclamo el al salir de la cocina-. ?Que quieres?
La luz volvio a brillar.
– Veo algo. Veo una luz.
– ?Estas segura?
– Estoy segura.
Max se coloco detras de ella, rozandole la espalda con el pecho. Cogio sus prismaticos y se los llevo a los ojos.
– ?Donde?
Lola ya no alcanzaba a verla, pero levanto el brazo y senalo.
– Justo ahi delante. ?La ves?
– No.
– Fijate bien. Esta ahi.
Por unos momentos, solo se oyo el sonido de las olas que rompian contra el barco.
– Ah, si -dijo Max de pronto-. Ahi esta.
– ?Que es?
– No esto seguro. Esta demasiado lejos. Podria ser un barco. O una boya. -Max hizo una pausa tan larga que a Lola le entraron ganas de gritar. Finalmente, agrego-: Se mueve, asi que no es una boya.
– ?Que hacemos?
– Nada.
– No puedes hablar en serio. ?Tenemos que hacer algo!
Max bajo los prismaticos y la miro a los ojos en la oscuridad, pero no dijo nada.
– Por favor, Max. Haz algo.
El continuo mirandola y Lola estaba a punto de rogarselo de nuevo cuando le ordeno:
– Ve a buscar las bengalas que quedan en la caja. La pistola esta encima de la mesa. -Y con calma, anadio-: Enciende todas las luces que encuentres.
Max se mostraba calmado, mientras que Lola estaba histerica. Corrio hasta el armario y cogio las tres bengalas que quedaban. Encendio las luces del camarote y los dos banos. Al regresar, recogio la pistola de la mesa de la cocina.
– ?Esta ahi todavia? -pregunto sin aliento, como si hubiera corrido durante una hora.
– Si, pero necesitamos que se acerque un poco mas.
– ?Cuanto?
– Tanto como sea posible.
Lola tenia la boca seca y se paso la lengua por los labios.
