verdad.
– Lo se -Max poso su mano sobre la de ella y le dio un apreton suave.
– Hablame. Mientras oigo tu voz se que estoy viva y tengo menos miedo.
En las situaciones mas dificiles Max preferia el silencio, pero si hablar la ayudaba, estaba dispuesto a hablar hasta quedarse afonico. Se lo debia.
– ?Que es lo
– Llamar a mama y papa. Se que estaran locos
– ?Como piensas hacerlo?
– Contratare a alguien para que chantajee a Sam y la obligue a cerrar esa pagina web.
Max penso que probablemente existian formas mas directas de hacerlo
– ?Y tu? -pregunto ella-. ?Que es la primero que vas a hacer?
– Comerme unas buenas costillas.
– ?Antes de llamar a tu padre?
– Mi padre murio cuando yo tenia veintiun anos.
Lola se quedo en silencio y se oyo el martilleo de la lluvia contra la puerta y las ventanas.
– Lo siento, Max. ?Como murio?
– Era alcoholico. Y creeme, no es una buena forma de morir.
Su padre era la persona a quien Max habia tratado mas desesperadamente de salvar. Lo habia intentado y habia fracasado, y Max no necesitaba que un psiquiatra lo analizara y le explicase por que vivia de la forma en que vivia, por que arriesgaba la vida por gente a quien no conocia y por un gobierno que lo utilizaba segun sus propias necesidades. El ya lo sabia.
– Se lo que las drogas y el alcohol pueden hacer a las personas -dijo Lola interrumpiendo sus pensamientos-. Se que a veces no hay nada que uno pueda hacer para ayudar.
Max se rio con mas amargura de la que pretendia.
– Dios sabe que lo intente, pero nada de lo que hice cambio el final. Cuando yo era pequeno, el pasaba la mayor parte del tiempo borracho. Es una forma de vida dificil para un nino.
– ?Que hacias tu cuando el bebia?
– Esos son recuerdos tristes ahora -murmuro Max. Recuerdos de los que no le apetecia hablar, ni con ella ni con nadie. Max tomo la mano de Lola, enfoco la palma de su mano con la luz de la linterna y se la acaricio con el pulgar. En ese momento, el yate se escoro a estribor y Max le apreto la mano con fuerza.
– Jugaba mucho con los ninos del barrio -dijo-. Cuando fui lo bastante mayor, me aliste en la Marina.
– ?Por que la Marina?
Max sonrio en la oscuridad.
– Me gustaba el uniforme. Pense que ligaria mas si llevaba uniforme.
Una vez que se hubo alistado, fijo su meta en Little Creek y el programa de las Fuerzas Especiales. Parecia hecho a medida para el. Mientras estaba en la Marina, se licencio en ciencias politicas y empresariales y fue seleccionado para ingresar en el National War College, en MacNair. Cuando estaba apunto de ascender a capitan de corbeta, le habian obligado a retirarse.
– ?Funciono?
– Si. -Max se llevo la mano de Lola a los labios y le beso los nudillos. Luego la miro a los ojos. La luz proyectaba sombras en su pelo y sobre su nariz-. Ya te dije que soy un chico encantador.
Lola sonrio debilmente.
– Seguramente menos de lo que te crees.
Max le paso la punta de la lengua entre los dedos.
– Tienes suerte de que no pueda mostrarte cuan encantador puedo llegar a ser -murmuro sobre la piel humeda.
La respuesta de Lola fue interrumpida por un violento cabeceo del yate y por el impacto de una ola contra las ventanas que inclino el yate con fuerza hacia babor. Max solto la mano de Lola y afianzo los pies en el suelo, pero resbalo. O las bombas de achique no funcionaban o no daban abasto. El
– Lola -empezo Max mientras se arrodillaba a su lado-. ?Cuanto tiempo puedes aguantar la respiracion?
– ?Por que?
– ?Cuanto tiempo?
– Quizas un minuto.
– Si el yate vuelca no se hundira enseguida. Tendras que encontrar una bolsa de aire y buscar por donde salir. La puerta de la cocina puede estallar y las ventanas pueden romperse: debes salir por donde te resulte mas facil. Llevas puesto el chaleco salvavidas, asi que en cuanto salgas del yate saldras a flote.
– ?Vamos a volcar?
– Es una posibilidad. El problema es que el yate se esta colocando en posicion perpendicular al viento y a las olas. La mayor parte de las olas nos golpea por babor. Lo que tienes que recordar es no dejarte llevar por panico.
– Demasiado tarde.
– Lo digo en serio. Cuando esto se llene de agua, sera la situacion mas dificil de tu vida, pero no puedes darte por vencida por miedo. Tienes que salvarte. Y no te salvaras si te dejas llevar por el panico.
Lola tenia el pecho agitado por la respiracion.
– ?Y tu?
– Estare justo detras de ti. Cuando lleguemos a la superficie, desplegare la balsa y subiremos a ella. -Max se guardo sus recelos acerca de la balsa.
– ?Y
Probablemente estaba en la cierto, y como si
– Me asegurare que el perro sobreviva -solto Max antes de poder contenerse.
Lola se incorporo y, visiblemente harta de que el cabeceo del yate la derribase, se deslizo hasta el sofa y apoyo la espalda en el.
– Gracias, Max.
Ese «gracias» se le clavo en el pecho como un cuchillo para pescado, y Max tuvo que desviar la mirada. Si no fuera por el, ni Lola ni su perro se encontrarian en peligro de perder la vida. Estarian en casa, a salvo en una cama mullida. Quiza Lola estaria disenando sujetadores en suenos.
– Lola, siento mucho haberte metido en esto -dijo.
– Yo tambien. Y yo siento haber destrozado el puente. De verdad que lo siento mucho.
El tono de autorreproche de Lola le clavo mas hondo el cuchillo en el pecho. Esa era una de las cosas que le gustaban de Lola, que no eran pocas. Le gustaba mas de la que estaria dispuesto a reconocer jamas. Max agarro a
– Para ser una mujer, estas bastante bien.
– ?Eso es un cumplido?
Max se fijo en su rostro, en la luz que le caia sobre el menton y sobre los labios generosos.
– Solo es una constatacion.
– Mejor, porque no me ha parecido tan encantador como lo que aseguras que puedes llegar a hacer. -La proa se elevo y Lola resbalo hacia el-. Para ser un Steven Segal de pacotilla, tu tampoco estas mal.
Max solto una carcajada seca y forzada.
