Max abrio la bolsa de plastico y dejo caer el bolso al lado de Lola.
– Vamos, Lola -ordeno, estropeando ese momento.
– ?No podemos sentarnos un poco para disfrutar el regreso a tierra firme?
– No. -Max abrio la bolsa de lona y le dio el chal-. La luz del sol quema.
– ?Quien eres? ?John Wayne? -Lola escurrio el agua del vestido la mejor que pudo y luego se envolvio con el chal-. Y tu tienes que cortarle las alas acuaticas a
– ?Las que?
– El poliestireno.
– Ven aqui,
– ?Como la has hecho? -Lola sostuvo al perro mientras Max le quitaba los trozos de poliestireno de los costados-. Nunca viene a la primera cuando yo la llamo.
– Sabe que yo soy el perro dominante -contesto Max.
Su cabeza inclinada rozo la nariz de Lola. El pelo se le habia rizado y olia a el, una mezcla de jabon, mar y Max. El levanto la vista hasta los labios de Lola y sus manos se detuvieron. Por un momento, Lola entrevio el deseo en esos bonitos ojos azules. Penso que el iba a besarla y levanto la mano para enredar los dedos en su cabello. Pero el aparto la mirada y ella volvio a bajar la mano. Estaba decepcionada y confundida. Despues de todo la que habian pasado juntos la noche anterior, sus sentimientos hacia el se habian hecho mas profundos. Lola admiraba su fortaleza; no solo la fortaleza fisica que la impulsaba a confiarle su seguridad y la de
Lola no lo amaba, pero Max tenia muchas cualidades admirables. No, no lo amaba, pero cuando la miraba como si se la fuera a comer, el estomago se le encogia y su mente fantaseaba con la forma que tendria su trasero bajo los tejanos.
– Se un buen chico ahora -le dijo mientras Max le quitaba el resto de la cinta-. Eres un perro muy valiente -lo felicito una vez que quedo liberado de las alas.
Max murmuro algo en espanol mientras tiraba la bolsa de plastico poliestireno dentro de la bolsa de lona. Por el tono de voz, Lola dedujo era mejor no pedirle que lo tradujera. Los tres iniciaron la marcha en direccion a la densa arboleda.
– ?Hacia donde nos dirigimos? -pregunto Lola mientras se cambiaba a
– Hacia arriba -fue toda la informacion que le dio Max.
Lola lo siguio y pasaron entre dos palmeras. En pocos minutos se encontraron rodeados por la vegetacion y tuvieron que caminar en fila. Unos recios helechos rozaban las pantorrillas de Lola. Max se detuvo varias veces para tenderle la mano.
– Crei que sabia que tu eras el perro dominante -le recordo Lola mientras Max cerraba el bolso a medias.
Max fruncio el ceno y miro con dureza a
– Tu perro tiene un grave problema de oido.
Lola ni siquiera intento disimular la sonrisa.
– O quiza no seas el perro dominante.
– Querida, no hay ninguna duda acerca de quien es el perro dominante aqui.
– Aja. Quiza yo sea el perro dominante.
Max se aparto un poco y se enjugo el sudor de la frente con el dorso de la mano.
– Se que te gustaria creer que lo eres, pero no tienes el equipo necesario para ser el perro dominante.
Lola no creia que se refiriese al equipo que llevaban en la bolsa de lona. Era tan pretencioso y tan machista.
– ?De que equipo se trata? -pregunto con una risotada.
– Creo que ambos lo sabemos. -Max le paseo la vista por los botones del vestido, por encima de los pechos y hasta por el manojo de fresas estampadas encima de la ingle-. 0 quiza necesitas que te lo ensene -anadio con un brillo de picardia en los ojos azules.
– Paso.
Max: se encogio de hombros, como diciendo «tu te la pierdes». Ambos empezaron a subir entre arbustos de guayaco de pequenas flores purpura y Lola se pregunto que haria Max si ella le metiese la mano en el bolsillo trasero y le permitiera atraerla hacia si. Los pajaros tropicales cantaban y se llamaban entre ellos por encima de sus cabezas. Llegaron a un pequeno arroyo que Max cruzo primero.
– Quedate ahi -le indico. Deposito la bolsa de lona en el suelo y regreso a ayudar a Lola, con un pie a cada lado del riachuelo. Lola habria podido cruzarlo sola, pero cuando el le tendio la mano, ella se la dio tal como habia hecho la noche anterior y esa manana. Cuando las palmas de las manos entraron en contacto, un cosquilleo le subio por la muneca. Lola salto el arroyo y Max clavo los ojos en ella. Ahi estaba otra vez: ese oscuro deseo en los ojos luminosos y azules que no podia ocultar. Un anhelo que despertaba pasion en lo mas profundo del estomago de Lola.
Max le solto la mano y miro a otro lado.
– ?Te pesa el perro?
– Un poco.
Max agarro el bolso de Lola y se lo colgo a la espalda. A continuacion recogio la bolsa de lona y echo a andar de nuevo. Lola deseo tener una camara para hacerle una foto a Max transportando el bolso con
Max coloco su pesada mano encima del perro.
– Si me obligas a perseguirte otra vez,
Bueno, quiza no fuese un gatito, pero tampoco era el tipo malo por el que queria hacerse pasar.
Tardaron diez minutos mas en llegar a la parte mas alta de la isla, una explanada impresionante en la que crecian muchos pinos caribenos y una rica vegetacion. Se dirigieron a uno de los extremos y miraron hacia abajo. La parte posterior de la isla parecia menos hospitalaria que la parte delantera, con sus abruptos acantilados y laderas verticales. Pinos y palmeras. No habla ningun Club Med. No habia ninguna celebridad descansando en su isla privada. Solo kilometros de oceano y un cielo infinito.
Se abrieron paso entre los matorrales hasta el centro de la explanada y descubrieron una laguna. La fuente de agua fresca se encontraba rodeada de pinos y hierba alta. El agujero tenia unos quince metros de diametro y la superficie del agua se rizaba bajo la brisa.
Max deposito el bolso y la bolsa de lona en el suelo, y
– ?Joder, esta fria! -exclamo mientras Lola se sentaba a su lado.
De la bolsa de lona, Lola saco una cantimplora que habian llenado agua del grifo.
– ?Tienes idea de que hacer ahora? -le pregunto.
Todavia tenia la parte trasera del vestido y el corpino mojados, asi que dejo caer el chal a la altura de la cintura con la esperanza de que la brisa la ayudara a secarse.
– Exploraremos un poco mas y luego encenderemos una buena hoguera. Despues de la tormenta de anoche,
