– Steven Segal es un mariquita.

– ?Por que sabia que ibas a contestar eso?

Lola le tomo de la mano otra vez y se la sujeto con firmeza. Cuando reposo la cabeza sobre su hombro, Max acerco la cara a su pelo. Olia a flores y a agua de mar, como un jardin al lado de la playa.

Lola Carlyle no era como el se habia imaginado esa noche, cuando encontro su carne de conducir. No era una mujer frivola ni histerica. No era una modelo consentida cuya unica cualidad era el aspecto que ofrecia en tanga. Era muchisimo mas que eso. Era una persona que se enfrentaba a sus miedos y que era mas valiente que muchos hombres que Max habia conocido. Era una superviviente, eso si, una superviviente de piel muy fragrante. Era una luchadora.

Lola estaba terriblemente asustada. Max lo notaba en el modo en que le apretaba la mano. Aun asi, controlaba su miedo. Max, que habia conocido a mucha gente que no era capaz de eso, no podia menos que apreciar y admirar la fortaleza de Lola.

El Atlantico continuaba azotando el Dora Mae. En la oscuridad del interior del yate, Max sujetaba la mano de Lola y escuchaba el sonido de su voz, que saltaba de un tema a otro. Le hablo de su negocio, de su familia, de cuando expulsaron a Baby de la escuela para perros. Y a cada momento, el cuchillo en el pecho se le hundia con mas fuerza. Cada vez le costaba mas no tomarla entre sus brazos y hundir su rostro en su cuello. Por mucho que intentase evitarlo, cada contacto, cada sonido de su voz y cada suspiro de ella penetraban en su corazon.

El barco se escoraba a babor y en mas de una ocasion Max penso que ya no recuperaria la posicion. Mantuvo la mano de Lola entre las suyas mientras el viento aullaba. Eso fue todo. Solo la mano de Lola entre las suyas. El tacto de su calida palma le resultaba mas intimo que las innumerables ocasiones en que habia hecho el amor con una mujer. Continuo sujetando esa mano hasta que los vientos se aplacaron y el mar se calmo. Entonces la estrecho en sus brazos mientras ella se dormia con la cabeza reclinada sobre sus costillas doloridas.

Cuando los primeros rayos de sol penetraron al fin por las ventanas, Max la tendio en el suelo, le coloco un cojin debajo de la cabeza y salio a comprobar los danos que habia sufrido el barco.

Por segunda vez desde que habia puesto un pie en el Dora Mae, Lola se desperto despues de pasar una noche infernal convencida de que iba a morir. Oyo que la puerta de la cocina se abria y se incorporo apoyandose en los codos. Lo primero que noto fue la absoluta falta de movimiento. El yate estaba inclinado hacia la izquierda, pero totalmente quieto. La luz del sol entraba por las ventanas y daba en los hombros de Max, que estaba de pie en la puerta. Ya no llevaba puesto su chaleco salvavidas.

Lola se puso de pie y echo un vistazo a Baby, que estaba dormido en el sofa. Se quito el chaleco salvavidas, la tiro al suelo y siguio a Max al exterior. Se protegio la vista con una mano y miro a la luz matutina. A unos cien metros se abria un paisaje de arena dorada, palmeras imponentes, acantilados recortados y vegetacion espesa. Algunas palmeras y pinos caribenos, derribados por la tormenta, se encontraban medio sumergidos. El Dora Mae habia embarrancado en una bahia poco profunda de aguas turquesas.

– ?Donde estamos?

– No lo se.

– ?Crees que hemos llegado a una isla? -se pregunto en voz alta-. ?O quizas a la punta de Florida? -anadio, con esperanza.

Max senalo los acantilados y los penascos que habia a su izquierda.

– Eso no parece Florida. -Max tambien se puso la mano sobre los ojos, a modo de visera-. Se supone que hay setecientas islas en las Bahamas. Creo que hemos llegado a una de ellas.

– ?Crees que puede haber un Club Med al otro lado? O, a la mejor, es una de esas islas remotas que pertenecen a algun rico y farnoso.

Max bajo la mano con que se protegia la vista.

– Quiza de alguno de tus amigos.

Ella no tenia amigos que fueran propietarios de islas.

– Solo hay una manera de averiguarlo.

Max se dirigio a la plataforma de bano y, una vez alli, ato con una cuerda el bote salvavidas a la parte trasera del yate. Max tiro de una cuerda de nailon unida al bote y este se hincho en cuestion de segundos. Con la misma rapidez, el aire silbo por varios puntos y unas burbujas subieron a la superficie desde debajo del bote.

– ?Mierda!

Max cruzo los brazos y fruncio el ceno. El bote se hundia a ojos vistas.

– Bueno, supongo que fue una suerte que no tuvieramos que abandonar el barco ayer por la noche. No queda mas remedio que nadar. -Max se volvio hacia Lola y anadio-: ?Crees que seras capaz?

– Si.

Lola no tenia intencion de dejarse llevar por el panico ni de hiperventilar, asi que estaba segura de que podria nadar hasta la playa.

Juntos, reunieron comida y el equipo necesario para explorar la isla. Lola se cambio de ropa y se puso el vestido con estampado de frutas. Encontro un par de zapatillas sin cordones que se le caian de los pies. Max, con la cinta adhesiva en las manos, se arrodillo delante de ella.

– ?Que pasa si me convierto en una princesa? -pregunto Lola mientras el le pegaba la cinta alrededor de la zapatilla para sujetarsela al pie. Max levanto la mirada por su tobillo y su rodilla, hasta el dobladillo del vestido.

– ?Que?

– Como Cenicienta.

Max la miro y luego tomo el otro pie.

– Entonces yo soy el Principe Encantador.

?El Principe Encantador? No, pero estaba cogiendole carino. Cuando los zapatos estuvieron bien sujetos, Lola se cepillo los dientes y el pelo. Luego, le ofrecio el vaso con el cepillo de dientes a Max. Sin pronunciar palabra, el lo utilizo. Cuando hubo terminado, metio el bolso de Lola y el saco de lona con los alimentos en una bolsa de basura y la hincho soplando. La ato tan fuerte como pudo y los tres, Max, Lola y Baby, saltaron por la popa al agua. La espuma de poliestireno atada a los costados del perro le permitia flotar con facilidad.

Las tranquilas y calidas aguas de reflejos azules no tenian nada que ver con la tempestad de la noche anterior. Estaban tan en calma que costaba creer que perteneciesen al mismo oceano que por poco les arrebata la vida.

Cuando llego a unos seis metros de la playa, Lola hizo pie y avanzo andando entre las olas. Estas le acariciaban con suavidad las pantorrillas cuando ella recogio a Baby y lo llevo en brazos hasta la orilla. La arena estaba cubierta por los residuos de la tormenta y, cuando Lola dejo a Baby en el suelo, este corrio a investigar los restos de una palmera caida.

Lola no sabia si la isla estaba habitada o si, simplemente, habian salido de una situacion mala para meterse en otra peor. Pero resultaba tan agradable estar en tierra firme que, de momento, no le importaba.

Tenia frio, estaba empapada y, de repente, le entraron ganas de tumbarse sobre la arena y besarla. En lugar de eso, se puso de rodillas sobre la humeda arena y levanto la cara hacia el sol. La noche anterior habia rezado para que un barco los rescatase, pero este no habia aparecido. Quiza Dios le estaba ofreciendo una forma distinta de salir del Dora Mae. Otra oportunidad de ser rescatada.

Al sentir el calor del sol en el rostro y el viento fresco en los pulmones, una intensa emocion le nacio en el pecho. Estaba viva. La noche anterior se habia temido en varias ocasiones que no veria salir el sol. En varias ocasiones habia estado apunto de caer en la histeria, pero Max la habia impedido con el contacto de su mano y el tono tranquilizador de su voz en la oscuridad del barco.

Despues de todo lo ocurrido, ella y Baby estaban vivos todavia, pese a que habrian podido ahogarse con facilidad. Lola inspiro con fuerza y espiro lentamente. Ahora que todo habia acabado, dirigio un breve agradecimiento a Dios y sintio una confortable calidez interna, como si estuviese viviendo una experiencia religiosa. En realidad nunca habia vivido una, pero de nina habia visto a varios feligreses en extasis. Si no de una experiencia religiosa, si se trataba de un momento maravilloso, porque se sentia viva y notaba el vestido mojado pegado a su piel y la arena dentro de los zapatos y entre los dedos de los pies.

Вы читаете Lola Lo Revela Todo
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату