Max saco el dinero en metalico que Lola tenia en el monedero, pero no la tarjeta de credito. Con la mano que tenia libre, Lola se remetio el dinero en el sujetador.

Con un solo movimiento, Max se puso en pie y se coloco la linterna y el mapa bajo un brazo. Luego, del bolsillo trasero extrajo algo cuadrado. La luz de la luna brillo en el envoltorio de papel plateado, y Lola penso que se trataba de una de esas chocolatinas que el servicio de los hoteles deja encima de las almohadas.

– ?Es chocolate?

– Un condon.

Por unos instantes Lola la observo en la oscuridad. Tenia que estar de broma.

– Crei que dijiste que estos eran demasiado pequenos para ti.

Max la miro.

– No son para mi.

Por una fraccion de segundo, a Lola le parecio que Max sonreia.

– Coge esto -le dijo Max, y le lanzo la linterna. Max abrio el condon, estiro el latex y enfundo la linterna con el. Cuando hubo acabado, la ato a su cinturon.

– Quiero que me sigas sin hacer ningun ruido.

Enrollo el mapa y la envolvio con un condon.

– Tu y yo, y tu mascota, vamos a nadar hasta esa lancha, subiremos a bordo y saldremos pitando de aqui. - Max se ato el mapa al cinturon-. Cuando te diga que hagas algo, quiero que lo hagas. No lo pienses dos veces Simplemente, hazlo. Ahora mismo quiero que digas «Muy bien, Max».

Lola no estaba en el ejercito. No estaba acostumbrada a recibir ordenes. Pero confiaba en Max e iba a poner su vida y la de Baby en sus manos.

– Muy bien, Max.

Max se llevo las manos a las caderas y la miro de arriba abajo.

– Vas a llamar la atencion mas que un faro en la oscuridad.

– ?Que hago?

– Ahora me encargo de eso. Pero primero tenemos que repasar el P.O.

– ?P.O.?

– El plan de operaciones -le explico Max-. Cuando estemos a bordo de la lancha, me colocare en la parte trasera y, cuando te lo diga, quiero que enciendas los motores.

– ?Yo?

– ?Has conducido alguna vez una lancha?

– No, pero una vez conduje una moto.

Max se paso la mano por la barba.

– Es mas sencillo que conducir una moto. Solo tienes que girar la llave y empujar el acelerador manual hacia delante.

– ?Tengo que meter alguna marcha?

– No te preocupes por eso. Esta lista para arrancar.

– Vale, girar la llave y empujar el acelerador -repitio Lola con el estomago encogido-. Si en lugar de eso, tiro del acelerador, ?iremos hacia atras?

– Si, y ni se te ocurra hacerlo.

El estomago de Lola se encogio todavia mas. Podria hacerlo. Seguro.

– ?Algo mas?

– Si, manten la cabeza agachada. -Max se ajusto el rifle a la espalda-. ?Lista?

No del todo.

– Si, Max.

– Pues vamos alla.

Lola, de pronto, se sintio mal. Habia llegado el momento de la verdad. O escapaban de la isla o moririan. Siguio a Max hasta el lago y espero mientras el sumergia la bolsa y su bolso de Louis Vuitton en el agua. Todas sus posesiones desaparecieron dentro de esa laguna. Lola sujeto con fuerza a Baby mientras bajaban la colina en direccion a la playa. Tal como habia prometido, seguia a Max. Metio la mano en el bolsillo trasero de los tejanos de el, como habia pensado hacer esa manana, y ninguno de ellos hizo el menor ruido.

Se arrodillaron al lado del arroyo que esa manana habian atravesado en su trayecto hacia la cima de la colina. Max le dio la gorra de beisbol y, mientras Lola se recogia el pelo debajo de ella, Max hundio los dedos en el barro y se la esparcio por el rostro y los brazos. Luego le toco a ella, y Lola cerro los ojos mientras el le untaba las mejillas con el barro sucio, frio y humedo.

– Piensa que se trata de una mascarilla -le susurro Max.

Lola abrio los ojos y lo miro.

– Ese barro esta limpio -replico.

Max arqueo una ceja y le dirigio una sonrisa. Su rostro estaba tan cerca del de ella, que al sonreir, la rozo con la mejilla.

– ?Barro limpio? Eso si que es una novedad.

La musica de mariachis dejo de oirse y Max se giro para observar la playa. Las voces apagadas de tres hombres se oyeron por encima del sonido de las olas; sus juramentos no sonaban tan estridentes como antes. Max agarro un punado de barro y, con toques rapidos, le embadurno las piernas y los brazos a Lola. Baby intento saltar de sus brazos, pero ella lo aferro con mas fuerza. Luego, Max se levanto y ella lo siguio a traves de los arboles y los arbustos. Lola estaba asombrada del sigilo con que Max se movia pese a su corpulencia. Avanzaban por las sombras mas oscuras, y Max a veces se fundia tanto con ellas que Lola tenia que agarrarse a la camisa para no perderlo. A veces, ella alargaba la mano y tocaba la espalda de Max solo para asegurarse de que aun estaba alli, calido y vivo. Y cada vez que lo hacia, Lola se sentia un poco mas fuerte.

Max la condujo a una parte de la playa que se encontraba alejada de los hombres borrachos y, juntos, se internaron en el oceano. Las olas pasaban entre sus pantorrillas y luego entre sus rodillas y muslos, limpiandole el barro que ya empezaba a provocarle picores. Lola camino hasta que solo los hombros le sobresalian del agua y, a partir de ese momento, ella y Baby empezaron a chapotear contra la corriente con poco exito.

La tercera vez que Max volvio atras a buscarla, le agarro la mano por debajo del agua y se la coloco sobre el canon del rifle. Lola sujeto a Baby con la otra mano y, sin medir palabra, Max los arrastro. Lola intentaba ayudar impulsandose con los pies, procurando no hacer ruido, pero tenia la sensacion de que Max no necesitaba su ayuda.

El agua salada se le metia en los ojos y en la boca. Perdio uno de los zapatos y tenia los musculos de las piernas y de los brazos agotados. Parecia que llevasen una hora nadando cuando, por fin, llegaron a la lancha. Max corto la cuerda del ancla, cogio a Baby de los brazos de Lola y la deposito dentro de la lancha. Con una mano se sujeto a la embarcacion y con la otra empujo a Lola por el trasero hacia arriba. Lola se tumbo en el suelo de la lancha como un pez exanime y se quedo mirando al cielo nocturno. Estaba tan cansada y tenia tanto miedo que no podia respirar con normalidad. Max tiro el rifle dentro de la barca y le dio con el en el hombro. Luego lancha se mecio con fuerza cuando Max subio a bordo y cayo encima de Lola, sacandole todo el aire de los pulmones. Inmediatamente, Max la libero de su peso y se puso a cuatro patas.

– Recuerda -murmuro-: cuando te haga una senal, gira la llave y empuja el acelerador.

Una senal. ?Que senal? Lola tenia la garganta tan seca que no podia decir nada. Solo fue capaz de asentir con la cabeza.

– Lola -Max levanto la visera de la gorra que Lola llevaba-, ?estas hiperventilando otra vez?

Lola se tapo la boca con una mano y asintio. Dios mio, hiperventilar justo ahora. Alli, dentro de una lancha que pertenecia a unos traficantes de drogas, mientras estos se emborrachaban y se lo pasaban en grande practicando el tiro al blanco contra cualquier cosa con sus metralletas. Lola tenia que girar la llave y apretar el acelerador. ?Ese no era un buen momento para desmayarse! Un pequeno chillido de angustia salio de sus labios.

– Vamos, carino -murmuro Max mientras le frotaba los brazos-. Relajate. Puedes hacerlo. Solo relajate. Respira despacio por la nariz.

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