– Si, como tus primos por parte de padre. -Max le dio la cajita que llevaba en la mano-. No sabia si querrias verme, asi que pense que podria sobornarte un poco con esto.
Lola tomo el regalo y lo agito.
– ?Por que tendrias que sobornarme?
– Despues de todo lo que paso, no estaba seguro de que no quisieras sacarme los ojos.
Lola rompio el papel y el lazo y no pudo evitar sonreir. Sintio como si un ridiculo fuego se encendiera en su interior y le calmara el enfado. A diferencia de los regalos de otros hombres que habia recibido en el pasado, este no era caro ni lujoso.
– Gracias -le dijo-. Ningun hombre me habia regalado nunca un cepillo de dientes.
– Es un Oral-B, como el que tenias.
– Si, ya lo veo.
– Pense que te lo debia.
– Si, me lo debias. Lo tratare bien.
Lola dejo el cepillo de dientes al lado de las bolsas de la compra y saco un jarron Waterford del armario.
– ?Sabes? Posiblemente no deberia tener ganas de volver a verte -le dijo mientras llenaba el jarron con agua-. Pero
– ?Sindrome de Estocolmo? ?No tiene uno que ser secuestrado para sufrir el sindrome de Estocolmo?
Lola cerro el grifo del agua y lo observo: el pelo negro de Max brillaba bajo la luz de la cocina; su presencia le llenaba todos los sentidos; notaba el suave olor de su colonia. Se habia equivocado respecto a los morados. Todavia tenia uno pequeno en la comisura del ojo.
– ?Vamos a volver a discutir eso?
Max nego con la cabeza y se apoyo en la nevera.
– Bueno, ?cuanto tiempo crees que tu y tu perro sufrireis esos efectos?
Lola coloco el jarron en la encimera y se puso a arreglar las flores que habia comprado en el mercado. Resultaba tan extrano tenerle alli, en su casa, hablando con ella en la cocina, en lugar de en el
– Yo no puedo hablar en nombre de
– ?Cenamos?
Lola levanto la vista del tulipan que tenia entre las manos.
– ?Invitas tu?
– Por supuesto. Pense que podriamos comer un bistec y hablar de tus planes para quitar esas fotos de Internet.
Lola ya habia puesto en marcha su nuevo plan.
– He llamado a un detective privado y voy a verlo el lunes.
– Contratame a mi en su lugar.
Lola no se habria sorprendido mas si el le hubiese sugerido que lo contratara para llevarla a la luna.
– ?Me estas ofreciendo tu ayuda?
– Claro.
Si habia alguien capaz de obligar a Sam a cerrar su pagina de Internet y de recuperar esas fotos, esa persona era Max. Mad Max, el hombre que comia cobras y rescataba perros en el mar. Que la habia salvado de los traficantes de droga y habia hecho volar el barco en pedazos. Max el heroe. Lola sintio que le quitaban un peso de encima, y el corazon se le acelero imperceptiblemente.
– ?Cuanto me cobraras?
– Por tratarse de ti, te ofrezco mis servicios a un precio ridiculo.
– ?Como de ridiculo?
– Lo hablaremos durante la cena. -Max le quito el tulipan de las manos y le acaricio la punta de la nariz con el. Luego, la puso en el jarron-. Estoy hambriento, y pienso mejor despues de comer.
Una de las ultimas cosas que Lola deseaba hacer en esos momentos era volver a ponerse los zapatos.
– De verdad que no tengo ganas de salir, pero dejare que me cocines la cena aqui.
Max abrio una de las bolsas y echo un vistazo dentro.
– ?Que tienes ahi?
– Unas cuantas verduras. Leche, pollo, hamburguesas, y no se que mas.
– Una chocolatina tamano gigante -dijo Max mientras sacaba la barrita de caramelo.
– Por supuesto.
Max la dejo en la bolsa.
– ?Tienes arroz para acompanar el pollo?
– Ahi arriba. -Lola senalo uno de los armarios. En el estante inferior habia alimentos y en los dos estantes superiores, algunos de los libros de cocina en lengua extranjera que nunca habia utilizado.
Max se puso detras de ella y levanto el brazo; al abrir el armario, su pecho rozo la espalda de Lola. Max saco una caja roja. El contacto no habia sido nada, solo un ligero roce de los tejidos, pero a Lola le provoco escalofrios por toda la espalda.
– ?Solo tienes arroz de coccion rapida? -pregunto Max justo encima de
Lola apoyo las manos en la encimera. Lo mas facil del mundo habria sido apoyarse en la solida comodidad del pecho de Max. Entregarse a sus brazos y fundirse en ellos. Cerrar los ojos y dejar que el apartara cualquier otro pensamiento. Sentir de nuevo su calor y su fuerza.
– ?Que lleva el arroz con pollo?
– Pollo, arroz, especias, un poco de salsa de tomate, un poco de cerveza y pimientos.
Antes de que Lola pudiera sucumbir a la tentacion, Max volvio a dejar la caja en el armario y se aparto de la encimera, alejandose de ella. A Lola le parecio que el intentaba poner algo mas que distancia fisica entre ellos. Era como si quisiese guardar una distancia profesional, y la extrana sensacion de estar como suspendida en el aire, a la espera, la asalto de nuevo.
– ?Sabes encender una barbacoa?
– Si, puedo hacerlo. -Max extrajo un paquete de pollo de la bolsa-. Eh, Lola.
Lola fruncio el ceno y puso una rosa en el jarron.
– ?Si?
– No has contestado a mi pregunta.
Lola, que pensaba que las habia contestado todas, levanto la vista.
– ?Cual de ellas?
– ?Como estas? -Max recorrio su rostro con la mirada-. Sinceramente.
– Estoy bien. -Lola volvio a dirigir la atencion a las flores y escogio un hermoso tulipan cerrado-. Todo es un poco raro, pero pronto me adaptare de nuevo. Hoy ha sido mi primer dia en la oficina, asi que no estaba…
– No te estoy preguntando por tu trabajo. -Max le sujeto el menton con los dedos y le levanto la cabeza-. Te estoy preguntando por ti.
Al tacto de sus dedos, Lola sintio que el vello de la nuca se le erizaba y que la garganta le picaba. Dejo el tulipan sobre la encimera y contemplo esos familiares ojos azules. Miro el rostro de la unica persona que podia comprender aquello que ni siquiera ella misma entendia.
– No se como me siento. Se que se supone que deberia estar contenta de encontrarme en casa otra vez, y lo estoy. Pero al mismo tiempo, siento que algo ha cambiado y no se que es. Mi casa, mi trabajo, mi vida, todo parece igual pero no se. Me producen una sensacion distinta. Desconcertante. Extrana.
Max enarco las cejas, agacho un poco la cabeza y la miro a los ojos.
– ?Tienes recuerdos recurrentes, o problemas para dormir?
– No.
– ?Pesadillas?
– Sone que no podia sacar a
– Aja. ?Y suenos de muertos o de muerte?
