La reunion de los Carlyle no habia resultado ser la tortura que se habia imaginado. En realidad, todos parecian tener los pies en el suelo y, por alguna razon, el les habia caido bien. Max suponia que eso tenia mucho que ver con Lola y con que ella lo habia pintado como un heroe que la habia salvado de una muerte segura.
Despues de la comida, Lola y el habian vuelto a su casa y esbozado un plan de operaciones. Luego se habian ido a la cama. Solos. Y por segunda noche, Max apenas habia podido conciliar el sueno. Al dia siguiente habia salido temprano hacia Charlotte y buscado un hotel para dormir un poco antes de ver a la gente de Duke el dia siguiente.
Estaba obsesionado con Lola. Cuando no estaba con ella, no podia quitarsela de la cabeza.
Habia pasado solo dos dias en Charlotte, pero le habia parecido una eternidad. Durante la reunion con los directivos de Duke Power Company, no habia podido concentrarse. Eso nunca le habia sucedido antes. Siempre habia sido capaz de dedicar toda su atencion al trabajo que tenia entre manos.
Pero en esa ocasion, despues de pasearse por las instalaciones de Duke y de senalar los puntos debiles del sistema de seguridad, imagenes de Lola empezaron a colarse en su mente. La manera en que Lola habia aparecido en el patio, el reflejo de la luz de la luna en su cabello corto. Tambien recordo detalles sencillos: la sonrisa de Lola al acercarse a el y tenderle las manos.
Cuando hubo terminado el trabajo en Charlotte, penso en hacer una breve parada en Durham. Iba camino de casa y tenia la excusa de repasar los ultimos detalles del plan con Lola. Pero al final, se paso la salida. No cedio a su debilidad.
Si, no cabia duda de que estaba totalmente obsesionado. Y solo habia una cosa que pudiera hacer al respecto. Tan pronto como solucionara el problema de Lola, tan pronto como le devolviese las fotos, tenia que alejarse de ella. No mas excusas.
No volveria a hacerse el heroe solo para aparecer en su vida. Tenia que alejarse antes de enloquecer mas, antes de que fuera demasiado tarde. Antes de cometer el disparate de renunciar a su estilo de vida con tal de estar con ella. Antes de hacer lo que fuera para encajar en el mundo de Lola. Antes de cambiar tanto que ni el mismo supiese quien era. Antes de que quedase reducido a nada.
Si, en cuanto la embarcase en el vuelo a Durham, el volveria a su vida de siempre.
CAPITULO 14
Los contundentes bajos de la musica rock llenaban el Foggy Bottom, golpeaban las paredes y resonaban en las plantas de los pies de Lola, calzados en unos zapatos de piel de serpiente de color lavanda, como si fueran los latidos de su corazon. El aire en el interior del bar de Alexandria era denso y estaba cargado de humo de tabaco y del olor de la cerveza. En la habitacion del fondo, una lampara de techo iluminaba directamente la mesa de billar, y cuando Lola se inclino lentamente para preparar el tiro, una parte de ella entro en el circulo de luz. Lola miro al hombre que se encontraba en el extremo opuesto de la mesa, medio oculto entre el humo y las sombras. Tenia los brazos cruzados sobre el pecho de su camiseta de marine, y los musculos se le marcaban. Sostenia el taco con una mano. A la luz de la lampara, lo unico que Lola alcanzaba a distinguir era que tenia las cejas fruncidas por encima de los ojos azules.
Lola se mordio el labio y sintio como si unas mariposas le revolotearan en el estomago. Se dispuso a tirar e intento no pensar en lo que ella y Max iban a hacer mas tarde esa misma noche. Aunque le habria encantado zumbar a Sam con una pistola de descargas, lo ultimo que necesitaba era que la pillaran allanando su casa. Tenia los nervios de punta, y el malhumor de Max empeoraba la situacion.
– Bola seis en el agujero de la esquina -anuncio Lola, aunque dudaba que alguien pudiera oirla. Las bolas chocaron y la bola seis entro limpiamente en la tronera mas proxima a la pierna derecha de Max. Lola se incorporo, fruncio los labios como si estuviera posando para un anuncio de pintalabios y soplo la punta del taco. Tal como habia supuesto, la expresion de Max se volvio un poco mas cenuda. Lola tomo la tiza y se dirigio hacia el, pisando cascaras de cacahuete con los tacones de diez centimetros.
– Ya te avise que soy un
– Tienes que dejar de inclinarte sobre la mesa de esa forma -respondio Max-. Todo el mundo te esta mirando.
– Crei que en eso consistia nuestro plan de operaciones -le recordo ella-. En llamar la atencion. En escondernos a la vista de todo el mundo, ?recuerdas?
– Pero nunca hablamos de que ensenaras los pechos y el culo.
Lola se miro el vestido. Observo el top de color purpura ligeramente escotado que le llegaba al ombligo, asi como la minifalda de piton. Debajo de la minifalda, llevaba un tanga de color purpura para que no se le marcara, y debajo del top, un sujetador purpura para llevar los pechos bien colocados, aunque los aros le presionaban las costillas.
Su asignatura pendiente era confeccionar un sujetador que resultase totalmente comodo.
– Dijiste que tenia que asegurarme que todo el mundo me viera. Creo que me han visto.
– Se suponia que tenias que venir aqui y sacudir la cabellera, como hacen todas las modelos de moda. -La miro y suspiro, desesperado-. Pero esto es otra cosa. ?A que viene ese peinado? Parece como si acabaras de acostarte con alguien.
Lola sonrio y se paso los dedos entre los rizos.
– Pense que tambien se trataba de eso. De que la gente pensara que estamos juntos. ?Es que soy la unica que recuerda el plan?
– No, yo lo recuerdo. Es solo que no tenia ni idea de que bajarias del avion vestida solamente con una diminuta piel de serpiente.
– Es de Dolce & Gabbana.
– Pues parece una piton purpura enrollada alrededor de tu culo. -Max sacudio la cabeza-. Nunca debi dejarte bajar del coche vestida asi.
– Max -resoplo Lola, ahora tan exasperada como el-, tu no eres nadie para decirme como tengo que ir vestida. Asi que ni lo intentes.
Max dirigio la vista mas alla de Lola, hacia el bar.
– Pues tendre que partir algunas cabezas antes de que podamos irnos de
Lola se giro y observo el interior oscuro del bar. Se fijo en el rotulo de Miller iluminado y en la fila de lamparas en forma de guindillas que coleaban por encima del gran espejo situado detras de la barra. Si, la gente estaba mirando, pero nadie parecia tener la intencion de acercarse a ellos. Mas que nada porque Max les clavaba los ojos como si buscara bronca.
Cuando ella y Max habian entrado en el bar, varios hombres los habian saludado a gritos, pero ellos no les habian hecho caso.
– Me dijiste que esta gente eran amigos tuyos.
– Lo son. Me saque el titulo con algunos de ellos. Ese que esta ahi sentado con una camiseta que pone «perro malo» es Scooter McLafferty. Era mi companero de natacion, y un gran fan tuyo de la epoca en que salias en
– Bueno, pues ?vas a presentarmelo?
– No, la musica esta demasiado alta.
Lola puso los ojos en blanco y dirigio la atencion de nuevo a la mesa. La musica no estaba demasiado alta. Max solo queria llevarle la contraria.
– Bola cinco en el agujero lateral -anuncio, y preparo el tiro. Inspiro con fuerza pero no consiguio calmar los nervios. Estar tan cerca de Max, oir sus grunidos, ver su atractivo rostro y sus ojos azules posados en ella, todo eso sumado a la perspectiva de lo que les esperaba esa noche, la hacia sentir ansiosa e insegura todo el rato.
– ?Por el amor de Dios! -exclamo Max.
Lola se sobresalto y fallo el golpe.
