– Si.
Max agarro la maleta de Lola y su mochila, y ella lo siguio por las escaleras y por la cocina de la casa, que estaba a oscuras. A la luz del porche, que entraba por una de las ventanas e iluminaba el fregadero, Lola vislumbro el viejo papel de pared y el gastado linoleo mientras seguia a Max por el vestibulo hasta el salon. Las cortinas, de terciopelo marron, estaban cerradas, y una bombilla desnuda colgaba de una lampara de cristal rosa. Los suelos de madera estaban recien pulidos, pero el papel de pared, de motivos rojos y dorados, estaba a medio arrancar. Los muebles y las mesas de roble, de un color beige con rayas azules, estaban totalmente fuera de lugar en esa habitacion sin decorar.
– Ponte comoda -le dijo Max, mientras se arrodillaba delante de una estufa de lena empotrada en la chimenea.
Lola se hinco a su lado mientras el prendia el fuego. En unos pocos minutos, Max encendio un buen fuego y ambos se dedicaron a alimentarlo con todo lo que se habian llevado de casa de Sam.
Max le dio a Lola las fotos que tanta verguenza y dolor le habian causado y, de una en una, ella las echo a las llamas. Parecia que cada lengua de fuego que prendia en las fotos y en los negativos le quitase un peso de cuatro kilos de la espalda, reduciendolo a cenizas. Lola era libre. Por fin. Gracias a Max.
Max cerro la puerta de la estufa y el fuego siguio ardiendo dentro. Nunca un hombre habia arriesgado tanto por ella, y Lola no sabia como compensarlo por ello.
– No me has dicho como puedo pagarte lo que has hecho por mi esta noche.
– No te preocupes por eso -Max se puso de pie y ayudo a Lola a hacer lo mismo-. No me debes nada. Desde esta misma noche, puedes librarte de mi.
?Librarse de el? La idea de no volver a ver a Max le oprimio el pecho y solo cuando noto que esas palabras le dolian en el corazon se dio cuenta que, en algun momento, entre el beso en el Foggy Bottom y ahora, se habia enamorado por completo de el. O quiza no habia sido esta noche. Quiza se habia enamorado de el el dia que abrio la puerta de su casa y lo vio ante si, con el cepillo de dientes en la mano.
O quizas habia ocurrido antes de eso. A bordo del
El queria que cada uno hiciera su vida, pero Lola no podia imaginar la suya sin el. Abrio la boca para comunicarle lo que sentia en lo mas profundo del corazon, pero las palabras se le quedaron atascadas en la garganta. Max se dio cuenta de que le sucedia algo.
– ?Que pasa, Lola? -le pregunto.
Lola sacudio la cabeza como si no tuviera la menor idea. Pero lo sabia. Debajo de esa lampara de cristal rosa, sentia que enamorarse era muy doloroso y terrorifico.
– Max -dijo, y le poso la mano en el pecho-, yo no quiero librarme de ti. Por favor, creia que eramos amigos.
Max exhalo todo el aire de los pulmones, como si le hubieran dado un punetazo en el estomago. Miro la mano de Lola sobre su pecho y murmuro, como si no le quedara aliento:
– ?Amigos? Dios, ?es que me torturas a proposito?
Lola contemplo su rostro, su cabello negro, sus cejas, el profundo surco que tenia encima del labio superior y sus hermosos labios.
– ?Estar conmigo es una tortura?
– Si -contesto el con la voz ahogada.
Lola retrocedio un paso, pero Max la atrajo hacia si.
– Estar cerca de ti es la peor de las torturas -le dijo al oido-. Estoy obsesionado contigo, con el olor de tu pelo y el tacto de tu piel. Cuando te me acercas tengo miedo de perder el control.
No era una declaracion de amor, pero se le aproximaba tanto que Lola concibio una esperanza y sintio una profunda calidez en el corazon.
– Quiero que pierdas el control.
Max le acaricio la espalda desnuda por encima del top.
– Carino, eso es algo que no puedes querer.
– Estas equivocado. -Lola le beso el cuello-. Quiero que pierdas el control y que me lleves contigo.
– No quiero hacerte dano. -Max le puso la mano en la mejilla y se aparto un poco para mirarla a la cara-. Me temo que una vez no sera suficiente. Que no voy a ser capaz de dejar de amarte hasta que uno de los dos muera.
Lola le agarro la muneca y
– Eso suena bien, Max -susurro.
Max tomo la barbilla de Lola con los dedos, le levanto el rostro y bajo los labios hasta los suyos. La lengua humeda de Max invadio la boca de Lola e incendio sus venas con un ardor que le llego hasta la boca del estomago. Lola enredo los dedos en el pelo de Max y le sujeto la cabeza. De pie alli, en el salon a medio amueblar, Lola detecto el instante en que Max perdio el control. El beso fue mas caliente, mas humedo. La beso como si solo de ella pudiera obtener el aire necesario para sus pulmones. Sus manos recorrieron todo su cuerpo y llegaron a todas las zonas posibles: los brazos de Lola, su cintura y su espalda, por encima y por debajo del top. Su trasero y sus caderas. La acaricio por encima de la falda hasta que, finalmente, le abrio la cremallera y la falda se deslizo por las piernas de Lola hasta sus pies.
Un profundo gemido salio del pecho de Max. Este aparto los labios de los de Lola y las miradas de ambos, encendidas, se cruzaron. El unico sonido que llenaba la quietud del aire era la agitada respiracion de los dos.
Max agarro el top de Lola por la parte inferior y se lo quito por la cabeza.
– ?Esto es lo
– Si.
Lola le saco el faldon de la camisa de la cintura de los pantalones y tambien se la quito por la cabeza. La camisa de Max cayo encima de la de Lola, que recorrio su pecho desnudo con las manos, enredando los dedos en el fino vello. Lola aparto a un lado la fria cadena de oro de Max, llevo los labios a su cuello y chupo con fuerza.
– Entonces, agarrate fuerte -le dijo Max, y acto seguido se agacho y, con el hombro a la altura del vientre de Lola, se la echo a la espalda y se irguio, como si ella no pesara nada-. Esto se va a poner movidito.
– Max, ?que haces?
– Llevarte a la cama antes de que pierda el control del todo y te tumbe en el suelo.
– Puedo andar -protesto ella mientras Max la llevaba a la habitacion.
Primero uno y luego el otro, los zapatos cayeron al suelo.
– No por mucho tiempo -le contesto Max, y le dio un beso en la nalga desnuda.
Lola le puso las manos en la rabadilla mientras el la transportaba escaleras arriba, pasaba de largo de una serie de puertas cerradas y llegaba a la habitacion del fondo de la casa. Entraron y Max cerro la puerta de un puntapie. La luz de la luna penetraba por la gran ventana arqueada y caia sobre la cama de hierro forjado cubierta por un edredon de cuadros. Max dejo a Lola de pie en el suelo y ella quedo frente a el, vestida unicamente con su bustier purpura y el tanga.
Durante un interminable instante, Max no dijo nada. Solo la miro con ojos hambrientos mientras tiraba su billetero y el buscapersonas sobre la mesita de noche. Luego se desato los cordones de las botas y se las quito.
– Menos mal que no sabia que llevabas debajo de la ropa cuando estabamos en el bar -Max se bajo los pantalones hasta los pies y los empujo a un lado-. Ya me resultaba bastante dificil tener las manos quietas y no bajarte ese top para ofrecerle un inolvidable recuerdo a Scooter.
Lola miro los lazos de saten de su bustier.
– ?Te gusta?
– Si. -Cuando Lola levanto la vista, Max se encontraba completamente desnudo y se dirigia hacia ella-. Me gusta, y me gustas tu.
Lola se estremecio cuando Max la sujeto contra su calido cuerpo y apreto su pene caliente contra su vientre
