desnudo.
Max hundio los dedos en el cabello de Lola y tiro de su cabeza hacia atras. Le beso los labios, el cuello y los labios otra vez. Entre beso y beso, Max murmuraba las cosas que queria hacerle. Cosas que la habrian hecho sonrojar de no ser porque lo deseaba tanto. Eran palabras tan explicitas que Lola no pudo evitar que su cuerpo se arqueara contra el de el. Max introdujo el muslo entre las piernas de ella y arrimo la rigida ereccion a su entrepierna.
– Max -susurro Lola al sentir que el se apretaba contra ella y que toda su sensibilidad se concentraba y se humedecia detras de la barrera de seda que todavia la separaba de el.
Las rapidas manos de Max desabrocharon los corchetes del bustier de Lola, uno a uno, hasta que sus pechos quedaron libres. Antes de que el bustier llegara al suelo, las manos de Max estaban sobre ella. Tocandola, poseyendola, friccionando un pezon con la palma de la mano. La boca de Max la colmaba de besos apasionados y hambrientos mientras aferraba la parte trasera de su muslo con una mano para que le rodease la cintura con la pierna. La ereccion de Max presionaba el tanga, ahora empapado de deseo por el. Max llevo las dos manos a las nalgas desnudas de Lola, apretandola contra su cuerpo, pegando los pechos de ella al pecho de el.
Sin separar las manos del trasero de Lola, Max la llevo hasta la cama y ambos se dejaron caer en ella. Max quedo encima de Lola, inmovilizandola con su peso y su deseo. Max le puso las manos en los hombros, se incorporo un poco y la miro con ojos hambrientos. La medalla de oro colgaba entre ambos y rozaba la barbilla de Lola. Lola rozo con las unas los tensos musculos del vientre de Max, del abdomen y del pecho, hasta las tetillas planas y oscuras. Max exhalo con fuerza al sentir los dedos de Lola frotando su pecho.
– Tienes un cuerpo hermoso, Max.
Lola lo empujo hasta que Max quedo boca arriba, debajo de ella, y lo miro a la cara, a los ojos azules, entrecerrados por la pasion. Max tenia la mandibula apretada y los labios humedos de los besos de Lola.
– Mirarte me pone caliente y hambrienta.
Lola se inclino hacia delante, y sus tetas rozaron el pecho de Max mientras Lola le lamia el lobulo de la oreja.
– Me dan ganas de morderte en todas partes.
En un instante, Max cambio de posicion y Lola se encontro otra vez debajo de el, con los ojos fijos en los suyos.
– Esta noche me toca a mi morderte en todas partes. -Max beso sus parpados, su nariz y su mandibula-. Y voy a empezar por aqui.
Max empezo a besarla en el hoyuelo del cuello y fue bajando. Paso los labios mojados por el pecho de Lola y lamio la punta con la lengua caliente. Lola percibio el gemido de excitacion y deseo que nacio en el pecho de Max. Max chupo uno de los duros pezones rosados, apreto ambos pechos con las manos y hundio los labios entre ellos. Continuo besandola en el estomago, el ombligo y el bajo vientre. Cuando llego al tanga, lo deslizo por sus piernas y lo tiro al suelo.
Max se coloco entre los muslos de Lola y le dio un beso humedo en la parte superior del vello pubico. Una corriente recorrio el cuerpo de Lola. El tacto de Max parecia distinto de cuando habian hecho el amor la ultima vez. Mas intimo. Mas posesivo. Lola notaba el contacto con el de forma mas profunda, y esa sensacion la llenaba y le crecia en el pecho. Lola se sentia a punto de levitar.
– Max -susurro-, me estas matando.
– Todavia no.
Max llevo los labios a la parte interna de los muslos de Lola y le puso las manos en las nalgas. La levanto un poco y, simplemente, la contemplo. Lola penso que nadie que no tuviera el titulo de medico habia visto nunca tanto. Cuando ese escrutinio en primer plano empezo a incomodarla, Max la miro a los ojos y la condujo hasta sus labios. Sentir la succion de los labios calientes de Max le quito el aliento y Lola agarro con fuerza las sabanas de la cama.
Max la beso entre los muslos tal como le habia besado el resto del cuerpo, con pasion y calidez, y de la garganta de Lola surgian gemidos de placer. Ella cerro los ojos sintiendo una fiebre de deseo por toda la piel que le hizo perder el control. Seguramente, Max no era romantico ni muy habil en sus relaciones. Tampoco era tan encantador como se creia. Pero si sabia como dar placer a una mujer.
Max acaricio a Lola con la lengua, haciendo presion sobre su carne humeda en un beso tan delicioso que puso a Lola en el filo del extasis. Repetidamente la llevo al punto del orgasmo para retirarse y rozar con los labios el interior de sus muslos. Cada vez la conducia un poco mas alla, y justo cuando ella estaba a punto de correrse, Max se detenia.
Cuando Lola abrio los ojos, vio que Max, encima de ella, alcanzaba la billetera que estaba encima de la mesita de noche. Con una destreza que demostraba mucha practica, Max saco el condon del envoltorio y se lo coloco en la punta del pene. Lo desenrollo por el largo miembro hasta la base y clavo en Lola una mirada de lujuria y avidez. Lola levanto los brazos hacia el y Max, acodandose sobre el colchon a la altura del hombro de ella, la beso en la boca mientras penetraba su cuerpo tan a fondo que empujo a Lola hacia la cabecera de la cama. Una y otra vez, Max se hundio en Lola con fuerza, y ella arqueaba la espalda para recibir cada embate de sus caderas. La agitada respiracion de Lola se anadio a la de Max hasta que el climax la atrapo y Lola no pudo respirar. Una tras otra, unas olas de frenesi recorrieron el cuerpo de Lola hasta que de lo mas profundo del pecho le broto un profundo gemido de placer.
Max maldijo en espanol y en ingles, y en los mismos idiomas alabo a Lola. Ella le abrazo colgandose de el mientras Max se hundia en ella una ultima vez. Al fin, Max se desplomo encima de Lola y ella lo retuvo cerca de su corazon, como si este solo latiera para amarle.
Cuando la respiracion de los dos se normalizo, Max se separo de su cuerpo y se dirigio al lavabo contiguo a la habitacion. Cuando regreso, un rectangulo de luz salia de la puerta del bano y se proyectaba a los pies de la cama. Max aparto el edredon y se reunio con Lola debajo de las sabanas. Tumbados el uno frente al otro, Lola acariciaba sus anchos hombros y su pecho. Nunca habia amado a un hombre como amaba a Max. Le parecia que todo el amor y la felicidad que habia experimentado durante su vida habia sido solo un preludio de lo que sentia en ese momento. No queria pensar en el manana. No queria arruinar lo que ambos compartian esa noche preocupandose por un futuro incierto.
– Max, ?hablabas en serio cuando dijiste que estabas obsesionado conmigo?
Max se tumbo boca arriba y la atrajo hacia si.
– ?Es una pregunta con trampa? Si digo que si me acusaras de ser un obseso, y si digo que no, te ofenderas.
– No -rio Lola-. Solo quiero que seamos siempre sinceros el uno con el otro.
Max enarco una ceja.
– ?Estas segura?
– Completamente.
Max le paso uno de los rizos por detras de la oreja.
– He desarrollado una obsesion por los pequenos sonidos guturales que sueltas cuando te hago el amor.
– ?Suelto sonidos guturales?
– Si. Y tengo una especial predileccion por el peso de tus pechos en mis manos.
– Max.
– ?Mm?
Lola queria preguntarle que sentia por ella, no por los sonidos guturales ni por el peso de sus pechos, pero no se atrevio. En lugar de eso, paso las yemas de los dedos por el medallon de oro que reposaba entre el oscuro vello del pecho de Max. Estaba tan gastado que no se apreciaban los detalles.
– ?Que es esto?
– Un medallon de san Cristobal. Era de mi padre. Me lo dio cuando tenia dieciocho anos.
– ?Por que?
Max sonrio.
– Creia que yo necesitaba proteccion de las mujeres.
– No soy catolica, pero se que san Cristobal es el patron de los viajeros. -Lola tiro con suavidad del vello de su pecho-. No es el patron de los chicos que necesitan proteccion de las mujeres.
– Ay, Jesus, creo que me has arrancado unos cuantos pelos. -Max levanto la mano de Lola para comprobarlo.
