permanecer despierta durante horas. Alguien tenia que velar su sueno, mantener la vigilancia, protegerle. ?Cuantas noches llevaria vagando solo por la casa a oscuras?
Aquella noche no. No, aunque tuviera que pellizcarse cada minuto iba a mantenerle a salvo. Necesitaba desesperadamente descansar. Nunca le habia parecido tan joven, tan indefenso, tan inocente.
– ?Maldicion!
Bree abrio los ojos. Una voz somnolienta parecia venir de un punto situado por encima de su cabeza. No era una voz feliz. En realidad, rezumaba horror.
Durante unos segundos se quedaron inmoviles. Simon tenia un brazo bajo el cuerpo de Bree, el otro se amoldaba a la curva de su trasero. Su trasero desnudo. El camison se le habia subido a la cintura. Su pierna izquierda estaba atrapada entre las de el. Habia una diferencia, Simon llevaba ropa interior, ella no. Algo duro, calido y pulsante, presionaba contra su muslo. Los dos se dieron cuenta en el mismo momento.
Bree se movio al mismo tiempo que el. No pretendia darle una patada, solo queria bajarse el camison. Simon tampoco queria ponerle la mano en un pecho pero brazos, piernas y mantas estaban demasiado entrelazados.
– Si te tranquilizas un momento y me dejas que…
– Estaba tranquila hasta que me has dado el codazo en las costillas…
– No queria hacerte dano, solo proteger mi…
– Se lo que tratabas de proteger,
– Pues deja de ayudar, ?de acuerdo? O por lo menos no con las rodillas. Mira, si te quedas quieta un momento…
– No puedo quedarme quieta con tu mano en mi…
– Bree, ?ha sucedido esto anteriormente?
En aquel preciso instante, la sabana cayo sobre la cabeza de Bree, que no hizo nada por quitarla. La luz del amanecer entraba por la ventana y era mucho mas comoda la oscuridad.
Habia chispas electricas en la habitacion como para causar un incendio. Nadie habria necesitado encender una cerilla para provocar una combustion espontanea. Bree no estaba seguro de que era peor, si las oleadas de placer que le provocaba su proximidad, o el conocimiento culpable de que las respuestas de su cuerpo eran vergonzosamente familiares. Para ella, no para el.
En Louisiana habia grandes y maravillosos pantanos de arenas movedizas donde una mujer podia arrojarse en esas ocasiones. En Dakota del Sur no.
Simon retiro un poco la sabana decidido a ver la expresion de su rostro. Pero estaba tan sonrojado como ella misma. Por lo que Bree podia ver, tenia un ataque de culpabilidad tan intenso como el suyo, aunque no por los mismos motivos.
– ?Cuantas veces te he molestado por la noche?
– No me has molestado. No es eso.
Era obvio que Simon esperaba otro tipo de respuesta. Sus ojos se entrecerraron, los musculos de su mandibula se tensaron. Empezo a salir de la cama pero se lo penso mejor y cogio la sabana. Bree sabia que trataba de ocultar su ereccion.
– Simon, no pasa nada…
– ?Como que nada! No puedo creer que te haya hecho esto.
Se paso una mano por los cabellos y volvio la cabeza para no tener que mirarla.
– Ocurrio algo cuando tenia catorce anos que desencadeno este estupido sonambulismo. Pero creia que lo habia superado. No habia vuelto a tener este problema hace diez anos. ?Que demonios es eso?
Bree saco la cabeza de las sabanas para mirar hacia la puerta. Las almohadas estaban cuidadosamente apiladas, la cuerda enrollada y el cencerro sobre una mesa. Bree penso que un poco de sentido del humor podria aliviar su expresion atormentada.
– Eres ordenado incluso en suenos,
– He debido asustarte.
– Un poco quiza.
– Bien, al menos nunca hemos…
– ?Rayos, no!
Simon detecto una rapidez inusitada en su respuesta. Bree sintio un nudo en la boca del estomago. No era como estar en la cama con su alter ego. El sonambulo era amable, relativamente obediente y maravillosamente manejable. Aquello se parecia mas a despertarse en la misma cama que un leon. Simon la miraba con un brillo de cazador en los ojos.
– ?Alguna vez he hecho algo mas que dormir contigo?
– ?Como puedes…?
– ?Reynaud!
Bree sabia que le estaba pidiendo la verdad pero ella no podia pensar. Simon le acaricio la mejilla con la yema del pulgar. Era probable que no supiera lo que hacia. En aquel momento, Bree se dio cuenta de que la deseaba. El duro y frio Courtland que jamas dejaba traslucir sus emociones la miraba con unos ojos oscurecidos por el deseo.
– No ha pasado nada. Nunca -le aseguro ella.
– A cierto nivel lo se -dijo el con una voz dura-. No hemos podido hacer el amor. Creeme, Bree. Lo sabria. Lo que quiero saber es si he hecho algo que te molestara o que te ofendiera -murmuro sin dejar de acariciarle la mejilla.
– No.
– No mires a los ojos cuando mientas, carino. Se te nota demasiado y solo empeora las cosas.
Simon respiro profundamente y expulso el aire de sus pulmones mientras juraba como un pirata. Sus rasgos se alteraron ante el despliegue de toda una gama de emociones. Una de ellas incluso era de buen humor.
– Me siento como si me hubieran preparado una fiesta de cumpleanos por sorpresa y hubiera perdido los regalos. Era solo un nino cuando empece a caminar en suenos pero la raiz del problema tardo bastante en descubrirse. Lo que no consigo explicarme es por que no has recurrido a lo obvio, sacudirme, pegarme para que me despertara.
– Tenia miedo de hacerlo -admitio ella.
– ?Pensaste que te haria dano, que me aprovecharia de ti? -pregunto el endureciendo el gesto.
– No.
Bree cerro los ojos. La verdad completa era demasiado ardiente para que el la viera. Pero ya conocia a Simon. Jamas le haria dano. Los temores que habia despertado su amante fantasma estaban en el interior de ella misma. Su naturaleza era la entrega y siempre habia esperado encontrar un hombre que no la necesitara. El sonambulo nunca se habia aprovechado de su vulnerabilidad. Podria haberlo hecho. Ella habria hecho el amor. Habia la terrible oportunidad de que ella hubiera hecho cualquier cosa por el Simon de ojos hechizantes.
Pero la situacion se habia complicado. No sabia que tambien Courtland estaba controlando su deseo, que estar tan cerca era como saberse rociados de gasolina. Bree se recordo que el deseo no queria decir amor. Tenia que recordar que Simon ni siquiera creia en el amor.
– Bree…
– Has dicho que sucedio algo cuando tenias catorce anos -dijo ella rapidamente-. ?Que fue?
En apariencia, no podia haber elegido un tema mejor para darle un vuelco a la situacion. A Simon se le llenaron los ojos de emocion. Se sento con la espalda apoyada contra la cabecera.
– Mi padre murio.
– Lo siento.
Simon parecia ver otra habitacion, viajar por otro tiempo.
– Era un buen hombre, mejor de lo que yo sere nunca.
El amanecer se habia colado por la ventana hasta que unos rayos dorados anidaron en su pelo. Las tuberias del radiador hicieron unos ruidos metalicos cuando la caldera se puso en marcha automaticamente.