Lexie levanto una ceja.
– Me parece que entiendo. Si no soy feliz, pongo en peligro el futuro de tu hijo, ?ese es el mensaje?
– Si.
– Vale. Pues ya soy feliz. Y manana sera aun mas feliz. No vamos a poner el futuro de Sammy en peligro por una tonteria. Lo que no entiendo es lo de navegar. Eso ya estaba en el programa, ?no?
– Si. Hay un lago al sur de aqui, un sitio muy bonito. Pero el asunto es que manana vamos a navegar, pero yo hare todo el trabajo. Tu solo tendras que relajarte y…
– Cash -lo interrumpio ella, muy seria.
– ?Que?
– ?Crees que me falta un tornillo o algo asi?
– No. Todo el mundo tiene algun problema. Y tu sufriste una experiencia muy traumatica de pequena.
– Ya -murmuro ella. Cash estaba nervioso y no podia disimularlo-. ?Crees que te abrace esta manana porque estaba sufriendo un ataque? ?Crees que no pensaba con claridad?
Cash habia planeado aquella conversacion especificamente para no hablar de eso.
– Si la NBC no es tu canal favorito, podemos buscar otro. Tomate el vino, pon los pies en la mesa… mira, aqui hay noticias economicas.
– ?Te interesan las noticias economicas, Cash?
– No demasiado -contesto el.
Lexie apago el televisor.
– Sabia muy bien lo que estaba haciendo cuando te bese, Cash. No quiero que pienses que se me habia ido la cabeza o algo asi. Me encanto besarte.
– Ah, muy bien. De acuerdo -dijo Cash, aclarandose la garganta-. ?Ahora quieres ver la tele?
– No -contesto ella, tomando su mano. Cash se puso rigido-. No se por que nos esta pasando esto, pero se que no tengo sitio en tu vida. Y tambien se que a tu hijo le romperia el corazon que otra mujer lo abandonase. Asi que deja de preocuparte. Pase lo que pase entre tu y yo, habra que tomarselo con sentido del humor. Y ahora, ?por que no me hablas de la madre de Sammy?
– ?Quieres que te hable de Hannah? -pregunto Cash, sorprendido por su sinceridad. Y tambien molesto por esa seguridad suya de que alli no habia sitio para ella. Aunque deberia sentirse aliviado, porque tenia razon.
– Si, quiero que me hables de Hannah.
– Muy bien -murmuro Cash, intentando concentrarse. No le gustaba hablar de su hermana.
– Deja de mirar hacia la puerta. Yo te dire si Sammy asoma la cabeza. Solo quiero que me digas cual es la situacion, porque es posible que pueda ayudarlo. Me encanta ese crio.
– No me importa que lo sepas -empezo a decir el-. Pero es que no se que decir. Nunca se que decir cuando me preguntan por mi hermana. Mi madre la crio como si fuera una princesa y creo que ella sigue buscando a su Principe Azul. Cree que cuando un hombre se enamora de una mujer la cuida dia y noche como si fuera de cristal.
– ?Y por que piensa eso?
– Pues… quiza por culpa de los hombres de la familia. A nosotros nos educaron bajo un antiguo codigo de honor. Los hombres protegen a las mujeres, las mujeres necesitan que las mimen, ese tipo de cosas. Cuando era nino, pense que mi padre queria de verdad a las mujeres, pero despues me di cuenta de que era un hombre autoritario. Mi madre y mi hermana no trabajaron nunca y el las llenaba de regalos, pero nunca pudieron expresar su opinion sobre nada.
– ?Y eso es lo que tu hermana esta buscando?
– Es mas complicado -suspiro Cash-. Si la conocieras, te encantaria. Es divertida, graciosa y muy dulce. Pero cuando se quedo embarazada… no se que le paso, perdio la cabeza. Su novio la abandono y despues de tener a Sammy, se dio cuenta de que no podia con la responsabilidad. Sencillamente, desaparecio.
– ?Dejo a Sammy cuando era un recien nacido? -pregunto Lexie. Cash asintio con la cabeza-. Pero ha pasado mucho tiempo desde entonces. ?Por que no ha vuelto?
– No lo se. Creo que, al principio, se sentia avergonzada y despues, no sabia como hacerlo -suspiro Cash, pasandose la mano por el pelo-. Yo le eche un par de broncas y eso no ayudo nada, por supuesto. Pero, ?que iba a hacer? ?No decirle nada? Sammy ha crecido muy bien, pero cualquier podria darse cuenta que tiene algunos problemas que vienen de…
– Me dijo que se hacia pipi en la cama. Cash la miro, sorprendido.
– ?Lo dices en serio? Nunca se lo ha contado a nadie. En fin, Sammy cree que hay algo malo en el. No lo dice, pero piensa que si su madre se marcho es porque habia algo en el que la impedia quererlo.
– Oh, Cash. Lo se.
– No lo sabes… Bueno, quiza si.
– Hay algo en comun en todos los ninos huerfanos. Se sienten desplazados, como una pieza que no encaja en un rompecabezas. No tienen la misma seguridad que un nino que vive con sus padres -empezo a decir ella-. Nada funcionaba bien en mi vida hasta que empece a ganar dinero. Ya se que te lo he contado antes, pero no es el dinero, es saber que tienes talento para algo. La razon por la que vuelvo a mencionarlo es para que sepas que Sammy y yo hablamos de esas cosas. De lo que a el le gusta hacer. De las cosas que hacen que se sienta bien. He estado intentando ayudarlo para que se sienta seguro, para que sepa que ser feliz consiste en mirar hacia dentro. ?Entiendes?
– Claro -dijo Cash. Su compasion por Sammy hacia que se sintiera afectado. Y el no era un hombre que se dejase afectar por muchas cosas. Pero era mirarla lo que le hacia perder la cabeza. Habia tantas cosas hermosas en ella.
– ?Sabes cual es tu toque de oro, McKay? Tienes un toque de oro con la gente.
– ?Yo? No puedo sujetar el dinero en mi cartera a menos que lo pegue con pegamento.
– No estoy hablando de dinero. Estoy hablando de corazon. A este refugio vienen un monton de extranos, con un monton de problemas que a ti te son ajenos y, sin embargo, tu sabes encontrar la forma de hacerles entender que hay otra forma de ver la vida. El ejercicio de la venda esta manana, por ejemplo. La gente que viene aqui son ejecutivos con problemas de confianza en los demas, gente que no puede delegar y por eso acaban muriendo de un infarto antes de los cincuenta. Pero tu les ensenas a confiar, a dejarse llevar…
– No funciono contigo -la interrumpio Cash.
– No, pero porque yo tengo una vieja pesadilla -sonrio ella-. Bueno, sera mejor que me vaya a dormir. Al jefe le gusta que nos levantemos muy temprano.
– Muy bien.
– Hasta manana, entonces -dijo Lexie, levantandose. Sin querer, golpeo la copa con la rodilla y, al intentar colocarla, se le cayo el vino sobre unas revistas. Cash ni siquiera se molesto en limpiarlo. Lo haria mas tarde. Ella hizo una mueca de disculpa-. No seguiras preocupado por los besos de esta manana, ?verdad?
– Pues, yo… -Cash no habia esperado que volviera a sacar la conversacion y se sentia como un tonto.
– Por eso me invitaste a charlar contigo esta noche. Para estar seguro de que no iba a ponerme muy pesada, creyendo que un par de besos significan una relacion.
Cash busco una respuesta. Pero no la tenia.
– ?Creias que estaba preocupado?
– Seria comprensible. Supongo que por aqui vienen algunas mujeres muy ricas y… muy caprichosas. Seria normal que alguna se quedase prendada de ti y quisiera no solo disfrutar de este refugio, sino del dueno del refugio. Pero no tienes que preocuparte por mi. No pienso hacer nada que pueda herir a Sammy. Se que dentro de un par de semanas estare de vuelta en Chicago.
Cuando se dio la vuelta, Cash la siguio practicamente corriendo. Para darle las buenas noches. O para librarse de ella. Cuanto mas hablaba Lexie con aquel tono pausado, mas nervioso se ponia el.
No tenia ni idea de por que queria darle un punetazo a la pared, ni por que su presion sanguinea estaba por las nubes. Lexie era un sueno de mujer. No le pedia explicaciones y no se portaba como una victima.
Pero cuando abrio la puerta, accidentalmente la cerro. Y, accidentalmente, la miro como un ogro. Y solo accidentalmente, la beso.
Y aquella maldita mujer a la que habia puesto contra la pared y que estaba sonriendo, en lugar de darle una bofetada que era lo que deberia hacer, enredo los brazos alrededor de su cuello.
El beso se volvio «brumoso». Maniaco.