Lexie lo sabia muy bien. Pero eso no le impedia disfrutar de cada segundo.

– Yo tampoco lo se -dijo, apretando su trasero-. Eres tan atractivo…

Cash suspiro. Pesadamente. Despues, aparto las manos de sus pechos y termino de abrochar el chaleco.

– Vale. Entonces vamos a seguir siendo inmaduros.

– Eso parece.

– Me gusta tocarte -murmuro el, mordiendola en el cuello.

– A mi tambien. ?Crees que deberiamos acostarnos juntos?

– Creo que seria una estupidez -contesto Cash, tomandola de la mano para llevarla hasta el barco-. ?Maldita sea, Lexie! Si solo fueras una mujer, ya me habria acostado contigo.

– ?Y que significa eso?

– Que conozco muchas mujeres. No me acuesto con muchas, pero cuando lo hago me siento bien. No me siento culpable.

– Insisto, ?que significa eso?

– Que tu no eres como las demas. Y tengo la impresion de que, cualquiera de estas noches, vamos a terminar juntos. Pero voy a enfadarme mucho conmigo mismo si te hago dano. Lo digo en serio.

– Yo tampoco quiero hacerte dano -dijo ella entonces. Sabia que Cash no estaba tan seguro de si mismo como queria aparentar. Y tambien sabia que se sentia solo-. Quiza si seguimos siendo tan sinceros el uno con el otro, esto podria funcionar.

En aquel momento, Cash tenia un problema mas acuciante que el amor y el sexo. Y era como sobrevivir a una leccion de navegacion con Lexie Woolf en el barco.

– Lo primero que hay que hacer es doblar la vela, despues, virarlo a babor y…

– ?Te va a molestar si me olvido de todo eso?

– ?Molestarme yo contigo? Nunca -dijo Cash, galante. Pero entonces, Lexie decidio meterse en el barco ella solita-. Toca esa soga y te mato. ?Espera un momento! ?Que quieres, que volquemos? -Lexie solto una de sus carcajadas.

– Si no empezamos a navegar, voy a cumplir los noventa y no sere capaz de subirme al bote.

– Barco, no bote. Y estoy seguro de que, a los noventa, tambien serias capaz de volcarlo.

Sin saber por que, Lexie empezo a imaginarse a si misma como una anciana, al lado de Cash. Y le gustaba la idea. Sin dejar de bromear, Cash y ella subieron al barco y despues de advertirle que no tocara nada, empezaron a navegar, dejandose llevar por el viento. Deslizarse por el agua era mas hermoso de lo que Lexie hubiera podido imaginar.

El viento golpeaba su cara. Cash movia la vela, haciendo que el barco tomara la direccion que queria y Lexie sonrio al verlo feliz. Feliz con el barco, con el momento, pero tambien feliz con ella. Y, de repente, era facil imaginarlo haciendo aquello mismo cuarenta anos despues; el con el pelo blanco y arrugas alrededor de los ojos y ella con tripita y la piel cuarteada. El, dandole ordenes y ella, sin hacerle ni caso. El querria estar todo el dia al aire libre, mientras ella necesitaria su movil y su ordenador. Pero era tan divertido estar con Cash que no le importaria ahogarse en aquel aire tan puro.

El no la estaba tocando.

Ella no lo estaba tocando a el.

Pero Lexie se dio cuenta de que estaba realmente enamorada de aquel hombre. Y aterrorizada de no volver a sentir aquella emocion por nadie mas. Era para el y solo para el.

– Lexie… -murmuro Cash entonces. Lexie se asusto. Quiza a el le pasaba lo mismo. Quiza habia encontrado al hombre de su vida. Quiza aquel loco y maravilloso sentimiento era compartido.

– ?Que?

– He dicho que mires detras de ti. Pero vuelve la cabeza muy despacio.

Naturalmente, Lexie volvio la cabeza a la velocidad del rayo. A unos metros de ellos, en la orilla, habia un reno. Y, aparentemente, el animal habia decidido tomar un bano.

– ?Mira, que bonito! -exclamo ella, asombrada. Nunca habia estado tan cerca de un animal salvaje.

– Lexie, ten cuidado. No te muevas…

– Es increible. Mira como nada…

– ?Lexie, no puedes levantarte!

Lexie no estaba exactamente levantada. Solo se habia puesto de rodillas. Pero se le escurrio un pie y tuvo que sujetarse a algo. Un segundo despues, el agua se la tragaba, ahogando el sonido de la voz de Cash, que la gritaba y se reia a la vez.

– ?Y entonces que paso, Cash? ?Despues de que os cayerais los dos al agua?

– Ya te lo he contado tres veces, renacuajo.

– Si, pero es que me hace mucha gracia -sonrio Sammy, mientras Cash lo arropaba.

– Pues estabamos al sur del lago y ya sabes que alli no cubre nada. Lexie podria haberse puesto de pie, pero lo que hizo fue ponerse a gritar como una loca: «?que me ahogo, que me ahogo!».

– Ya me la imagino -sonrio Sammy, encantado.

– Y ya conoces el barco. Una vez que se vuelca, es muy dificil volverlo a colocar en posicion. Yo intentaba hacerlo, mientras le gritaba a Lexie que podia ponerse de pie y…

Los dos escucharon el sonido del telefono en la otra habitacion.

– Ve a contestar, Cash. Pero luego vuelves y me cuentas el resto -dijo el nino.

– De acuerdo.

– Date prisa.

Cuando Cash levanto el auricular y escucho la voz al otro lado del hilo deseo no haber contestado.

– Hannah, hace meses que no llamabas -dijo, paseando por la habitacion, como hacia cada vez que llamaba su hermana-. ?Como estas?

– Bien. Habria llamado antes, pero he estado enferma.

– Ya -Cash habia escuchado aquella excusa un millon de veces-. ?Donde estas?

– En Houston.

– ?En Houston? Cada vez, te vas mas al sur.

– Hace mas calor. ?Como esta?

Cash no perdio el tiempo preguntando a quien se referia.

– A punto de dormirse. ?No iras a decirme que quieres hablar con el?

– Si vas a ponerte…

– No, no, perdona. Solo queria hacerte saber que Sammy esta en la otra habitacion, por si querias hablar con el.

– Luego, quiza. Solo queria saber como estaba. ?Me echa de menos? No creo que se acuerde de mi.

– Se acuerda de ti, Hannah -suspiro Cash-. ?Y tu como estas?

– Bien. Tengo trabajo en Houston y parece que este va a durar. Es posible que vuelva a la universidad.

– Eso seria estupendo -dijo el. Habia oido eso demasiadas veces.

– No me crees, ?verdad?

– Claro que si.

– Y no estoy saliendo con ningun hombre. Estoy trabajando para poner mi vida en orden.

– No te estaba criticando, Hannah. Pero si quieres hablar con Sammy…

– Quiza no es buena idea.

– ?Necesitas dinero?

– Pues… las cosas me van bien, pero como te he dicho, quiero volver a la universidad y necesito pagar la matricula. Ya sabes.

– Ya. Bueno, voy a llevar el telefono a la habitacion para que hables con el nino un momento -dijo Cash. Era un chantaje puro y simple, pero sabia que, de ese modo, su hermana tendria que hablar con Sammy. Tendria que ser muy amable con el si queria que le diera un centimo. Cuando entro en la habitacion, Sammy lo estaba esperando con los ojos muy abiertos-. Tienes una llamada -sonrio, cubriendo el auricular con la mano-. Es tu madre. No tienes que hablar con ella si no quieres, pero…

Sammy salto de la cama con la velocidad de un meteoro. El chico vivia esperando las pocas veces al ano que su madre se dignaba llamar por telefono.

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