cremallera de la tienda.

De repente, estaban solos. Y, por fin, Lexie se dio cuenta de lo que estaba pasando.

Cash queria dormir alli. Con ella. En aquella tienda diminuta. Y no tenia nada que ver con un ejercicio de acampada sino con un hombre que no sabia muy bien como seducir a una mujer. Llevaba todo el dia intentando avisarla, pero ella, con un coeficiente intelectual muy por encima de 100, no se habia dado ni cuenta.

Lexie sabia la atraccion que sentian el uno por el otro, pero tambien sabia que Cash no queria mantener relaciones con una mujer para no herir a Sammy.

– Cash… -empezo a decir-. Yo soy una de esas personas a las que hay que dejar las cosas muy claras. ?Te importaria decirme si esto significa que quieres dormir conmigo?

Lexie vio la sonrisa del hombre en la oscuridad.

– Crei que estaba claro.

– Para mi, no. Ya estoy acostumbrada a que quieras ahogarme, tirarme por un precipicio y cosas asi, pero no se si esto significa… algo mas que dormir juntos en el bosque.

Cash suspiro. De una forma muy masculina.

– A mi las palabras no se me dan bien, Alexandra. Pero hare lo posible para aclarartelo. Se muy bien que a las mujeres les gustan las cosas romanticas. Llevo todo el dia intentando darte una oportunidad para que me dijeras que no, o para que me dieras un punetazo en la nariz, si esa era tu eleccion. Pero tienes que saber que si te he traido a esta tienda no es precisamente para… dormir.

Despues de eso, el silencio. Y, en el silencio, Lexie podia oler a musgo, a tierra humeda. Fuera de la tienda, escuchaba el rumor de las hojas movidas por el viento, como si murmurasen secretos.

Dentro de la tienda, estaba completamente a oscuras, pero cuanto mas tiempo pasaba, mas se acostumbraban sus ojos a la oscuridad. Empezaba a vislumbrar el perfil de Cash y casi podia ver el brillo de sus ojos. Buscandola. Esperando.

Quiza ella misma habia estado esperando ese momento. Deseandolo. Pero hubiera querido que Cash la sedujera, no que le diera opcion a retirarse. Queria que la abrumase, no que le pidiera permiso. Pero McKay estaba esperando su respuesta, con paciencia infinita.

Y como el estaba siendo tan irritante, hizo lo unico que podia hacer. Echarse en sus brazos.

Cash cayo de espaldas con un grunido, o un suspiro. O quiza habia sido ella.

Lexie no entendia lo que sentia por aquel hombre. Quiza no lo entenderia nunca.

Pero sabia que sentia por el un millon de emociones diferentes. Algo en Cash la despertaba a la vida como nadie habia conseguido despertarla jamas.

Y, en su corazon, sabia que nunca volveria a sentir aquello por nadie. La vida no terminaria cuando dejase a Cash, pero no seria lo mismo. Tenia que elegir: vivir y saborear aquel momento o habria desaparecido para siempre.

Atacarlo habia sido buena idea. La mejor.

Solo con besarlo se encendian sus fantasias mas prohibidas. Cash sabia a deseo, a hombre. Siempre la habia puesto nerviosa su olor. Las mujeres tenian un sexto sentido con los hombres. Y Cash era un problema; lo habia sabido desde el primer dia.

Podria romperle el corazon.

Lexie nunca seria la misma si hacian el amor.

Pero entonces Cash la miro, con los ojos azules oscurecidos de pasion. Lexie acaricio su pelo. El pelo de Cash, suyo, para ella… al menos, en aquel momento. Y ese momento era lo unico que importaba.

El se dejaba besar. Asombroso, penso ella. No era tan macho, su Cash. No estaba tan seguro de si mismo. Parecia tan solido como una roca, pero cuando rozo su cara con la mano, Lexie sintio que estaba temblando.

En ese momento, supo que el tenia tanto miedo como ella. Y que se encontraba igual de solo. Tenia familia y amigos, pero como ella, no tenia a esa persona especial que hacia desaparecer la negrura de la noche.

Cash no era un huerfano, pero Lexie reconocia un huerfano de corazon. Lo beso entonces sintiendo un placer inesperado, una ternura sobrecogedora. El resto, no importaba.

No habia nada ni nadie entre los dos.

Lo besaba sin verguenza alguna. No era ella la que desabrochaba los botones de su camisa. No era ella quien exploraba con las manos el torso desnudo del hombre, los musculos tensos, la piel ardiente.

Lexie levanto la mano de Cash para ponerla sobre sus pechos, un movimiento muy atrevido ya que ella no tenia grandes pechos, pero le gustaba tanto sentir su mano que se sentia como si los tuviera. Y mas cuando Cash, lanzando un gemido ronco, la coloco debajo de el.

Y mas aun cuando levanto su jersey de un tiron y empezo a acariciar sus pezones con la lengua, dejando un rastro humedo sobre su pecho. Unos segundos despues, Cash le habia quitado toda la ropa.

Lexie sintio frio, un frio que era como una violacion, hasta que el se apreto contra su cuerpo. Cash se habia quitado la camisa, pero seguia llevando los pantalones.

Seguia besandola, acariciando su pelo, como hipnotizado. Incluso en la oscuridad, podia ver su sonrisa y el brillo de sus ojos, buscando los suyos. La deseaba. Estaba intentando ir despacio, ser paciente. Querva darle placer, queria controlarse y ella lo sabia porque notaba el temblor de sus manos.

Lexie empezo a bajarle los pantalones con dedos temblorosos, mientras el la acariciaba por todas partes. Sus besos eran entonces besos destinados a encenderla. Y el deseo se convertia en una necesidad.

– Date prisa -susurro.

Cash se paro un momento.

– Quiza vamos demasiado deprisa.

– ?Tu crees? Yo pense que aun estabamos en primera -bromeo ella, tocandolo por todas partes-. Podriamos hacer una apuesta.

– ?Que clase de apuesta?

– A que puedo desabrochar la cremallera de tus vaqueros con los dientes.

– Si estas buscando problemas, acabas de encontrarlos.

Eso esperaba Lexie. Habia deseado aquel momento desde la primera vez que lo vio y no pensaba seguir negandoselo a si misma. No era una ingenua, pero ningun hombre habia podido cambiarla. Y sabia que Cash podria.

Sus manos la acariciaban, la tocaban, la volvian loca. En su cabeza, Lexie vio un millon de estrellas, experimento un millar de colores. La noche se convirtio en una cascada de sensaciones. El acariciaba sus pechos, sus costados, sus muslos, haciendo que levantara las piernas, deseandolo mas cerca. Deseandolo desnudo, dentro de ella.

No podia esperar mas.

– No quiero seguir jugando -gimio.

– Aun no hemos empezado.

– Te deseo.

– Yo tambien. Mas de lo que nunca he deseado a una mujer. Solo a ti, Lexie. Nunca he sentido este fuego por nadie.

– Entonces… tomame.

– Nos tomaremos el uno al otro, te lo prometo. Pero quiero darte placer. Deja que lo haga…

Cash empezo a acariciar su cuello, dejando un collar de besos en su garganta. Nunca nadie la habia besado con tal reverencia. Nadie nunca habia compartido de tal modo su desnudez, su soledad. Lexie no sabia que podia compartir tantas cosas con otro ser humano. El le hacia regalos, el mareante regalo de la belleza, el exuberante de la lujuria… dando, dando y dando hasta que no pudo soportarlo mas.

Lexie levanto las piernas y las enredo alrededor de la cintura del hombre. La mirada de Cash era salvaje mientras entraba en ella, con fuerza. Un grito escapo de sus labios, el sonido tan pagano como la noche. Le hizo dano, pero un dano delicioso. Un beso se volvio un mordisco. Olia a sudor, a sexo.

?Cuando se habia vuelto tan calida la noche?

?Cuando se habia roto la oscuridad con la luz de sus ojos?

– Cash, Cash…

– Lo se -murmuro el. De nuevo, volvio a arquearse y, de nuevo, se hundio en ella, con un ritmo tan antiguo como el tiempo. Lexie conocia a aquel hombre. Lo habia conocido desde siempre. Era la unica persona en el mundo que podia atravesar la oscuridad por ella-. Conmigo, Lexie. Conmigo.

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