yo necesito uno… si no te importa.
– Si es por ti… -sonrio el nino, enredando los bracitos alrededor de su cuello-. Vas a hablar con Lexie, ?verdad?
– Si. Voy a ver si se ha tranquilizado.
– ?Vas a enterarte de por que ha llorado?
– Lo intentare.
– No era por su hermana.
– Ya lo se.
– Cash, tengo que decirte otra cosa.
– Dime.
Sammy se quedo pensando un momento.
– Yo creo que Lexie es la chica para nosotros -dijo por fin-. Mi madre no va a volver a buscarme, ?sabes?
Uno de aquellos dias, aquel nino iba a romperle el corazon.
– Me temo que no -asintio Cash.
– Bueno, ya lo sabia. Pero nunca me ha hecho falta que volviera, ?eh, Cash? Yo estoy muy bien contigo. Pero es que ahora, con Lexie…
– ?Que, hijo?
– Quiero que se quede -susurro el crio-. Por ti. Pero tambien un poco por mi. Se que no se quedaria por un nino como yo, pero a lo mejor si tu se lo pides…
– Samuel McKay, tu eres muy importante -lo interrumpio Cash. Tan importante que a veces habia deseado estrangular a su hermana. Tan importante que sus palabras le partian el corazon-. Voy a contarte un secreto. De hombre a hombre.
– ?Cual?
– A mi me gusta mucho Lexie. Muchisimo. Pero cada uno busca en la vida lo que necesita y yo no se que necesita ella. Aunque nos quiera, es posible que no pueda quedarse. Y yo no puedo prometerte que vaya a convencerla.
– No hace falta, Cash -murmuro Sammy-. Es como mi madre. Necesita algo, pero no a mi. No te creas que ahora me gustan las mujeres, pero Lexie es diferente. Y tambien es diferente para ti, asi que no me importa que estes con ella…
– Vale -dijo Cash-. Me alegro de que hayamos hablado.
– Yo tambien. Vete con Lexie para que no llore, ?vale?
Ella seguia en el salon. Pero estaba frene a la ventana, mirando el cielo lleno de estrellas. Una ola de amor lo recorrio entonces. Eran sus rizos. Y aquel trasero respingon. Y la orgullosa posicion de sus hombros. Cuando lo oyo entrar, Lexie se dio la vuelta con fuego en los ojos. Un fuego que intento disimular.
– Iba a marcharme, pero no queria hacerlo sin darte las buenas noches.
– Te acompanare a tu habitacion.
Caminaron por el pasillo sin decir nada, sin encender las luces. Cuando llegaron a la habitacion, Lexie entro dejando la puerta abierta y Cash la siguio.
– Lexie, ?que ha pasado? ?Por que te has puesto tan nerviosa?
– No lo se. Ya te he dicho que los ataques me dan de repente -contesto ella, sin mirarlo.
– Pero se que no habias vuelto a tener ninguno.
– Si. Tenias razon sobre estas montanas. Son magicas.
– Quiero ayudarte mi amor. Pero tienes que decirme como.
– Compartir tu vida durante estas semanas ha sido increible para mi, Cash. Me has ayudado mas de lo que lo ha hecho nadie.
Aquellas eran hermosas palabras, pero parecian el preludio de una despedida.
– Lexie, te quiero.
– Yo tambien te quiero. Eres mas parte de mi vida que los latidos de mi corazon -murmuro ella-. Lo siento. No queria asustar a Sammy actuando como una histerica.
– No eres una histerica.
– Queria decir…
– ?Lexie?
– ?Que?
– ?Que dirias si… si te pido que te cases conmigo? -pregunto Cash con voz ronca. Jamas habia hecho esa pregunta. Jamas habia pensado hacerla-. Ya se que acabamos de conocernos, pero hemos pasado mucho tiempo juntos. Se que tienes que volver a Chicago -siguio diciendo el, con el corazon en la garganta-. Pero tambien se que ahora hay cosas como el fax y el ordenador y los moviles y… ?no podrias trabajar en lo tuyo donde quisieras? No estoy diciendo que tenga que ser aqui al menos no todo el tiempo. Pero, para lo que tu haces, ?no es posible tener una oficina en una casa, en lugar de en un rascacielos?
– Cash… -murmuro Lexie, levantando la cara.
– No te estoy pidiendo que abandones nada. No quiero que dejes tu trabajo, solo te estoy pidiendo que lo pienses. Estoy preguntando si hay alguna posibilidad por remota que sea que quieras a un hombre y a un nino que viven perdidos en Idaho.
Cash dio un paso adelante y la beso, con un beso que parecia tener grabado el nombre de ella. Se decia a si mismo que debia ir despacio, que tenia que darle un poco de tiempo para pensar, pero no podia hacerlo. Cerro la puerta de la habitacion con el pie y, un segundo despues, la tenia tumbada sobre la cama.
Nada iba a funcionar en su vida si ella se marchaba, de eso estaba seguro. Nada seria divertido. Nada seria magico.
Le gustaba todo de Lexie, hasta sus ataques de ansiedad. Le gustaba como hablaba con Sammy, como jugaba con los cachorros o bromeaba con Keegan; le gustaba como gritaba cuando veia una arana. Y le gustaba porque estaba sola. Como el. Y le gustaba mucho como besaba.
Ninguna mujer podia besar como Alexandra. Quiza se habia pasado tumbandola en la cama, pero era ella entonces quien enredaba los brazos alrededor de su cuello.
Y ella la que abria la boca para acariciarlo con sus labios y levantaba una pierna para enredarla en su cintura. Habia tanto amor en sus besos…
Cash le quito la camisa sin problemas. Y mas facil le resulto quitarle los pantalones y las braguitas al mismo tiempo. Cuando estaba quitandole los calcetines, ella tomo su cara entre las manos para robarle un beso humedo y calido.
Lexie encontro la cremallera de sus vaqueros y metio la mano dentro, acariciandolo con su mano de chica de ciudad, acariciandolo arriba y abajo.
– Lexie…
– No hables. No tenemos que hablar.
– Si tenemos que hablar -dijo Cash. Pero tenia miedo de hacerlo. No sabia que decir para ganarla. No sabia que palabras usar para convencerla de su amor.
De modo que volvio a besarla. En la cara, en el cuello, dejando un reguero humedo en su pecho, en su vientre. Sabia que eran dos personas diferentes, con diferentes compromisos. Entendia que ella no quisiera atarse a alguien como el, pero tambien sabia que todo era perfecto con ella. Comer, reir, leer. Las diferencias no importaban porque cada segundo de su vida seria perfecto si Lexie estaba con el.
Habia escondido aquellos sentimientos, pero no pensaba seguir haciendolo.
Intento decirselo. Todo. Besandola, acariciando sus piernas, acariciando su vientre. En la oscuridad, podia ver el brillo pagano de sus ojos, sentir los fuertes latidos de su corazon mientras ella clavaba las unas en su espalda, impaciente.
Pero Cash no queria que aquello terminase. Nunca, si era posible. La tomo con la lengua, llevandola muy alto, tan alto que se quedo sin aire.
Y despues, la tomo para llevarla con el de nuevo a la cumbre. Esa era su forma de decirle que estaba dispuesto a arriesgarse a todo por ella.
La alegria en los ojos de Lexie iluminaba la oscuridad. Era amor lo que compartian. Amor lo que se