– ?Ocurrio algo raro el dia de Accion de Gracias?

– ?Aun sigues preocupada por eso? Es una tonteria, Maggie. Estoy segura de que no lo recuerdas precisamente por lo preocupada que estas por no recordarlo.

– Seguramente. Pero de todas formas… ?ocurrio algo diferente en aquella cena?

Maggie coloco la pila de ropa en brazos de su hermana para poder sacar la tarjeta de credito del bolso.

– Nada. Cenamos pavo, como siempre, y la ensalada de naranja de mama. Los rollitos se me quemaron… en fin, nada nuevo, excepto que esa noche fue la que mi hijo mayor empezo a parecer un angel. De hecho, tu misma estuviste hablando un buen rato con el en el porche.

– ?Sabes de que hablamos?

– Pues supongo que sobre sus amigos. Ya sabes la clase de gente con la que ha estado saliendo ultimamente. Todos beben y tienen demasiado dinero, y si faltaba a clase un solo dia mas, perderia el curso… -Joanna suspiro-. Le dijeras lo que le dijeses, sirvio para hacerle reaccionar. Desde que su padre murio, tu has hecho con ellos de padre y de madre mucho mejor que yo, y…

– ?Eso no es verdad, Joanna! Tu eres una madre maravillosa.

– Eso pensaba yo antes -suspiro-, pero ultimamente no es asi. Estoy siempre preocupada, nerviosa… y termino gritando. Se que no me escuchan, y que lo que hacen es… ?eh!

– ?Eh, que?

Les habia tocado el turno para pagar y Maggie habia entregado ya su tarjeta de credito.

– Pues que no quiero que pagues tus cosas y las mias! Hay que separar lo que…

– Hay un monton de gente esperando y asi es mas facil. Ya haremos cuentas despues.

Y despues, ya se las arreglaria para olvidarse de hacerlo…, pero el problema era que ayudar economicamente a su hermana le parecia poco mas que ponerle una tinta a una pierna rota. La creciente falta de confianza en si misma de Joanna la estaba alarmando, ademas de hacerla sentirse impotente e inutil, ambas sensaciones extranas para ella.

Al salir de la tienda, penso en la tarde que la esperaba con Andy. Entre preocuparse por su hermana y aquellos dichosos ataques de ansiedad, no habia vuelto a ser ella misma desde el accidente. Su vida parecia sumida en un lio permanente.

Menos con el, porque aunque Andy tambien estuviese contribuyendo a confundirla un poco, se debia sin duda a que el era lo unico en su vida inesperada y completamente maravilloso.

Cuando Andy llamo a la puerta de Maggie, eran poco mas de las cinco. Un poco tarde, teniendo en cuenta que debia haberla recogido a las tres.

Las luces del jardin estaban encendidas, lo cual no podia sorprenderlo porque el sol habia desaparecido hacia ya rato y la luna aun no se habia asomado, asi que todo el paisaje estaba sumido en la mas absoluta oscuridad. Maggie tardaba en abrir, asi que volvio a llamar con los nudillos e hizo rotar los hombros para intentar deshacerse de la tension de aquel horrible dia. Tenia que estar en casa, porque el coche nuevo estaba alli, pero saber si estaba dispuesta o no a recibir a un acompanante que se presentaba con casi tres horas de retraso era imposible.

Fue a llamar una tercera vez, pero en el mismo instante, la puerta se abrio y aparecio ella, como un rayo de sol. Andy la bebio de un solo vistazo, desde el jersey amarillo y los vaqueros ajustados hasta el pelo suelo y flotando sobre los hombros, y el corazon se le encogio incluso antes de ver su sonrisa. Esperaba que lo recibiera enfadada.

– Maggie, siento muchisimo…

– Ya lo has dicho dos veces en el contestador, asi que no te preocupes, Andy, que no pasa nada -lo invito a entrar-. No decias cual era el problema en los mensajes, pero me imagino que algo de trabajo, ?no?

– Si.

No iba a explicarle como un simple problema de trafico lo habia llevado a descubrir un maletero con mas armas que una milicia. Habia tenido que llamar a los federales, pero las cosas no habian mejorado con su llegada, de modo que el dia habia resultado ser agotador.

– Pareces muy cansado -comento Maggie.

Y asi estaba, hasta que ella, dejandose llevar por un impulso, le rozo la mejilla con los labios cuando el se esperaba un recibimiento frio como el hielo. Su ex mujer habria fregado el suelo con el por llegar tan tarde y echar a perder los planes. Y eso mismo habrian hecho la mitad de las mujeres que conocia.

Andy sabia que el gesto no pretendia mas que ser de simpatia y comprension, pero maldicion… aquella carga electrica deberia haberse desvanecido ya, al igual que deberia ser capaz de controlar su testosterona estando cerca de ella.

Tenia que haber algun fallo. No podia ser tan perfecta para el, con el, sobre todo teniendo en cuenta que apenas se conocian.

– Estas siendo muy comprensiva con un tipo que se presenta a tu puerta cansado y sin afeitar, despues de haber echado a perder una tarde perfecta para el esqui de fondo.

– De lo del afeitado, ya me he dado cuenta, pero es una de esas cosas parecidas a las del dentifrico… si te presentas algo descuidado, yo no tendre que avergonzarme si descubro de pronto que llevo un agujero en el calcetin. Y en cuanto a los planes para esta tarde…, cuando me di cuenta de que no ibas a poder llegar, se me ocurrio otra cosa. ?Sigues estando de guardia?

– Tecnicamente la tarde de los jueves la tengo libre, pero nunca se sabe, sobre todo, despues de un dia como el de hoy. Siempre que este localizable a traves del telefono movil.

– Entonces, digamos que puedo raptarte siempre que tu puedas llamar a casa, ?no?

– La pregunta tiene trampa, pero la respuesta no. Tu puedes raptarme como te de la gana -contesto.

Aunque en realidad, no pensaba que fuera a hacerlo, por supuesto. Pero una hora mas tarde, se preguntaba si alguna victima de un secuestro habria disfrutado tanto como el lo estaba haciendo con el suyo.

Habian esquiado mas o menos un ki1ometro y medio mientras la luna iluminaba el cielo. El iba de mula de carga. Desconocia lo que habia en la mochila pero pesaba bastante, aunque nada habria podido distraerlo de los placeres del paseo, que resulto ser lo bastante largo como para conseguir que olvidase las tensiones del dia. La luna en la nieve era otro mundo, sobrecogedor y pacifico, y los bosques resultaban fragantes y misteriosos. Asustaron primero a un ciervo, y despues a un zorro, pero llevaban ya un rato sin ver a un solo animal.

El fuego hipnotico crepitaba rodeado por un lecho de piedras, pero para Andy aun era mas hipnotica la imagen de Maggie. Estaba agachada, asando el pollo en el improvisado asador hecho con palos. Ella llevaba la lena en su mochila, y el el polio, un termo con caldo caliente y patatas. Mientras ella trabajaba, el aprovecho su papel de cautivo para sentarse sobre un aislante que habia traido ella, apoyada la espalda contra un tronco.

El lugar en el que estaban no podia verse desde su casa, y resultaba un escondite perfecto. Daba a un pequeno precipicio en cuyo fondo caia el agua del deshielo. La luna se asomaba entre los picos de las montanas.

– Este lugar tiene que ser un pedazo del paraiso -comento.

– Sin duda. La belleza del lugar es lo que me animo a comprar en un paraje tan aislado, y afortunadamente es algo que no puede apreciarse desde la carretera. Me pone la piel de gallina pensar que algun turista pueda descubrirlo y pretenda sacarle partido. ?Ay va! Me he olvidado de traer vasos.

– Creo que sobrevivire a compartir el termo contigo.

– ?Te gusta el caldo? Viene bien en una noche de frio como esta.

El no habia notado ningun frio. Los pinos rodeaban el lugar, proporcionandole abrigo del viento, pero era el calor que generaba ella lo que el mas notaba.

– ?Sabes una cosa? Me parece que te insulte al decirte que no tenias potencial como delincuente. Lo retiro. Tienes las dotes necesarias para ser una buena secuestradora. Puede que al final, tengas futuro tras las rejas.

– Si, ya, ahora te atreves a hacerme cumplidos, pero es que todavia no has probado mi cocina. Y creo que el pollo ya esta. No, no te levantes. Has tenido un dia bastante mas duro que el mio.

Y Andy se dejo mimar.

Nada, ni el mejor caviar irani, ni el mejor plato de cocinero frances podrias haberle sabido tan bien como aquel pollo asado directamente al fuego. Maggie se acomodo junto a el, y ambos dieron cuenta de la comida como lobos hambrientos. Cuando Maggie empezo a hablarle de las compras de Navidad que habia estado haciendo con su hermana, Andy comprendio que se trataba simplemente de charlar, pero al poco se dio cuenta de

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