Como cualquier otro adolescente, salto al tejado con una elasticidad sorprendente. Pero la torpeza tambien es caracteristica de la adolescencia, asi que la bota de Colin se engancho en el ultimo peldano, y Maggie vio la escalera ladearse y desaparecer. Menos mal que Colin tuvo el buen sentido de, al perder contacto con la escalera, tirarse boca abajo sobre el tejado.

– Vaya…

– No te muevas, no mires, no hagas nada -dijo Maggie con serenidad-. No se te ocurra hacer ninguna tonteria. Los dos estamos bien y no va a pasar nada. Encontrare la forma de bajar de aqui.

Pero al mirar hacia abajo, no tuvo ni idea de como iban a conseguirlo. Las crisis nunca la asustaban y era una mujer de recursos, pero era imposible alcanzar la escalera y el salto de dos pisos, aun contando con que la nieve amortiguase la caida, era francamente peligroso.

– Encontrare la forma de bajar -dijo-. Tu no te pongas nervioso.

Estar atrapados en el tejado era un problema, pero evitar que Colin hiciese alguna locura era su prioridad. Media hora mas tarde, Maggie habia solventado una crisis, pero no la segunda… cuando vio el coche del sheriff pararse delante de su casa con un chirriar de neumaticos.

Capitulo 7

– ?Que demonios estais haciendo?

Con una pregunta tan tonta, ya que Andy podia ver perfectamente lo que estaban haciendo, Maggie contesto con lo evidente.

– Arreglando el tejado. Ya hemos terminado. Hola, Andy.

– Hola, secuestradora, y hola… Colin, ?verdad?

– Si. Hola, sheriff Gautier.

Maggie se dio cuenta de que su sobrino se ponia rojo y nervioso en presencia del sheriff; ella tambien, pero no por las mismas razones, claro. Ya que estaban atrapados en el tejado, habian arreglado la gotera. ?Por que no? No tenian nada mejor que hacer hasta que encontrase la forma de bajar de alli.

Y Maggie tenia un plan. Mientras arreglaban el tejado, habia tenido tiempo de valorar la situacion y determinar que no habia ninguna solucion brillante al problema. Iba a tener que saltar. La parte oeste de la casa tenia arbustos y los montones mas grandes de nieve, de modo que serian los mejores cojines para amortiguar la caida. La posibilidad de hacerse dano no le hacia ninguna gracia, pero no podia contar con que la policia montada fuese a rescatarla.

Y aquel policia que acababa de bajarse del coche, los miraba a ambos con el ceno fruncido.

Era mortificante que la hubiese encontrado en aquella situacion, pero nada mas verlo, se olvido de la noche sin dormir, de su mal humor, de todo.

Aquella mandibula cuadrada y aquellos ojos tan negros y tan sexys le aceleraron sin remedio el pulso.

– Colin, ?sueles dejar que tu tia haga esta clase de tonterias? No se como se le ocurrio subirse a un tejado helado y resbaladizo en pleno invierno. ?No podrias darle un capon de vez en cuando para que no pierda el sentido comun?

– Ni se te ocurra gritarle a Colin -intervino Maggie cuando su sobrino iba a contestar-. Todo iba bien hasta que me tropece accidentalmente con la escalera. Ademas, el tambien penso que arreglar la gotera no era buena idea, pero se decidio a subir porque se sentia obligado a ayudarme.

– Ya, pues yo me siento obligado a retorceros el pescuezo a los dos -Andy levanto la escalera y la coloco contra el alero-. Colin, tu y yo vamos a tener una pequena charla sobre los pajaros y las abejas, empezando por cuando uno no debe escuchar a una mujer.

– Oye, que te iba a hacer una taza de chocolate caliente para darte las gracias por ser nuestro heroe, pero voy a tener que retirar el ofrecimiento. Tu actitud no es lo bastante buena para…

– ?Que te parece, Colin? Hace una de las mayores idioteces de la historia y al final somos mi actitud y yo quien tiene la culpa. ?Tu crees que un hombre razonaria con esa logica?

– Mm… no, senor.

– Ni se te ocurra hacer frente comun con el -le advirtio Maggie, pero su sobrino ya se estaba riendo y Andy siguio con la broma.

– Es que ya estamos del mismo lado, los dos estamos intentando evitar que te partas el cuello. Si el sol se hubiese nublado por un instante, la diferencia de temperatura habria convertido ese tejado en una pista de patinaje. Colin, ni se te ocurra volver a hacer caso a esta descerebrada…

– ?Descerebrada! ?Ya te puedes ir olvidando del chocolate! Colin, ni se te ocurra hablarle asi a una chica.

– Colin, ni se te ocurra hablarle asi a una chica, a menos que se lo merezca. Y ese es el caso de tu tia; es mas, de no estar tu delante, el tono de mi lenguaje habria subido un par de grados.

Mientras descendia por la escalera, sintio las manos de Andy en las caderas. Fue solo durante unos segundos; la estaba ayudando a no perder el equilibrio, nada mas, pero cuando llego abajo, la miro de arriba bajo buscando posibles danos.

– Estas muerta de frio -murmuro, y la beso. Estaba segura de que no habia sido mas que un gesto impulsivo que expresaba alivio por encontrarla bien, pero en cuanto levanto la cabeza, su expresion dejo de reflejar preocupacion, alivio o enfado. Aquel beso que apenas duro una decima de segundo lo cambio todo. Sus ojos conectaron y de pronto estuvieron solos, a pesar de que Colin estaba delante, de que seguia teniendo la nariz y los pies congelados y de que nada habia cambiado en aquel paisaje cubierto de nieve e iluminado por el sol. Andy era la unica cosa en Technicolor. De pronto, se sentia mas suave que un amanecer, y el pulso le tarareaba canciones de amor con solo ser consciente de como la miraba.

Colin bajo de la escalera, se dio la vuelta y dejo caer el cubo de la brea al ver como se miraban.

– Mm… Mags, mira, tengo que irme a casa ahora mismo y…

– Tonterias -reacciono Maggie-. Lo primero que tienes que hacer es entrar en casa y calentarte. Diselo, Andy.

Maggie sujeto a su sobrino por un brazo y Andy por el otro, y aparentemente el no se dio cuenta de que ambos adultos pretendian que les sirviera de carabina. Andy preparo el chocolate y siguio con el sermon de como manejar a las mujeres mientras Maggie se ponia unos pantalones secos y un grueso jersey rojo. Cuando volvio a unirse a ellos, los nervios de Colin casi habian desaparecido, y ambos se reian de unos horribles chistes sobre rubias tontas.

Los puso a trabajar encargandoles que encendieran el fuego, maravillada por el tacto con que Andy trataba a su sobrino. Exceptuando unos cuantos profesores, Colin no habia estado expuesto a la influencia de un hombre adulto desde la muerte de su padre. Le era imposible imaginar por que inicialmente habria respondido con tanta incomodidad ante la presencia de Andy, pero el buen humor y la sencillez de este parecian haberselo ganado. Cuando terminaron de encender el fuego, los dos parecian llevarse de maravilla, al menos hasta que Andy sugirio que pidieran una pizza.

Colin se levanto inmediatamente y los miro a ambos.

– Es que… bueno, no se… no creo que querais tener una tercera persona dando la lata aqui…

No solo la querian, sino que les encantaria tenerla.

– Has estado a punto de congelarte el trasero por mi culpa, asi que al menos quedate a tomar una pizza con nosotros.

– Es que mama estara preocupada porque no sabe donde estoy, cuando se supone que deberia estar en casa echandole una mano…

– Llamala -dijo Andy-. No le importara que cenes con el sheriff, aunque no hayas hecho tu parte de trabajo de la casa. Confia en mi. Tengo una mano increible con las madres.

Lo convencieron para que se quedara a cenar y dispusieron el mantel en el suelo, delante de la chimenea, y durante un buen rato, los chicos siguieron con su retahila de chistes sobre mujeres, hasta que Maggie los interrumpio.

– Ahora me toca a mi. ?Cuantos hombres se necesitan para poner un rollo de papel higienico en el cuarto de bano?

– Esta bien, voy a morder el anzuelo -contesto Andy, guinandole un ojo a Colin-. ?Cuantos?

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