– Pues la respuesta es ?quien lo sabe? Es algo que no ha ocurrido jamas en la historia del universo.

Los dos la miraron con los ojos abiertos de par en par, y despues Andy le dio unas palmadas en la espalda porque con tanta risa se estaba atragantando.

– Es otro de los problemas a los que hay que enfrentarse con las mujeres, Colin creen que sus chistes son graciosos.

Maggie le dio un punetazo a cada uno, y sirvio lo que quedaba de pizza.

– He aprendido mucho esta noche, senor -dijo Colin en cuanto se termino lo que le habian puesto en el plato, y tras recoger la cazadora, se despidio y se marcho.

En cuanto Colin salio, la atmosfera cambio. Andy llevo los restos de la pizza a la cocina y como Cleopatra estaba dando con las patas en la puerta, Maggie salio a darle los restos de la ensalada. No es que hubiera entre ellos un repentino silencio. No es que, de pronto, no tuvieran nada que hacer. Pero es que la presencia de Colin habia sido lo mismo que contar con la de un sacerdote que garantizase la pureza de sus pensamientos.

Cuando volvio a entrar en el salon, Maggie se levanto a echar un tronco mas al fuego.

– Has sido maravilloso con Colin.

– Me parece un chaval estupendo, aunque tengo la impresion de que hay algo que lo preocupa, Maggie. ?Sabes si le ronda algo por la cabeza?

Ella arqueo las cejas.

– La verdad es que yo diria casi lo contrario. Ha tenido un ano dificil, pero desde el dia de Accion de Gracias, todo parece irle mucho mejor. De hecho, el otro dia le decia a mi hermana que parece haberse transformado en un angel.

– Puede que estuviera nervioso por mi culpa. Les pasa a muchos adolescentes cuando estan con un hombre que lleva placa -Andy se rasco la barbilla-. De hecho, cuando yo tenia quince anos, se me pasaban un monton de cosas por la cabeza, la mayoria inducidas por las hormonas, que no hubiera querido que mis padres ni la ley supieran nunca. ?Y dices que ha tenido problemas?

– Problemas, no. Problemillas -Maggie se levanto y se limpio las manos-. No hay un hombre adulto en su vida, Andy, y echa mucho de menos a su padre.

– De todas formas, me ha gustado conocerlo, principalmente porque es familia tuya y alguien importante para ti, pero tambien… bueno, porque si surge algo, espero que piense que puede hablar conmigo.

– Lo que yo espero es que no ocurra nada. Mi hermana es tan fragil en este momento que creo que sufriria un ataque si le ocurriera algo a cualquiera de los chicos.

Andy coloco el atizador del fuego en su sitio.

– A veces esa presion es demasiado fuerte para un chico. Todo el mundo comete errores. El truco consiste en asegurarse de que aprende de esos errores en lugar de repetirlos.

– Muy perspicaz, Gautier.

El sonrio.

– Es que sigo intentando convencerte de que soy un chico listo…, aunque no lo bastante como para saber que vamos a hacer ahora. Tu sobrino nos ha salvado durante un rato, pero ?que va a impedir ahora que te abalances sobre mi?

Maggie lo miro con los brazos en jarras.

– ?Que desfachatez la tuya! No me estaras acusando de tener intenciones pecaminosas, ?verdad?

– Eh, que yo soy el inocente. Tu eres la que guarda un oscuro secreto en su pasado.

Ella tampoco habia conseguido olvidarse de su amnesia. Era como una especie de picadura de mosquito que no pudiera rascarse, pero Andy siempre era capaz de encontrar la forma de que pudiera reirse de ello.

– Tu virtud va a estar a salvo, al menos durante unos minutos. Iba a sugerir que vieramos una pelicula, pero acabo de caer en la cuenta de que no te he preguntado cuanto tiempo vas a poder quedarte.

– La verdad es que mi intencion era estar solo unos minutos; nada de cena, ni de quedarme hasta tan tarde, pero me apetece la idea de una pelicula. Despues, tendre que volver a pasarme por la oficina. Tengo papeles de los que ocuparme y manana empiezo a trabajar a las cinco de la manana.

Aparte de lo de su horario de trabajo, lo que pretendia era decirle sutilmente que no iba a presionarla para quedarse a dormir, e intento convencerse de que debia sentirse aliviada, y no frustrada.

– De acuerdo. ?Que te parece si preparo unas palomitas mientras tu eliges una pelicula?

Mientras servia unas jarras de cerveza y esperaba a que se hicieran las palomitas, el revisaba su coleccion de videos con expresion angustiada.

– ?Como es que solo tienes peliculas de miedo y sangre?

Ella se echo a reir.

– Si quieres ver Bambi, ten una sobrina. La verdad es que tengo todo un cajon lleno de peliculas de chicas, pero pense que te gustaria ver algo de accion.

– Has dado en el clavo. Vaya, si hasta tienes una coleccion de Hitchcok… aunque no se si seria capaz de ver Psicosis sin tenerte sentada en mis piernas para esconderme detras de ti en las escenas de miedo.

– Ya… ?te ha funcionado ese truco con otras mujeres, Gautier?

– Pues la verdad es que eres la primera con quien lo pruebo.

Cuando Maggie tuvo la bandeja preparada, Andy ya se habia acomodado en el sofa con los pies sobre la mesa, y su sonrisa picarona desaparecio al mirarla a los ojos. Fue como si hubiera estado esperando durante la pizza y la visita de Colin para mirarla de verdad.

– Mags… no tienes por que preocuparte -le dijo, a pesar de que estaba seguro de que podria tenerla en sus brazos en dos segundos si se lo pedia, y viceversa-. Tengo que volver pronto a casa. En Navidad siempre tenemos mucho mas trabajo, asi que no tengo mas remedio que marcharme, lo cual significa que no estarias mas a salvo con un monje que conmigo.

Su sinceridad la desarmaba. Andy parecia enfrentarse a todo con una tremenda honestidad, una cualidad que no habia encontrado en ningun otro hombre.

Se sento junto a el en el sofa azul marino y se acurruco a su lado… al fin y al cabo, Psicosis era una pelicula de miedo. Consumieron las palomitas sin apartar un segundo la mirada de la pantalla, los pies descalzos sobre la mesa, pero con cada minuto que pasaba, iba siendo mas y mas consciente de la presencia de Andy. Las sonrisas que compartian en la oscuridad no tenian nada que ver con la trama de Hitchcock, lo mismo que el brazo que el tenia sobre sus hombros no tenia nada que ver con el suspense de la pelicula, y que la rapidez de los latidos de su corazon no respondian al temor. Simplemente lo deseaba, lo suficientemente como para sentirse incomoda con la cadencia de su pulso.

Ojala el no se diera cuenta. Parecia no darsela. Cuando aparecieron los creditos en la pantalla, apago el video e inmediatamente Andy se puso de pie.

– No hay nadie que se parezca a Hitchcock. Es unico. Ya mi me encantaria poder quedarme a ver otra pelicula de tu coleccion, pero tengo que irme. ?Me acompanas a la puerta?

Maggie llevo el cuenco de las palomitas y las dos jarras a la cocina mientras el se ponia las botas y la cazadora, y luego dio la luz del recibidor. Pero el la apago, y en las sombras que siguieron, la tomo por las manos y se rodeo el cuello con sus brazos.

– Bueno -dijo- dos minutos de carantonas; nada mas. Y nada de quitarse la ropa. Esas son las reglas.

Maggie tuvo ganas de echarse a reir por su tono severo de voz, pero de pronto el corazon parecia darle saltos en el pecho y su cuerpo ardia en cada punto en que se rozaba con el.

– ?Y puede saberse quien te ha dado a ti poder para establecer reglas? Sera mejor que te vayas enterando de que yo no acepto ordenes de nadie.

– Por lo menos podias ver si te gustan antes de empezar a protestar.

Apenas habia pasado un segundo cuando llego a la conclusion de que no le gustaban sus reglas. Nada en absoluto, porque para cuando sus labios la rozaron, ella ya sentia la sangre recorrerle las venas a la velocidad del rayo. «Conque un buen hombre, ?eh? ?Ja! Problemas. Solo va a traerte problemas».

La apoyo contra la pared como si se tratase de un colchon vertical, y se apodero de su boca como si la poseyera, como un hombre que estuviera disfrutando de su propia mina de oro. Su sabor, su olor, la presion de sus besos se le subio directamente a la cabeza.

La cazadora de el era demasiado gruesa, y su jersey se volvio como una manta pegajosa. Tanta ropa entre ellos y sin embargo se sentia temblorosa, como si fuese una virgen temblando de anticipacion ante lo desconocido.

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