Y en cierto modo, asi era. No es que el deseo fuese algo nuevo para ella, pero no podia recordar sentir una sed como aquella, una necesidad compulsiva que estaba despertando partes de si misma desconocidas hasta aquel momento. Andy fue recorriendo su cuerpo con las manos, ganando, acariciando, hasta llegar a su trasero y mecerla provocadoramente contra si mismo, y el deseo de pertenecerle era tan intenso que… que tuvo la certeza de que se estaba enamorando de el. Y no un poco, sino desesperada, irremediablemente. Y lo que cualquier mujer inteligente debia hacer cuando se sentia en peligro era dar marcha atras… y no pedir mas.

Pero eso era precisamente lo que estaba haciendo invitarlo con sus besos, con el movimiento de su cuerpo. No estaba preparada, insistia en decirse, pero aquel condenado hombre parecia capaz de dar vida a una magia dentro de ella que era incapaz de parar…

Andy levanto la cabeza despacio, y despacio tambien abandonaron sus manos el territorio intimo para apartarle un mechon de pelo.

– Tengo la impresion de que nuestro plazo de dos minutos expiro hace diez. Es magico, ?verdad? Y empeora a cada paso, en vez de mejorar.

– Andy… -todavia no podia respirar en condiciones, Y con oscuridad o sin ella, la forma en que la miraba la hacia estremecerse de arriba abajo. Maggie trago saliva. De algun modo los sentimientos que habia entre ellos habian llegado demasiado lejos y se habian vuelto demasiado complejos para cerrar los ojos y no querer saber adonde podian conducirlos-. Mira, se que lo de las reglas era una broma, y no puede gustarte que te haga… lo que te estoy haciendo. No es justo, y no me siento comoda con ello.

– Lo que no me gustaria es tener la sensacion de que te estoy presionando, y tengo la impresion de que el mundo entero va a cambiar cuando tu y yo hagamos el amor.

Ella tenia la misma impresion que iban a la velocidad del rayo hacia el momento en que terminaran haciendo el amor, y que nada en su vida volveria a ser igual despues.

– Tengo que decirte algo.

– Adelante.

– No se lo que esperas, pero no estoy segura de poder prometerte nada, Andy -inspiro profundamente-. No tengo un buen curriculum de relaciones de pareja. He estado enamorada de verdad dos veces, y en ambas ocasiones las cosas no funcionaron, por mi culpa.

El arqueo las cejas.

– Vaya por Dios. Segun tenia entendido yo, hacen falta dos para bailar un tango. Pero en tu caso fue todo culpa tuya, ?eh?

Consiguio hacerla sonreir, pero no durante mucho tiempo.

– Yo creo que si. Yo creia que las cosas iban bien, que nos entendiamos, pero quizas soy demasiado independiente como para comprometerme a fondo en una relacion, para saber como hacerlo bien, porque parece que los demas buscan en mi a alguien que yo no soy, y… y tengo miedo de desilusionarte.

Andy se apoyo contra la otra pared, como queriendo asegurarse de que no se tocaran.

– ?Es que crees que de repente voy a querer transformarte en una especie de… lapa?

– No exactamente, pero no quiero desilusionarte. Ya me ha ocurrido antes, y es que puede que no te haga sentir… necesitado de la forma en que un hombre necesita sentir que su companera lo necesita.

Andy se quedo pensativo.

– Necesidad e independencia son dos cosas distintas. En cuanto a la independencia…, te respeto y te admiro, Maggie, pero no estoy seguro de como defines tu la necesidad de autonomia. Por ejemplo: hoy me ha parecido peligroso que te subieras al tejado. Si tu esperases que me callase, que no me metiera si creo que estas haciendo algo peligroso, es algo que no va a ocurrir. Yo creo que el hecho de que me importes me da derecho a hablar.

Maggie sonrio.

– Eso esta claro. Yo pienso lo mismo. Cada uno tiene derecho a tomar sus propias decisiones, pero tambien a reservarse el derecho a gritar si se piensa que el otro va a hacer algo que pueda hacerle dano. Y admito que subirme hoy al tejado ha sido una estupidez.

Andy no insistio mas.

– De acuerdo. Y ahora vamos con lo de necesitar. Creo que tengo los mismos temores que tu. Durante el tiempo que estuve casado, sufri una sobredosis de necesidad. Mi trabajo es importante para mi, y no puedo mantener una relacion con una mujer si ella va a rasgarse las vestiduras cada vez que me llamen en mitad de la noche. Si mi trabajo te hace sentirte incomoda, necesito saberlo.

– No. No me incomoda lo mas minimo.

Se aparto de la pared y empezo a abrocharse los botones de la chaqueta.

– Yo creo que cuando uno elige estar con otra persona, la necesidad que siente de su compania es, digamos, sana. Lo que es muy distinto a esperar que siempre sea el otro quien te solucione los problemas, O esperar que alguien tenga las respuestas para que tu puedas ser feliz, O para la soledad… demonios, se puede estar aun mas solo con la persona equivocada. Es mas facil no vivir con nadie.

Elli asintio. Pensaba exactamente igual.

– Es alguien con quien poder contar, Maggie. No es necesidad, sino confianza. Encontrar a alguien que siempre vaya a estar a tu lado, incluso cuando las cosas vayan mal… yo eso no lo considero debilidad, ni dependencia. Para mi es la parte dorada de querer a alguien.

– Maldita sea, Gautier… a veces dices cosas que me vuelven las rodillas de gelatina. Creo que lo haces deliberadamente. Estas intentando inspirarme para que te seduzca, ?no?

Con una sonrisa, lo beso en la punta de la nariz.

– Oye, secuestradora…

– ?Que?

– Prometeme que no te olvidaras de lo que acabas de decirme. Volveremos a hablar de ello la proxima vez que nos veamos.

Capitulo 8

Prometeme que no te olvidaras de lo que acabas de decirme.

Maggie fruncio el ceno mirando el monitor del ordenador. No pretendia seducir a Andy. Ni siquiera pensaba en el se repitio por enesima vez.

Tenia las contraventanas cerradas. Fuera, hacia una cruda tarde de invierno, y ella tecleaba en el ordenador a unas ciento veinte pulsaciones por minuto. Tenia el contestador conectado, y un cartel en la puerta de atras que amenazaba con tomar represalias si alguien osaba interrumpirla. Estaba descalza y con un viejo pantalon de chandal con un agujero en el trasero, su ropa de trabajo. Una vela con olor a fresa estaba encendida junto a ella, esparciendo su aroma por todo el despacho.

La fecha de entrega colgaba sobre su cabeza amenazadoramente. Al cabo de cuatro dias, tendria que ir a Myrton para entregar un manual. Siempre trabajaba mejor con una pantera mordiendole los talones, y conocia a los ingenieros como si fuesen sus hermanos. Todos eran brillantes, pero incapaces de comunicarse coherentemente en su propia lengua, de modo que un manual tecnico redactado por ellos necesitaba de un traductor para que un usuario comprendiera su jerga y su peculiar forma de redactar.

La necesitaban, lo cual ella se ocupaba de recordarles de vez en cuando. Valia su peso en oro, lo cual tambien les mencionaba de tarde en tarde, pero la habian sorprendido anos atras, creyendoselo a pies juntillas.

El telefono sono, pero lo ignoro. Cuatro centimetros de nieve cubrian el camino de entrada a la casa, el fregadero estaba lleno de platos sin fregar y deberia encontrar un momento para peinarse, pero siempre que debia enfrentarse a una maraton de trabajo, la inmersion total se imponia. El resto de su vida tenia permiso para quedar en suspenso… con una pequena excepcion.

El rostro de Andy no dejaba de aparecersele ante los ojos. Su sonrisa perezosa, sus ojos oscuros, la electricidad con que se cargaba el aire con solo tocarla. Se habia pasado dos noches casi en vela intentando analizar lo que sentia por el. Los dos valoraban las mismas cosas, y estar con el era para ella mas natural que estar con cualquier otro ser humano.

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