bien que si no descansaba las horas necesarias, el dia siguiente seria aun peor.
Aun asi, siguio caminando con las manos metidas en los bolsillos y las botas haciendo crujir la nieve. La ciudad entera cerraba sus puertas a las nueve, y eran mas de las once. A aquellas horas de la noche, la ciudad era suya. El viento helado que habia azotado durante todo el dia habia remitido hacia ya horas, y una luna blanca y llena se reflejaba en los semaforos y en los tejados inclinados. No habia razon para estar patrullando; de hecho, el turno de noche le correspondia a John, pero el silencio, el aire fresco atravesandole los pulmones, las luces amarillas de las farolas, parecian calmar el estres del dia.
Al girar en una esquina, se detuvo. El coche blanco de Maggie era el unico aparcado en la calle. De detras de el, le llegaron unos ruidos dificiles de identificar, algo como metal rozando con metal y luego una voz femenina maldiciendo exasperada.
Lo unico que podia ver de ella desde aquel angulo era su trasero, y puesto que se habia vuelto un experto en como esa parte de su anatomia llenaba los vaqueros, no tuvo duda de que se trataba de ella.
Nadie era capaz de despertar su sentido del humor estando tan cansado como estaba, excepto, al parecer, ella. Tenia que acercarse para ver mejor. Al parecer estaba intentando enganchar un remolque a la parte trasera de su coche. Una moto de nieve estaba justo detras, y debia ser eso lo que pretendia remolcar con su coche. A la luz del dia, no habria tenido problemas para conseguirlo, pero intentar hacer algo asi en las sombras de la luna era complicado.
Estaba tan concentrada que no lo oyo acercarse.
– Hola, secuestradora. ?Preparando un segundo vehiculo para tu proximo golpe?
Se levanto de un respingo y con una mano en el corazon. Parecia menos sorprendida que culpable, pero esa expresion le duro poco. La dulzura de su mirada debia ser por el, aunque pusiera los brazos en jarras.
– Hoy no he tenido tiempo de robar ningun banco, pero tendria que haberme imaginado que ibas a ser precisamente tu quien me pillara transgrediendo la ley.
– Eso es precisamente lo que siempre intento hacer comprender a los delincuentes como tu, que tarde o temprano, terminamos por echaros el guante. El problema en este caso es que no tengo muy claro que clase de delito se esta cometiendo aqui.
– Ni yo tampoco en este instante, pero es que he conducido con la moto por el centro, y se que eso es ilegal. He tenido que llevar a mi hermana a casa en su coche, con lo cual he tenido que dejar el mio aqui, asi que tenia que venir a recogerlo de algun modo. He venido tan tarde con la esperanza de no molestar a nadie con el ruido de la moto, y suponia que engancharla al coche iba a ser coser y cantar.
– Un poco sosa tu historia; vamos a ver si me entero. Tu hermana tenia algun problema con el transporte y tu la has ayudado. ?Es eso todo?
Andy se agacho junto al coche. Con luz o sin ella, habia enganchado tantos remolques en la oscuridad que podria hacerlo hasta con los ojos cerrados, y esperar a que Maggie le pidiese ayuda era como esperar a que se secase el mar.
– Mas o menos. Excepto lo de que se supone que esta prohibido llevar motos de nieve por el centro. Puedes ponerme tranquilamente una multa, si tienes que hacerlo.
Una vez engancho el mini remolque al coche, entre Maggie y el subieron la moto.
– Bueno, la verdad es que en Navidad intento hacer la vista gorda con determinadas infracciones. Seria distinto si creyera que vas a volverlo a hacer, pero tal y como has confesado y como tu misma me has pedido que te multara… en fin, que no creo que haya esperanza para un criminal de corazon endurecido como tu.
Su sonrisa era aun mas endiablada a la luz de la luna, pero mientras ataba la moto al remolque. Dijo:
– No quiero que pienses que puedo tener mano con la ley. Se que he hecho mal y que me arriesgaba a que me pusieran una multa, asi que no espero que hagas excepciones conmigo.
– La pena es que ya tienes mano con la ley local, pero te prometo que si haces algo que sea digno de detenerte o de esposarte, asi lo hare.
– Tengo la impresion de haber oido ya antes esa promesa, Gautier. Sera mejor que te andes con cuidado, no sea que decida hacer algo gordo para ponerte a prueba.
Dio la vuelta al remolque y de puntillas, lo beso. Tenia los labios frios como el hielo y era evidente que pretendia ser solo un roce, pero dejo las manos sobre sus hombros, y aquella minima caricia duro suficiente como para caldear el cuerpo de Andy, a pesar de que la temperatura de la noche era bajo cero.
– Me parece que ya tienes experiencia mas que suficiente haciendo cosas gordas. ?Por que me has besado?
– Por amor. Por pasion descontrolada, Y quizas para darte las gracias por haberme ayudado a enganchar ese condenado trasto. Aunque me da cien patadas que los hombres puedan hacer cosas mejor que yo.
– Recordare no volver a ayudarte. Y hablando de sobornos…
– ?Quien ha hablado aqui de sobornos?
– Tu has transgredido la ley. ?Acaso has pensado que iba a dejarte ir de rositas solo porque este loco por ti? Vas a tener que sobornarme con algo… y yo estaba pensando en un arbol de Navidad.
Maggie se quedo inmovil al oirlo admitir estar loco por ella. Ya tenia la nariz y las mejillas rojas por el frio, pero Andy habria jurado que enrojecia mas. Pero se echo a reir y lo miro a los ojos como dudando de si estaba en su sano juicio.
– Pareces cansado, Andy. Adorable, pero cansado. Es evidente que has tenido un dia duro y es tarde, pero no alcanzo a comprender como has llegado de los sobornos a los arboles de Navidad.
– ?Tu sueles poner arbol en casa?
– Normalmente no… desde que murieron mis padres -dijo, y se apoyo contra el coche. El hizo lo mismo-. Joanna si, porque tiene a los chicos, y antes decorabamos juntas toda su casa, pero no se… al vivir sola, me parece que no merece la pena todo ese lio. Pongo algunas velas y algun que otro adorno, pero nada mas.
– A mi me pasa lo mismo. Despues de divorciarme, me parecia una perdida de tiempo poner un arbol para mirarlo y recordar que estoy solo. Pero es que este ano me gustaria tener uno…, si consigo convencerte de que vengas a cortarlo conmigo. Solo no tendria ninguna gracia.
– Es posible que me deje convencer -contesto, y al mirar hacia abajo, parecio sorprenderse de ver sus dedos entrelazados con los de Andy.
El no. Estar de la mano con ella en una calle silenciosa y banada por la luz de la luna le parecia tan natural como respirar, y respirar le parecia tan natural como la avalancha de deseo que los habia sepultado en otras ocasiones.
– ?El sabado por la manana te parece bien para lo del arbol?
– Perfecto -contesto con una sonrisa-. ?Te das cuenta de que es casi media noche y estamos aqui, dandonos la mano en medio de la calle a no se cuantos grados bajo cero?
– Un poco tonto, si.
– ?Solo un poco?
Pero ni solto su mano, ni hizo un solo movimiento para sacar las llaves del coche. Y ya que no parecia tener prisa por marcharse, Andy penso que podian seguir hablando de cosas personales un poco mas.
– ?Sueles ir a la iglesia, Mags?
– Y como se te ocurre algo asi ahora? Hablar de religion puede ser un poco delicado.
– Si, lo se, pero es que no hay manera de saber lo que piensas de algo asi a menos que me lo digas.
Maggie asintio, y aunque mantuvo el tono de voz desenfadado, sus ojos lo miraron con honestidad.
– Bueno… cuando era mas joven me consideraba, digamos, agnostica, y pretendia seguir asi, ya sabes lo asidua que soy al pecado y al crimen…, ademas, nunca conseguia que mis creencias personales encajaran con ninguna iglesia organizada. Despues, cuando al marido de Joanna le diagnosticaron el cancer, me vine a vivir aqui, y el reverendo Gustofson se porto tan bien con nosotros que no se muy bien como lo hizo, pero ahora la mayor parte de los domingos, me encuentro en su iglesia.
– Es que es un buen hombre.
– Si… y ahora te toca a ti la patata caliente. ?Tienes sentimientos religiosos fuertes en algun sentido?
– Sentimientos religiosos fuertes, si, pero sentimientos religiosos fuertes que comulguen con alguna iglesia, eso es distinto. Creci creyendo que la espiritualidad de cada uno es algo intimo. Puedes ir al bosque y meditar, rezar a tu manera. Mi padre decia que ninguna iglesia puede obligar a una persona a hacerse las preguntas mas duras de contestar sobre lo que esta bien y lo que esta mal; que es algo que tiene que salir de adentro. Pero…