– ?Pero?

– Pero termino asistiendo a una iglesia o a otra todos los domingos. Por mi trabajo, conozco a todos los reverendos y predicadores de la ciudad. Cuando tienes a un chico conflictivo entre manos, suele funcionar poner en el mismo bando a todas las fuerzas que pueden influir en su vida. No puedo decir que sea creyente, pero mi nivel de comodidad dentro de una iglesia es mas alto de lo que era antes. ?Tienes algun problema con eso?

– No, en absoluto -dijo, pero despues parecio dudar-. ?Me has hablado de religion por algo en especial?

– No. Simplemente me parece que una pareja puede tener problemas cuando esconden lo que piensan en determinadas cosas. No es que yo piense que dos personas tienen que creer en lo mismo, pero ?que es lo que tienes si no puedes hablar de las cosas que importan de verdad?

– Te estas poniendo muy serio conmigo, Gautier.

– Bueno… puede que antes te diera la impresion de que el sexo era lo unico que tenia en la cabeza. Y lo es… pero solo el noventa por ciento del tiempo, aunque he pensado que podia impresionarte y sumarme un punto en la cuenta de buen chico si saco de vez en cuando algun tema serio.

– Es que eres un buen chico -contesto ella, y le dio un beso que lo levanto unos cuantos centimetros del suelo sin ni siquiera proponerselo.

Luego el la metio en el coche antes de que pudiera morirse de frio, pero el se quedo alli, en la calle nevada hasta que perdio de vista las luces de su coche.

Estaba en lo cierto sobre que se estaba volviendo muy serio, tan serio como para sacar un tema como la religion en una noche en la que se congelaban las palabras. Tan serio como para darse cuenta de que estaba agotado, exhausto, pero que estando con ella se olvidaba de todo lo que le habia salido mal aquel dia.

Lo bastante serio como para darse cuenta de que se habia enamorado de ella.

Cada vez desnudaba mas su corazon ante ella. Era tan perfecta para el que quisiera pellizcarse solo para asegurarse de que sentia dolor. Una magia como aquella era tan rara que todavia tenia miedo de creer en ella.

Y lo que lo asustaba aun mas era la posibilidad de que Maggie no sintiera lo mismo.

Capitulo 9

– Te digo que entrara.

– En la Casa Blanca, puede que si, pero ?tienes tu techos de mas de tres metros?

– Anda ya! No es tan alto.

– Vamos, Andy, ponte al lado! Mira que siempre parecen mas pequenos en el bosque. ?Te digo que este abeto es un monstruo!

– La altura es solo un detalle. Lo que importa es la forma, y este es perfectamente simetrico.

Maggie alzo las manos y dirigio sus comentarios al cielo, ya que dirigirselos a Andy parecia malgastar energia.

– Si se puede conseguir que un caballo cruce un rio, ?como es que no puedes sacar nada en claro con un hombre? Cuando tienen el gen de los machos en funcionamiento, no hay manera. Si solo uno de ellos pudiera razonar las cosas como una mujer… -un punado de nieve aterrizo en su hombro y se dio rapidamente la vuelta-. ?Me has dado tu, Gautier?

– Yo diria que eso de dar es un poco exagerado

– Andy estaba a unos pasos de ella y estaba apretando un monton de nieve entre las manos-. Si quieres ver lo que de verdad significa dar…

Pero Maggie se le adelanto y le acerto con una bola de nieve en el estomago. Incluso pudo agacharse a tiempo de esquivar la que el le lanzo, pero al ver como la miraba, decidio que lo de la valentia estaba pasado de moda y echo a correr.

– ?Te advierto que como se te ocurra acercarte a mi con otra bola de nieve, presentare cargos contra ti!

– ?Que cargos?

– Pues no lo se. Tu eres la ley. ?Es que no se te ocurre nada?

Y lo que se le ocurrio fue aplastarla sobre un monton de nieve. Maggie cayo rodando, y cuando consiguio recuperar el gorro y quitarse la nieve de la cara, se volvio hacia el muerta de risa.

– No se si te habras creido que estas jugando con una indefensa damisela, pero te advierto que vas a pagar esto muy caro.

Andy se quedo tan impresionado con la amenaza que bostezo.

Eso si que no podia tolerarlo, y tenia la intencion de hacerselo pagar con creces, pero durante unos diez segundos, no pudo moverse. Andy estaba recortado contra el cielo azul, con los arboles cubiertos de nieve como telon de fondo. Tenia la cazadora y los guantes llenos de nieve como ella, el pelo negro le brillaba humedo y los ojos le brillaban de malicia.

De pronto el amor por el la inundo como la ola de un mar calido, templando todos los rincones que llevaban frios desde tiempo casi inmemorial, transformando su corazon en un arco iris iluminado por el sol.

Maggie tuvo la sensacion, repentina y amedrentadora, de que la recuperacion de aquella enfermedad era imposible. Habia llegado demasiado lejos. El formaba ya parte de su vida, parte de su corazon, parte de la definicion de amor.

Pero una mujer tenia que hacer lo que tenia que hacer, asi que echo a andar con dos bolas de nieve y empezo la persecucion.

Salir a buscar el arbol de Navidad debia tomarles, mas o menos un par de horas, pero para cuando llevaban aquel monstruo de arbol a su casa, era ya por la tarde, y los dos estaban congelados, muertos de hambre y empapados. Andy metio el arbol por la puerta y al echar un vistazo a su salon, dijo:

– Demonios… no va a caber.

Maggie se echo a reir.

– Si no fuera una dama, te diria que eso ya te lo habia dicho yo -hizo una pausa-. Si lo pienso bien, yo nunca he aspirado a ser una senorita, asi que…

– Quieta. Puede que hasta te de de comer si te portas bien y te olvidas del arbol.

Maggie dejo de tomarle el pelo, pero solo porque Andy iba a tener un verdadero problema con el arbol, y porque ambos necesitaban un descanso y calentarse un poco. Andy saco unos enormes sandwiches del frigorifico y unas tazas de caldo, y con la taza calentandole las manos, le enseno la casa.

Maggie se habia preguntado en varias ocasiones donde y como vivia. La casa quedaba a unos cuatro kilometros del centro de la ciudad, entre colinas, de modo que tenia bastante intimidad. El lugar decia mucho de Andy, pero el interior fue lo que le revelo unos cuantos detalles interesantes.

Habian empezado en la cocina, que en su opinion necesitaba una mano de pintura, a ser posible de cualquier otro color que no fuera verde manzana. Tenia un frigorifico de dos puertas y un microondas de ultima generacion que compartia espacio con una cocina muy antigua. La mesa de pino habia sido dispuesta de tal modo que el sol de la manana diera en ella mientras que los comensales contemplaban una magnifica vista de los abetos azules y dorados del jardin.

El estilo de Andy era bastante espartano, pero todo era comodo y practico. El bano de abajo era todo blanco, pero las toallas eran rojas, gruesas y esponjosas. El dormitorio de la planta baja era pequeno, con muebles de lineas sencillas y un edredon indio en negro y dorado.

Andy la miraba para analizar sus reacciones.

– Ya te dije que mi casa no era gran cosa -dijo, incomodo.

– Deberias haberme advertido que no veria ni una mota de polvo. Ahora me da verguenza haberte ensenado mi casa. ?Es aqui donde vivias mientras estuviste casado?

– No. Mi ex… bueno, a ella le gustaban mas ese tipo de casas pensadas para ensenar. Yo tenia mis ahorros antes de que nos casaramos, pero la casa lo devoro todo en un santiamen. Yo nunca habia necesitado tanto espacio, y la verdad es que nunca tuve la sensacion de que aquella casa fuese verdaderamente mia. Sin embargo, esta…

Como el parecio dudar, ella intervino:

– Esta casa tiene un buen karma.

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