ojos verdes rodeados siempre de sombras.

Maggie siempre habia sido la mas fuerte de las dos, y desde el momento mismo en que le diagnosticaron el cancer a su cunado, empezo a arrimar el hombro. Mucho antes de que Steve muriera, Joanna iba a cenar con ella al menos una vez a la semana, se hacia cargo de sus sobrinos continuamente y se pasaba por la casa siempre que podia. Pero Steve faltaba ya hacia un ano, y Joanna parecia cada vez mas fragil. Todo parecia desequilibrarla, desde la economia domestica, pasando por un grifo que gotease y hasta una tormenta de nieve. Apenas dormia por la noche, preocupada por sus hijos. Ni dormia bien, ni comia bien, ni cuidaba de si misma en condiciones.

Maggie podia arreglar los condenados grifos e ingresar dinero en la cuenta de Joanna sin que ella se diera cuenta, pero no sabia como arreglar a su hermana. Siempre habian discutido mucho, pero tambien se habian reido mucho juntas, y ultimamente era mas dificil arrancarle una sonrisa que coronar una montana.

– No se si te he comentado lo bien que se esta portando Colin conmigo desde el accidente, me quita la nieve del camino sin que yo se lo pida, me trae la lena a casa… ?que le pasa? -bromeo.

– Siempre ha besado por donde tu pisas, y ademas se te dan de maravilla los chicos. Yo ni siquiera consigo que ?me hablen! -se derramo un poco de te de su taza-. Ultimamente parezco incapaz de hacer nada bien.

Maggie paso un trapo por la mesa.

– Que exagerada eres. No se por que eres tan dura contigo misma. ?Es que nosotras hablabamos con papa o con mama cuando teniamos la edad de tus hijos? Hay una etapa en la que es muy dificil hablar con los padres. Lo que si creo es que deberias salir mas.

– Maggie, todavia no estoy preparada para salir con nadie.

– Pues no salgas. Puedes volver a esquiar, o a hacer aerobic… te encanta jugar a las cartas; podrias apuntarte a algun club. Hay montones de cosas que podrias hacer para salir y conocer gente…

– Tu tienes diez veces mas valor que yo, Maggie; sabes bien que yo no soy capaz de enfrentarme a las cosas como tu… por cierto, ?conoces bien al hombre con el que vas a salir esta noche?

– ?A Andy? No, pero siendo el sheriff, no creo que deba preocuparme por la posibilidad de que se trate de un asesino en serie. Ademas, ?cuanto tienes que conocer a una persona para pasar un par de horas con ella mirando coches?

– Sigo sin comprender por que no me lo has pedido a mi. Yo lo habria hecho encantada. O podria prestarte el coche. Tu siempre estas haciendo cosas por mi y nunca me das la oportunidad de devolverte el favor…

– Vamos, hermanita. Lo que sabemos de mecanica tu y yo cabe en una caja de cerillas.

– Eso es verdad. Ir a comprar ropa seria mucho mas divertido -admitio-. Por cierto, no falta nada para Navidad y aun no he comprado nada.

– Yo tampoco. ?Que te parece si quedamos el jueves por la manana y vamos juntas?

Le costo aun un poco mas dejar a su hermana algo animada, y para cuando lo consiguio y Joanna salia ya de su casa, las luces de un coche aparecian frente a la puerta. Andy. Y ni siquiera habia tenido tiempo de pasarse un cepillo por el pelo, ni de cambiarse de botas, y mucho menos de ponerse un poco de carmin.

Pero ya era demasiado tarde, asi que se quedo congelandose en la puerta mientras Andy bajaba del coche e intercambiaba unas cuantas palabras con su hermana.

Antes de alejarse, Joanna se volvio para dedicarle una de sus miradas especiales, una mirada que conocia bien de su infancia y que le dedicaba cada vez que le habia ocultado algo importante… como por ejemplo, el hecho de que su acompanante de aquella noche estuviera como un tren.

Las luces del coche de su hermana desaparecieron en la carretera y entonces solo quedo el… el y un halo de magia que confundia a Maggie. Era ridiculo que una mujer hecha y derecha de veintinueve anos, firme y con los pies en el suelo, se sintiera como en volandas con tan solo mirar a un hombre a los ojos. Pero asi era.

Lo vio sonreir mucho antes de llegar a su porche. Dios, sus ojos eran mas oscuros que el cielo de media noche, los ojos con los que la miro de arriba abajo, desde los gruesos calcetines, pasando por los vaqueros y el jersey azul marino de angora, hasta llegar al pelo que volaba en todas direcciones. Maggie sabia bien que no habia nada en su apariencia que mereciese el brillo que se habia desprendido de su mirada.

– ?Has recordado ya algo por lo que tenga que arrestarte?

Maggie se echo a reir.

– No he robado ningun banco desde el accidente… pero eso es todo lo que me atreveria a jurar.

– Ya. Pues fijate, yo tenia miedo de que tu amnesia se extendiese tambien a esta noche, teniendo en cuenta la poca gracia que te hace lo de ir a ver coches.

– Si no tuviera que tener necesariamente un medio de transporte, nada podria obligarme a hacer esto - admitio-. Y es cierto que he pensado en cancelarlo. Ademas, pedirle a alguien que te acompane a hacer algo asi es horrible.

– Tu no me lo has pedido; he sido yo quien se ha ofrecido voluntario. Ademas, en mi opinion, esto es como lo del dentifrico.

Maggie habia entrado un instante para recoger el bolso y ponerse las botas y el abrigo.

– ?El dentifrico?

– Si. No tiene sentido entusiasmarse con una mujer para descubrir despues que aprieta el tubo de la pasta de dientes por arriba. Nada puede funcionar despues de descubrir algo asi.

– Entiendo. Pero creo que no encuentro la relacion entre los tubos de pasta de dientes y la compra de un coche.

– Ir a comprar un coche con una mujer te ofrece la posibilidad de conocerla bien. Si en la primera cita dos personas salen a cenar, ?que llegan a saber realmente el uno del otro? Nadie es sincero en esas citas. Todos tratamos de dar nuestra mejor imagen.

– Eso es cierto. En las primeras citas todos maquillamos nuestro caracter -contesto Maggie con una sonrisa.

– Exacto. Pero si lo que haces es algo como esto…

– Andy se rasco la barbilla-. Sabiendo que clase de coche la seduce, puedes saber si lo que mas le interesa es lo que esta bajo el capo, o si prefiere un deslumbrante exterior; si quiere un vehiculo seguro, o le importan mas otras cosas. Si le gusta una aceleracion constante y progresiva, o si prefiere un deportivo.

– Vaya, vaya… -Maggie se subio la cremallera de la cazadora y se puso en jarras-. Por un momento, hasta he llegado a pensar que de verdad estabas hablando de coches.

– Y lo estaba.

– Ya. Y los burros vuelan. Por cierto, que yo no suelo mirar bajo el capo de nadie en la primera cita, pero en cuanto a lo demas… -se puso los guantes y paso junto a el-, tu teoria me ha convencido. Prefiero hacer algo como esto en la primera cita que salir a cenar porque, si por casualidad, eres capaz de sobrevivir a ir a comprar un coche conmigo, querra decir que el futuro se extiende ante nosotros con un sinfin de posibilidades. Ante mis ojos conseguiras el estatus de heroe, la santidad, un par de medallas al valor…

– ?Y una copa cuando terminemos?

– Sin duda.

– Que bien. Entonces, vamos por tu carroza, princesa.

Estaban ya bajando por la sinuosa carretera cuando Andy se pregunto como habria sido capaz de resistirse por el momento al deseo de besarla. Siempre se comportaba como un caballero, cierto, pero es que aquella tentacion era muy poderosa.

Con Maggie tenia que tener mucho cuidado, porque el problema de los fuegos artificiales es su corta duracion, de modo que aquella tremenda atraccion sexual disminuiria si la veia con asiduidad. Los fuegos de artificio eran maravillosos, intensos, delirantes, pero no queria dejarse arrastrar por sus hormonas antes de saber si podia haber entre ellos algo que mereciese la pena.

Esa era la teoria, pero ver sus heridas y sentir deseos de abrazarla era todo uno. Ver su boca de labios carnosos y sentir una tension en el vientre, era inmediato. El movimiento de su cabello, el orgullo que demostraba al andar, el brillo endiablado de sus ojos… no habia un solo detalle en ella que no fuera capaz de disparar sus hormonas. Ninguna mujer le habia hecho sentirse asi desde hacia mucho tiempo, y no podia dejar de preguntarse si se llevaria con ella toda aquella chispa, el picante y la honestidad bajo las sabanas. Bajo sus sabanas.

Coches.

Tenia que seguir pensando en coches,

– Hay mucha gente esta noche por las calles -comento Maggie.

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