– Si me tomo otra, saldre de aqui haciendo eses -le advirtio ella.

– ?Despues de comerte todo eso?

– No podria comerme todo esto. Has pedido comida suficiente para un batallon.

– Se que tienes buen apetito, pelirroja. Dejaras limpio el plato antes que yo me acabe el entremes.

'Ya ves', se dijo Kat. 'No hay ningun problema'. Mick bromeaba con ella igual que siempre. Le sonreia igual que siempre y parecia muy tranquilo y contento. Ni siquiera habia mencionado la visita a la ginecologa.

Por alguna razon Kat estaba segura de que lo primero que hubiera querido saber era el diagnostico.

Mientras iban en taxi por la ciudad, Kat no habia sabido que decir ni como decirlo. En ese momento, sin embargo, se sentia impaciente. Si habia un ser humano con quien podia hablar de cualquier cosa era Mick; el le habia ensenado eso y quiza ya era hora de demostrarle que habia aprendido muy bien la leccion.

– El problema se llama Candida Albicans -anuncio con toda naturalidad y de improviso.

Mick la miro fijamente un momento. Luego sonrio con desparpajo.

– Parece una variedad exotica de alguna planta.

Kat inclino la cabeza para comer.

– En realidad no es mas que una infeccion causada por unos hongos. Nada serio. Nada terrible. No hay razones para suponer que siete dias de medicacion no acaben con ella; aunque Maggie sugirio que consultara a su medico de cabecera sobre el tratamiento que debo seguir despues, segun mi historial clinico -todavia le costaba trabajo creerlo.

Siete dias para solucionar un problema que con el paso de los anos habia llegado a convertirse para ella en un trauma emocional, le parecia demasiado poco tiempo. No era posible que la solucion fuera tan sencilla, que la curacion durara tan poco tiempo. Y le costaba trabajo creer tambien que no era un fracaso como amante. Que no era mujer a medias.

El hombre que se habia encargado de empujarla a descubrir eso, partio en dos un trozo de pan y se lo ofrecio.

– Si es tan comun…

– Lo es, pero Maggie dijo que puede ser dificil de detectar. Muchas mujeres tienen sintomas muy precisos. Yo nunca los tuve. Al menos nada que pudiera interpretar como un sintoma -se movio con inquietud en su asiento.

Mick la escuchaba, pero no hacia preguntas, no la presionaba. Podria haber dejado el asiento asi y el no habria insistido.

– Nunca le menti a mi medico de cabecera, Mick. Simplemente no se me ocurrio que habia cosas que debi decirle. No sabia que podia haber relacion entre unos antibioticos fuertes y una infeccion provocada por unos hongos. No sabia que una infeccion podia hacer que una mujer sintiera dolor al practicar el coito. Y el unico sintoma fisico que tenia… -Kat titubeo. No porque no quisiera decirselo, sino porque la palabra 'comezon' no le parecia adecuada para la hora de la comida-. Nunca pense que fuera un sintoma; solo supuse que le pasaba a todas las mujeres.

Mick levanto un pedazo de berenjena, preguntandole en silencio si queria probarla. Kat nego con la cabeza. Se sentia cada vez mas confusa. Mick estaba tan tranquilo como si estuviera hablando del tiempo.

– Maggie dijo que sucede con frecuencia. Las mujeres suelen ignorar los sintomas fisicos, en especial cuando piensan que su problema es de tipo sexual.

Cuando Mick supuso que ella habia terminado, llamo al camarero.

– No son solo las mujeres las que tienen esos recelos respecto a las cuestiones sexuales. Muchos hombres viven atormentados por temores que se disiparian con solo ir a ver a un especialista.

– Si -asintio Kat con aire distraido.

Cuando Mick dejo su servilleta en la mesa, sus dedos rozaron los de ella y se apartaron de inmediato, como si hubiera tocado una papa caliente.

Mick le sonrio cuando se levantaron de la mesa y la acompano hasta la salida del restaurante poniendose una mano en la parte baja de la espalda. Sin embargo, su mano no la llego a tocar del todo.

Esa noche oyeron una musica magnifica durante horas. EI jazz vigoroso y vibrante por el que Nueva Orleans es famoso, rock que salia de clubs nocturnos con luces de neon, las antiguas y entranables canciones romanticas en un lugar con velas y rincones oscuros; Bourbon Street tenia de todo. A las dos de la manana seguian deambulando por las calles, aturdidos por la musica y las luces de una ciudad hecha a la medida de los amantes. Y ebrios de sonrisas, de tiernas miradas, de todo lo que murmuraban. Mick la hacia sentirse la mujer mas deseada del mundo.

Pero cuando llegaron al hotel, el metio la llave en la cerradura del cuarto de al lado. Le acaricio la mejilla con los nudillos, pero no la beso.

– Que duermas bien, amor mio.

Sola en su habitacion del hotel, Kat comenzo a desnudarse. Se dijo que era lo mas natural del mundo que mantuvieran una distancia prudente. Por una parte, ella estaba fuera de servicio, por decirlo asi, al menos los siguientes siete dias. Y por otra parte, habia sometido a Mick a una constante provocacion y tortura desde que comenzaron su relacion. Sin duda el no queria iniciar algo que no podrian terminar y ella se haria el harakiri antes de volver a someterlo a eso.

Pero no era normal en Mick no besarla ni tocarla. Era un hombre apasionado, siempre lo habia sido. Le gustaba sentir, tocar y acariciaba con la misma naturalidad que respiraba. La habia besado cientos de veces cuando no era sensato. Kat no recordaba un solo momento en el que hubieran estado solos y el mantuviera la distancia con prudencia.

'Kat, ese hombre la ha pasado fatal por ti. Dificilmente iba a enfriarse ahora que hay una posibilidad de futuro entre ustedes', se dijo.

A menos que esa misma posibilidad le pareciera de repente un compromiso agobiante a el. A menos que… 'Bien, dejate ya de ser pesimista, Kathryn Bryant, y trata de dormir', se reprendio.

– Por supuesto que nos la hemos pasado bien con el tio Bill. Siempre nos divertimos con el -Noel, sentada en el asiento de atras con Angie, no habia conseguido atraer la atencion de su padre desde que el fue a buscarlas-. Al contrario que tu, papa, nos deja quedarnos despiertas hasta tarde y que comamos lo que se nos antoje.

– Umm.

La chica lo intento otra vez.

– Tambien hemos visto una pelicula pornografica.

– Umm.

Noel miro a su hermana. Angie se encogio de hombros.

– ?La pasaron bien ustedes dos en Nueva Orleans?

– Mucho -murmuro Kat.

– Enormemente -aporto Mick.

La radio estaba encendida. Un tenor estaba cantando con voz empalagosa y desgarrada.

Noel se inclino hacia adelante para cambiar de emisora.

– Papa…

– ?Um?

– Esa cancion parece como de velatorio, ?puedo buscar algo mas alegre?

La cancion fue pronto reemplazada por los desaforados alaridos de alguien al que parecia que estaban matando. Mick se apresuro a apagar la radio.

– ?Saben que manana es uno de septiembre? Eso significa que hay que volver al colegio -gruno Angie-. No es junto. Todavia hace demasiado calor para ir alli y, ademas, es mi cumpleanos la semana que viene. Nadie deberia ir al colegio el dia de su cumpleanos, ?verdad, Kat?

– De ninguna manera -estuvo de acuerdo Kat.

Dos dias antes Mick la habria tachado de traidora por aliarse con sus hijas. En ese momento le dirigio una sonrisa vaga, como la que ofreceria a una hermana descarriada.

De vuelta en su casa, Kat se preocupo sobre que pensarian las chicas de su fin de semana con Mick. Mick arguyo que era bueno que cualquier chico o chica entendiera que los adultos necesitan a veces tiempo para ellos mismos y que nada mas debia decirse al respecto. Kat pudo ver que el tenia razon. Quiza las chicas sentian curiosidad, pero no parecian molestas por ello. Se dijo que el que se acercara a sus hijas no explicaba por que se estaba distanciando de ella.

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