– Solo porque es necesario. El resto de la plantilla te considera una santa. Piensa en como te aburririas en tu pedestal si yo no te desafiara de vez en cuando.
– No soy ni de lejos una santa, Landers.
– Ya. Claro. ?Cuando fue la ultima vez que te divertiste un sabado por la noche, en lugar de irte a la cama con un contrato de trabajo?
Dado que el no se habia percatado de su tono serio, Nicole estimo conveniente seguirle la broma.
– Quiza haya probado lo otro, y me resulte mucho mas excitante y satisfactorio irme a la cama con un contrato.
– Caramba. Una respuesta muy dificil de rebatir.
Seguian bromeando cuando Mitch se detuvo en los aparcamientos de la empresa, minutos mas tarde. Como cabia esperar, el resto de la plantilla se habia marchado ya un rato antes, y los aparcamientos estaban vacios.
– Si quieres, entrare contigo -sugirio el.
– No hace falta. Solo voy a recoger la lista de reformas y luego me ire a casa -Nicole empezo a recoger el bolso y todo lo demas, pero de pronto titubeo. Mitch habia hecho mucho por ella aquel dia.
– ?Mitch?
El se habia girado para recoger el bolso del asiento trasero, pero alzo la cabeza al oir como pronunciaba su nombre.
– Te has… portado estupendamente conmigo… -con un movimiento rapido y casual, le coloco una mano en el hombro y le poso un beso en la mejilla.
El solto una risita, presumiblemente por lo incomodo de la postura, y dicha risita sobresalto a Nicole. A continuacion Mitch dejo de reirse o de sonreir siquiera. Su mirada recorrio el rostro de ella como si sondease su estado de animo. Y, de pronto, con la presteza del rayo, retiro el brazo del asiento trasero y rodeo con el los hombros de Nicole, atrayendola hacia si.
Reclamo su boca, murmurando quedas palabras de aprobacion, como si los labios de ninguna otra mujer le hubieran sabido nunca tan dulces, tan apetitosos; como si durante los siguientes minutos no tuviera nada mejor que hacer que seguir saboreandolos a placer.
Estaba lloviendo, pues la triste llovizna se habia intensificado hasta convertirse en tormenta.
No obstante, ninguno de los dos reparo en el detalle. Nicole habia retirado la mano del bolso para aferrar el cuello de la camisa de Mitch. El no sabia dulce. No sabia apetitoso. El sabor de sus labios era semejante al de una droga irresistible.
Sus lenguas fueron profundizando el beso. Produciendo humedos chasquidos. Mitch recorrio la mejilla de Nicole con la yema de los dedos, que a continuacion descendieron por su cuello, mientras sus senos se hinchaban y se tensaban, conscientes de la cercania de su mano. Un intenso calor invadio su bajo vientre. El calor de la necesidad. Del deseo. Jamas habia deseado con tanta intensidad. No recordaba que nadie hubiera acelerado hasta tal punto los latidos de su corazon.
La niebla cubrio las ventanillas del coche. La lluvia tamborileaba con fuerza sobre el techo y el parabrisas. Los asientos tapizados en piel chirriaban y crujian. Y un beso siguio dando paso a otro. Unos eran suaves, otros tan profundos y ansiosos que Nicole sentia el cuello dolorido por la tension. Se trataba, sin embargo, de un dolor agradable, motivado por el deseo.
Y entonces, de repente, el corazon empezo a martillarle en el pecho. Se echo hacia atras, con la boca aun calida y humeda de los besos de Mitch. Su vision parecia tan empanada como las ventanillas… pero podia distinguir el rostro de el, sentir sus dedos aferrandole los hombros en un gesto carinoso y tranquilizador.
– Todo va bien -murmuro Mitch-. No ha pasado nada. No quiero que te asustes de mi.
– No estoy asustada -pero, en realidad, lo estaba. No de el, sino de si misma, de hasta que punto se habia visto sacudida por sentimientos inesperados hasta entonces.
– Ya trate de describirte como fue. Me senti abrumado aquella primera noche, Nicole. No somos un par de quinceaneros. Soy un hombre adulto y creo poder dominarme. Pero no resulta facil cuando se experimenta algo tan poderoso.
– Al principio, no te crei -Nicole trago saliva-. Pero ahora si. No estoy segura de que esto sea justo. Para ti, o para el nino. Tengo miedo de confiar en la quimica, de zambullirme de cabeza en una relacion cuando las decisiones que tomemos pueden afectar el futuro del pequeno.
– Entonces, tranquilizate. Porque a mi me preocupan las mismas cosas. Y nada ocurrira hasta que te sientas segura. Pero la quimica es parte de la ecuacion, Nik. Creo que ambos nos volveriamos locos si intentaramos fingir que no esta ahi.
Ella lo escucho. Pero, una vez que hubo recogido sus cosas, se apeo del coche, camino bajo la lluvia hasta la silenciosa oficina… y observo como el automovil se alejaba. Luego se abrazo a si misma. Con fuerza.
No se habia sentido tan perdida y confusa desde que era una adolescente. El nino deberia ser lo unico que ocupara su mente, y no el sexo. Pero las cosas no eran tan simples. Nicole no pensaba en una aventura irresponsable. Ni tampoco Mitch. Probablemente, le habia propuesto matrimonio porque habia percibido los poderosos vinculos existentes entre ambos. El nino era uno, evidentemente. Pero Mitch tambien consideraba la quimica y la atraccion mutua como nexos naturales y poderosos que los unian sin remedio.
Ella distinguia dichos nexos. Los sentia. Pero si Mitch pensaba que los tres podian formar una familia, era porque, ademas, la respetaba y confiaba en ella. La consideraba una mujer adecuada que podia encajar en su vida.
Salvo que, en realidad, Mitch no la conocia. No sabia que sus padres se habian lavado las manos y estaban avergonzados de su hija. Y Nicole no creia que Mitch pudiera amar a una mujer de la que no se sintiera orgulloso.
Se paso una mano por el cabello y, al tocarse la hinchazon, hizo una mueca.
Mitch empezaba a sentir algo muy fuerte por ella. Y sus sentimientos hacia el tambien aumentaban a pasos agigantados. Pero lo cierto era que Nicole no sabia que hacer.
Mitch tenia derecho a formar parte de la vida de su hijo. Otra cuestion era si realmente deseaba atarse a ella para siempre.
Nicole solo estaba segura de una cosa. Debia obrar correctamente. No podia arriesgarse a cometer mas errores que lastimasen a otras personas.
De acuerdo, de acuerdo, habia tenido que tirar un kilo de patas de cangrejo al cubo de la basura.
Cuando uno cortejaba a una mujer, debia contar con sufrir un reves de vez en cuando… No obstante, el paseo en barco de aquel domingo seria otro cantar. Mitch se apeo del coche en la casa de Nik, silbando un tema de rock and roll.
Habia previsto cada detalle, por supuesto. Un beatifico sol lucia en el cielo, junto a unas cuantas nubes que bastaban para generar una refrescante brisa. Habia limpiado el yate y llenado la nevera de camarones frescos, pan de molde, queso cremoso y refrescos de cola. Incluso se habia cortado el cabello aquella misma manana, lo cual le supuso un autentico sacrificio. Apenas habia subido tres escalones del porche cuando la puerta principal se abrio y Nicole salio rapidamente.
– Te he advertido que soy novata en cuestion de barcos, ?verdad? Pero hemos trabajado tanto esta semana, que esperaba esta excursion con verdaderas ganas. Estoy deseando zarpar. ?Necesitas algo antes de que eche la llave?
– Nada -Mitch dejo de silbar, pues resultaba dificil silbar y sonreir al mismo tiempo. La ropa informal conferia a Nik una dimension completamente nueva. Iba toda de blanco… tejanos blancos, zapatillas de deporte blancas, jersey blanco. De no ser por sus intensos ojos azules, hubiera aparentado diez anos de edad-. Se que debemos dedicar tiempo a resolver la situacion, pero no veo por que no podemos divertirnos mientras lo hacemos.
– Me parece estar haciendo algo salvaje. Imaginate. Divertirnos un domingo en lugar de trabajar -Nicole se sento en el asiento del pasajero y se ajusto el cinturon de seguridad. Sus ojos solo se encontraron con los de Mitch durante un fugaz segundo-. Y todo saldra bien, Mitch, No hay de que preocuparse.
El puerto estaba atestado de embarcaciones. El Pacifico era mas frio que un iceberg recien derretido, pero eso no impedia que los habitantes de Oregon disfrutasen del agua. Nik ya se estaba riendo antes de que Mitch senalara su yate, el Mai Tai, y mientras la instalaba en el barco, ella emitio los «oohs» y «aahs» de admiracion pertinentes.