mi no me importo. Deseaba darle suerte a mi padre.
Una sonrisa asomo a los ojos de Nicole, pero enseguida ladeo la cabeza.
– ?Como esta tu padre ahora?
– Sano como un caballo. ?Preparada para salir?
– Si, pero… no estoy segura de que sea una buena idea. Aun llevas los zapatos del trabajo. Temo que se estropeen en la playa. Y hace fresco… Podria dejarte una chaqueta, pero no creo que ninguna de las mias te quede bien.
Mitch penso que seria una tarea ardua ensenarle a ser un poco egoista. Como de costumbre, y a pesar de las circunstancias, Nicole solo se preocupaba por el, y no por si misma.
– Estos zapatos ya han visto arena otras veces. Y tengo una chaqueta de lana en el coche. La recogere cuando salgamos.
– Muy bien. Entonces, vamos.
Fuera, el cielo se habia oscurecido hasta adquirir un aterciopelado tono azul oscuro. La emergente luna les ilumino los pasos. Mitch recogio la chaqueta de lana y se la abrocho hasta el cuello, sintiendo en los pulmones el vigorizante aire salado. La espuma de las olas lamia la arena, dejando tras de si una estela como de nieve. En la oscuridad, entre las escarpadas rocas y los grandes riscos que sobresalian del agua, ambos parecian los juguetes de un gigante.
Mitch se ajusto al paso de Nicole, ligero por naturaleza. Pasearon en silencio durante un rato, saboreando la magia del mar, de la noche, del aire fresco. Mientras caminaba al lado de Nicole, Mitch aprecio su pequena estatura, consciente de como los cenidos vaqueros mostraban la forma de sus esbeltas piernas; consciente de las miradas furtivas que ella le lanzaba de tanto en tanto.
– Antes vivia en Seattle -dijo al fin.
– Lo se. Recuerdo el dato de tu curriculo. Trabajabas como arquitecto en una firma llamada Strickland's.
– Si, trabajaba alli como arquitecto. Lo que no mencione en mi curriculo es que la empresa era mia.
Nicole ladeo el rostro y enarco las cejas inquisitivamente.
– ?Por que no lo dijiste?
– Cuando empece a buscar trabajo, recibi una serie de negativas. Sobre el papel, estaba sobrevalorado y cualificado en exceso. No conseguia que nadie creyera que realmente me interesara en el trabajo que se ofrecia.
– Debe de haber algo mas en toda esa historia -insto ella.
– Si, lo hay -Mitch agarro una piedra lisa y la lanzo al agua. Dio tres saltos antes de hundirse. Habia perdido practica-. Provengo de una larga familia de triunfadores. Mi padre, mi madre y mis dos hermanos lograron abrirse un exitoso hueco en el mundo de los negocios. Mi padre solia decir que yo tenia un talento especial para convertir un centavo en un dolar… y que por eso estaba orgulloso de mi. Empece a invertir en acciones cuando tenia catorce anos, y a los veinticuatro ya poseia la mayor parte de Strickland's. Naturalmente, la empresa pasaba por un momento mas bien bajo, y cualquiera podria haberla adquirido con facilidad. Era tan joven y tan tonto que no sabia en lo que me estaba metiendo. En fin, cuando la vendi, hace dos anos, Strickland's habia pasado de ser una empresa con unos cuantos empleados a una compania fuerte con una plantilla de mas de sesenta miembros. Y ganabamos dinero a manos llenas.
– ?Y ese era el problema? -inquirio ella ironicamente.
– Para mi, si. No podia soportar la tension. El estres. Dormia cuatro horas cada noche. Tenia una ulcera que se negaba a sanar. Perdi a una mujer que realmente me interesaba porque descuide nuestra relacion de pareja. Y lo peor era que, siendo arquitecto, solo me dedicaba a la gestion del negocio. Quiza tenia talento para las finanzas, si, pero esa no era la cuestion. Lo odiaba. Estudie arquitectura porque mi sueno era construir, crear. No me gusta el papeleo. Sin embargo, el negocio iba tan bien que me resultaba dificil cortar con todo. Estaba dejando que las expectativas de mi familia gobernaran mi vida, fingiendo ser algo que no era.
Por un instante, los ojos de ella emitieron un brillo de curiosidad.
– Si, se lo que es eso… tratar de satisfacer las expectativas de la familia. En fin, dices que vendiste el negocio…
– Si. Y, por un tiempo, nada parecio salirme bien. Compre una casa aqui, adquiri un barco, practique la pesca y el montanismo. No puedo decir que necesitara ese descanso. Pero si necesitaba tiempo para estar seguro de mi mismo, para pensar en lo que queria hacer. Y cuando crei tener ordenadas mis ideas, envie unos cuantos curriculos… y entre a trabajar contigo.
Nicole titubeo.
– Es increible que no intuyera algo de tu pasado antes. Tu y yo hemos chocado en el trabajo a menudo. Ahora todo tiene sentido. Estas acostumbrado a mandar. A tomar decisiones rapidas para solventar los problemas. Y siempre que lo haces mejor que yo, mi orgullo se resiente.
– Si crees que nuestros choques han formado parte de una lucha por el poder, olvidalo. No quiero tu puesto, Nik. Nunca lo he querido. Personalmente, opino que la tension que existe entre nosotros tiene un origen muy distinto.
– ?Cual?
Mitch pensaba que la quimica existente entre ambos causaba una friccion sexual suficiente como para arrasar un bosque entero. Pero, de momento, no creia que Nicole estuviese preparada para oir aquello.
– Podemos hablar sobre ello en otra ocasion. Solo te he hablado de mi pasado para estimular tu memoria. Porque no te he dicho nada de mi que no sepas ya.
Ella se detuvo en seco, con expresion confusa.
– No, no sabia…
– Si que lo sabias. Hablamos sobre ello la noche de la fiesta -tal vez, hasta ese momento, Mitch no habia creido realmente que no recordara nada. Pero vio como tragaba saliva, como sus ojos le penetraban ansiosamente el rostro. Lentamente, siguio diciendo-: Los demas se fueron poco despues de media noche. Tu y yo nos quedamos un rato charlando. Me contaste muchos detalles personales de tu vida…
– Oh, Dios mio. ?Que te dije?
– Nada que deba preocuparte. Solo intento explicar como transcurrio la noche. Bebi mucho champan. Igual que tu. No planee acabar metido en tu cama, Nik… Diablos, hubiera llevado preservativos de haber atisbado la menor posibilidad de que eso sucediera. Simplemente, empezamos a hablar. Y tu nunca habias hablado realmente conmigo hasta entonces. Si, estabamos bebidos, pero creo, sinceramente, que no hasta ese punto. Tal como yo lo interprete, ambos tomamos la decision en nuestro sano juicio.
Nicole agarro nerviosamente una piedra lisa y la lanzo al agua, como el hizo minutos antes. La suya reboto seis veces, aunque ella no se detuvo a contemplarla. Volvia a mirar a Mitch a la cara.
– Mitch, jamas se me ha pasado por la cabeza culparte de nada. Ya suponia que todo fue culpa mia.
Un hondo sentimiento de frustracion clavo sus garras en Mitch. Deseaba hacerla comprender que no habia intentado aprovecharse de una mujer vulnerable con dos copas de mas. Pero no habia sido su intencion hacerla cargar con la culpa de lo ocurrido.
– Nicole, escuchame. Quitate esa idea de la cabeza. Nadie tuvo la culpa de nada. Fue una noche inolvidable. Estuviste… increible. Calida, generosa, desinhibida. Salvaje. Me volviste loco. El champan no tuvo nada que ver.
Capitulo Tres
Por suerte, en la oscuridad Mitch no veia el rubor que inflamaba sus mejillas, pero en aquel instante Nicole no podia haber respondido aunque su vida hubiese dependido de ello. ?Salvaje? Seguramente la habria confundido con otra mujer. ?Calida, desinhibida, increible? Ignoraba a quien estaba describiendo, pero no podia tratarse de ella.
Se abrazo a si misma con fuerza. Durante anos, su vida habia transcurrido por un sendero firme e inequivoco. Incluso habia decorado su casa para expresar la clase de mujer que era… correcta, austera, formal. A pesar del champan, no podia imaginar que hubiese tirado por la borda su autocontrol para convertirse en la gatita apasionada que describia Mitch.