Ella no era apasionada.

Ni siquiera emocional. En ocasiones, habia llegado a creer que se estaba convirtiendo en una aburrida mojigata… pero eso era preferible a ir por la vida cometiendo los desastrosos errores de antano.

La marea fue subiendo y la espuma de las olas le acaricio los pies, calandole las zapatillas. El agua estaba helada, pero Nicole no se movio, deseosa de que el frio penetrante aclarase su mente y le ayudara a recordar lo sucedido, aquella noche. Pero no fue asi. La fiesta era una tabla rasa en su memoria… excepcion hecha de las partes relatadas por Mitch.

Lo miro furtivamente y enseguida retiro la mirada. Era horrible. De repente, no podia mirarlo sin pensar en el sexo. Jamas habia pensado en Mitch de ese modo, no porque fuese empleado suyo, sino porque no era su tipo. Solian gustarle los hombres morenos y corpulentos. Mitch era rubio, altisimo y delgado.

Ahora, sin embargo, empezaba a darse cuenta de la autentica envergadura de sus hombros. Y su estatura de jugador de baloncesto le evocaba la energia y el ritmo de un atleta. Bien pensado, nunca la habia mirado con aquellos ojos azules como el cielo de forma inocua o amistosa. Aquella expresion sensualmente tensa siempre habia estado ahi. Cerca de Mitch, Nicole jamas habia olvidado ni por un instante que era una mujer. De pronto, lo hubiera dado todo por recordar aunque fueran fragmentos de la noche de la fiesta.

– Mitch -dijo al fin-, si todo ocurrio tal como lo cuentas, ?por que no me has dicho nada hasta ahora?

– Quise hacerlo, creeme. Pero todo se complico. Para empezar, me fui de la casa por la manana, mientras aun dormias. No deseaba dejarte, pero me habias dicho que a primera hora llegaba el servicio de limpieza. Y pense que no te gustaria tener a un hombre en la casa mientras las limpiadoras entraban y salian.

– No me hubiera gustado -reconocio ella.

– Te llame mas tarde, ese mismo dia. Pero empezaste a hablarme de negocios… como si deliberadamente hubieras querido obviar lo sucedido unas horas antes.

– No quise obviar nada. ?Te lo juro! Simplemente, no me acordaba.

Mitch asintio.

– Ahora lo se. Pero, en aquel entonces, esa posibilidad ni siquiera se me ocurrio. Supuse que preferias darlo todo por olvidado. Te cerraste a mi por completo, y trate de explicarme por que. Sabia perfectamente que no deseabas involucrarte con las personas que trabajaban para ti… Al final, llegue a la conclusion de que lo sucedido aquella noche te habia disgustado tanto, que necesitabas tiempo para reflexionar sobre ello. Asi que yo tambien guarde silencio. Y espere… No queria presionarte o empujarte a hacer algo para lo que no estuvieras preparada. Pero…

– ?Pero? -repitio Nicole al ver que el no concluia la frase.

Mitch se detuvo. El resplandor de la luna tenia su cabello de plata. Las angulosas facciones de su rostro parecian talladas en piedra. Solo sus ojos parecian liquidos, y miraban a Nicole con la intensidad de una caricia.

– Pero crei que tu tambien lo sabias, Nik. Lo increiblemente maravillosa que fue aquella noche. La quimica que surgio entre ambos. Para serte sincero, ni siquiera pense en el riesgo de que quedaras embarazada. Nunca espere que una pasion semejante pudiera estallar entre nosotros.

Nicole se noto la garganta seca. Otra vez volvia a surgir el asunto del sexo. Y no de un sexo normal, sino de un sexo increible. Creia firmemente en las palabras de Mitch. Confiaba en su integridad. Y, a decir verdad, podia imaginarlo generando un estallido de pasion como amante. Pero nunca le habia ocurrido algo ni remotamente parecido a lo que el describia.

Quiza hubiera escogido el celibato en los ultimos anos, pero no era virgen. Sus primeros escarceos sexuales, sin embargo, databan de su epoca de adolescente temeraria y rebelde. Siempre quiso explorar los placeres del sexo con el hombre adecuado, pero tenia muchos errores que expiar y enmendar, de modo que se concentro en otros aspectos de su nueva vida. Habia encerrado su libido en una suerte de trastero mental.

O eso habia creido.

– ?Te sientes incomoda hablando de esto? -inquirio Mitch.

– Que me sienta incomoda o no es lo de menos. Necesitaba saber la verdad -pero ahora apenas podia mirarlo sin sentirse invadida por un calor casi sofocante.

– Si, estoy de acuerdo. Conocer lo sucedido es indispensable para que decidas lo que deseas hacer. Y hemos venido a hablar de eso, ?verdad?

– ?De sexo? -maldicion. La palabra escapo de sus labios porque, sin duda, ocupaba un lugar destacado en su mente.

Pero Mitch se limito a responder con una sonrisa lenta y provocativa.

– Eh, siempre estoy dispuesto a hablar de sexo… pero creia que deseabas hablar de los hijos.

– Naturalmente que deseo hablar de los hijos -se apresuro a asegurar Nicole-. El nino es lo unico que ocupa mi mente.

– Vamos; no empieces a ponerte nerviosa…

– No estoy nerviosa -nego ella de inmediato…

Pero, en realidad, lo estaba. No dejaba de pensar en las sensuales imagenes que aquel maldito hombre habia impreso en su cerebro.

– De acuerdo, no estas nerviosa -dijo el cortesmente-. Pero antes de que recorras otro kilometro de playa a ese ritmo… ?no crees que nos hemos alejado ya bastante? Y has tenido un dia agotador. ?Volvemos?

Nicole se giro rapidamente. De no haberselo sugerido con semejante caballerosidad, le habria propinado una bofetada. No habia ni un apice de sarcasmo en el tono de Mitch, pero por eso exactamente se sentia tentada de golpearle. Podia mostrarse cinico y corrosivo con otra gente. Con ella, sin embargo, utilizaba aquel tono de voz bajo, ronco, sensual. La ponia furiosa.

– Iba a sugerir que diesemos media vuelta.

– Seguro que si -convino el-. Aunque no hemos hablado de lo que deseamos hacer. Tengo unas ideas con respecto a los hijos que deberias conocer.

– ?Que ideas?

– En primer lugar, la mas tradicional que toda pareja ha puesto siempre en practica cuando surge un embarazo inesperado. El matrimonio.

Por primera vez en lo que iba de dia, Nicole se relajo. Una risita ascendio por su garganta y escapo en forma de carcajada. La situacion no tenia nada de divertida. Pero se habia mantenido en un estado de nervios tan tenso, que el chiste le produjo un gran alivio emocional.

– Gracias, Sir Galahad. Es usted muy dulce.

– ?Nik? No pretendia ser «dulce». Era una sugerencia seria.

Las carcajadas de Nicole se extinguieron, pero no su sonrisa.

– Vamos, se que no puedes hablar en serio. No vivimos en la Edad Media. Ya nadie tiene que casarse por obligacion. Las mujeres pueden criar solas a sus hijos.

– Asi que… ?estas completamente decidida a tenerlo? -inquirio Mitch rapidamente-. Si, ya se lo que dijiste antes. Pero fue a los pocos minutos de descubrir que estabas en estado.

Nicole se puso seria al instante.

– ?Me preguntas si he cambiado de opinion? ?Si estoy pensando en abortar?

– Eso exactamente.

Ella se guardo las manos en los bolsillos traseros de los tejanos.

– Si tuviera dieciseis anos, o estuviera enferma, o supiera que el nino tiene problemas… no se que haria-dijo con total sinceridad-. Pero mis circunstancias no son esas. Quiza no esperase un embarazo en estos momentos, pero siempre he querido tener hijos. Estoy sana y tengo una edad ideal para ser madre. Puedo criarlo sin problemas. Y si… lo deseo. Aunque aun no he tenido tiempo para pensar como voy a arreglarmelas.

– De acuerdo -Mitch exhalo un suspiro de alivio-. Pero tendras que simultanear el trabajo y el embarazo. Y, mas tarde, el trabajo y la crianza de un hijo.

– Lo se…

– Y yo ocupo un lugar en todo esto, Nik. No solo porque desee ser padre, sino tambien porque conozco el negocio. No hay nadie mas capacitado que yo para ayudarte.

Nicole permanecio callada. Aquello era innegablemente cierto.

– Tambien me preocupa como puede afectar todo esto a tu empresa y tu trabajo -prosiguio el-. Como bien has dicho, una mujer puede criar sola a su hijo en la actualidad. Pero eso es en teoria, y la vida no suele ser tan

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