Pero por mucho que sonara, esos suenos no iban a resolver sus problemas. Sencillamente tendria que salir del paso hasta que regresara Will…, con un poco de suerte, mas rico que cuando partio.

La fria despedida de Darley le habia dado mucho que pensar.

Elspeth entendio mejor que nunca que su destino estaba completamente en sus manos.

No iba a aparecer un deslumbrante caballero para socorrerla.

Ni un buen samaritano la liberaria de las ataduras del matrimonio.

Solo era responsable de ella… y de Sophie… y ella era capaz de cruzar los continentes… por Will.

* * *

Capitulo 15

Cuando regresaron a Grafton Park, Elspeth comenzo a montar cuatro horas diarias para evitar coincidir lo menos posible con su marido. De todas maneras, el andaba atareado con los mozos de cuadra y los entrenadores, preparandolo todo para la temporada de carreras local. Sin embargo, estaba obligada a asistir a las cenas todas las noches, una prueba extremadamente dura que ella afrontaba con pavor. Grafton se emborrachaba a menudo y se comportaba de modo ultrajante. Y fuera cual fuera la excusa que ella ponia para abandonar la mesa cuando la cena habia terminado, el insistia en que se quedara. Entonces ella le servia mas oporto o tocaba el piano para distraerle, o se limitaba a escuchar sus desvarios.

No penso que le resultaria tan dificil volver a acomodarse a su antigua existencia. Habia pensado que podria continuar con su vida, desterrando los recuerdos de Darley para rememorarlos con carino solo de vez en cuando, como se hace con los recuerdos de la ninez. Pero las cosas no fueron tan faciles. No habia podido dar media vuelta y desconectar, sin mas. De hecho, los pensamientos sobre Darley se arremolinaban en la mente con mayor frecuencia a medida que pasaban los dias… como si despues de experimentar la dicha, su malestar se hubiera puesto mas de relieve.

Tenia presente que ella solo era una mas de la legion de mujeres que se habian rendido ante los encantos de Darley. No podia permitirse anidar fantasias inutiles. Ella estaba donde estaba, mientras que el marques habia regresado a la voragine social londinense. Y cuanto antes le olvidara mejor para ella.

Tras volver de Newmarket, Sophie observaba a su joven ama con creciente preocupacion. Elspeth habia perdido peso, si bien las horas que pasaba sobre la silla de montar eran razon mas que suficiente para su delgadez. Pero ademas tenia poco apetito, a pesar de los pasteles y dulces que Sophie le ofrecia con la esperanza de abrirle el apetito a la criatura. Esta mostraba poco interes hacia la comida. De hecho, cuando Elspeth se levantaba por las mananas, apartaba las sabanas a un lado, se bebia el chocolate, se vestia para montar y se dirigia al establo, como si el diablo le pisara los talones.

Y asi pasaban volando los dias en Grafton Park. Los horarios de equitacion de Elspeth solo se alteraban cuando los pony de Grafton participaban en las competiciones locales. Esos dias, Sophie y ella tenian que estar bien arregladas y esperando a las nueve en el portico delantero, donde un carruaje las aguardaba… al igual que hacia el carruaje de Grafton.

Lord y Lady Grafton nunca viajaban juntos. En el carruaje del conde se transportaba la silla de ruedas, su ayuda de camara, el hombre que le empujaba la silla, la licorera de viaje y el. Como muchos de los hacendados de provincias, preferia estar rodeado de hombres. Las buenas maneras se las dejaba a los finolis de la alta sociedad.

No es que Elspeth fuera reacia a viajar sola. Ni se daba por ofendida por tener que asistir a las carreras, salvo porque no tenia mas remedio que sentarse al lado de Grafton, en su palco. Le insistia para que interpretara el papel de esposa cuando sus caballos estuvieran sobre la pista. Durante los intermedios entre las carreras, Elspeth aprovechaba la oportunidad para ir a saludar a sus viejas amigas: sus companeras de clase de la escuela femenina Dame Prichard, todas ya casadas y con hijos, que la proveian de una inagotable fuente de noticias locales y chismes. Elspeth se sorprendio sintiendo un interes nuevo y extrano hacia los hijos de estas. Dicha fascinacion, por supuesto, estaba directamente relacionada con su anoranza de Darley. Lo entendia muy bien… al igual que entendia que cualquier embriagadora realidad que tuviera que ver con Darley y ninos no era mas que pura fantasia.

En el transcurso de aquella verde primavera inglesa, Elspeth nunca se olvido de anotar en su diario el recuento nocturno de los dias que duraba su matrimonio. La suma total de dias le daba coraje para afrontar otra manana, otro dia, otra noche tediosa junto a su marido.

Y asi habria continuado la vida de Elspeth si un dia de junio no hubiera recibido una carta, una carta que cambio el curso de los acontecimientos.

* * *

Capitulo 16

Elspeth volvia de los establos y se estaba quitando los guantes mientras subia rapidamente por las escaleras que conducian a sus aposentos.

No podia darse el gusto de llegar tarde a la cena. Grafton era un despota de la puntualidad.

Cuando estuvo en lo alto de las escaleras vio a Sophie, que la esperaba con la puerta abierta de su sala de estar, con la tez muy palida. Una senal de alarma sono en su cabeza. Sophie no era dada al drama.

– ?Que pasa? -grito Elspeth, rezando angustiosamente para que no tuviera nada que ver con su hermano.

– Hay una carta para usted. -La criada tenia en la mano un papel doblado, que tenia pinta de estar manoseado, y el sello del lacre, abierto hacia tiempo.

Era obvio que la habia leido.

– Dime -le dijo Elspeth, parada frente a la entrada de sus aposentos.

– Ha habido una epidemia de fiebre a bordo del barco en que viajaba Will.

Elspeth se agarro a la viga de la puerta para no caerse, sus peores temores se habian hecho realidad.

– Esta… -y se callo, incapaz de pronunciar mas palabras.

– Lo han dejado en tierra, en Tanger -explico Sophie-. Junto a los otros que… -Sophie vacilo.

– … no se espera que sobrevivan -concluyo Elspeth en voz baja. Dos manchas ardientes asomaron a sus mejillas, un contraste desagradable con su piel palida-. ?Que fecha lleva la carta? -Su voz apenas era audible.

– Hace tres semanas.

– Debemos ir a buscarle -cerro la boca con determinacion. Una firmeza repentina sono en sus palabras. Quito la mano de la viga y entro en los aposentos, pasando con energia por delante de Sophie-. Haz el equipaje -dijo Elspeth, por encima del hombro-. Se lo dire a Grafton durante la cena -anadio, caminando a grandes pasos hacia el vestidor-. Pon ropa practica… nada suntuoso-. ?Ha visto el la carta?

Sophie nego con la cabeza.

– La trajo Addie. No se lo debe de haber dicho a nadie.

– Bien -algunas de las familias del servicio habian sido criados de los Grafton durante siglos y, a pesar del caracter mordaz del conde, permanecian leales a la familia. Otros se compadecian con la dificil situacion de Elspeth, Addie entre ellos-. Dile a Charlie que prepare el carruaje. No me mires asi. Ya se que no es mio, lo enviaremos de vuelta cuando lleguemos a Londres -se podia confiar en Charlie. Era el mozo de cuadra que la atendia en sus paseos diarios… un hombre atento, y un aliado.

– El conde no la dejara marcharse.

– No puede detenerme. Pero tendre la gentileza de preguntarselo -dijo Elspeth, volviendo a los preparativos.

Вы читаете Cuando Amas a Alguien
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату