golpe y cruzo a toda prisa la habitacion. Abrio la puerta con tiento, inspecciono el pasillo, y una vez convencida de que no habia nadie a la vista, dio un paso hacia el vestibulo, cerro con suavidad la puerta y camino hacia sus aposentos, con la esperanza de hacerlo con un porte de seguridad.
Si alguien se cruzaba en su camino antes de llegar a su habitacion, lo mas probable es que no le preguntaran por la cartera. Al menos no a la cara. Lo que no significaba que no intentaran despertar a Grafton.
Echo a correr y no paro hasta que estuvo a resguardo en su sala de estar. Temblando de miedo, se dejo caer en una silla y espero a recuperar el ritmo de respiracion habitual. Necesitaba tiempo para recomponerse despues de haber robado por primera vez en su vida. Unos momentos mas tarde, viendo que nadie venia a llamar a su puerta, recordo la importancia de su mision, y se puso de pie.
Entro en el vestidor, arrojo la pesada cartera sobre una mesa.
– Tenemos fondos -dijo Elspeth, sonriendo mientras Sophie alzaba la vista del baul de viaje-. Proxima parada: Londres.
– Siempre y cuando no nos atrape primero.
– No se levantara hasta la manana. -Si de algo estaba segura despues de seis meses de matrimonio, era de eso-. ?Nos espera Charlie con el carruaje?
– A partir de las siete y media, dijo el… despues me pregunto quien nos llevaba.
– Oh, querida -Elspeth fruncio el ceno-. No pense en un cochero.
Sophie sonrio.
– Charlie estaba pensando en marcharse, segun me dijo. Y me dijo que tal vez le gustaria ver Marruecos.
– ?De verdad? -la cara de Elspeth se ilumino-. ?Dijo que le gustaria?
– Dice que hay una buena tirada hasta alli y no nos piensa dejar ir solas.
Si Charlie las acompanaba, la empresa de repente cobraba visos de exito.
Elspeth exhalo dulcemente.
Hasta ese momento, no se habia dado cuenta dejo preocupada que estaba.
Capitulo 17
Decidieron no parar en las posadas que encontraran de camino para que los caballos se refrescaran. En lugar de eso, Charlie habia propuesto cargar con la comida para los caballos mientras hablaban de la posibilidad de que les persiguieran, y decidieron que descansarian y alimentarian a la caballeria en zonas tranquilas y apartadas del camino. Ademas, los caballos de Grafton eran muy caros para dejarlos en una de las posadas del camino. En cuanto a las comidas, Charlie compraria toda la comida que necesitaran en los pueblos, mientras ellas se quedarian dentro del carruaje con las cortinas corridas. Puesto que el carruaje no llevaba ningun escudo de armas, se dirigieron hacia el sur con cierto anonimato.
Dos dias mas tarde, casi con la puesta del sol, llegaron a Londres. Presintiendo que el muelle seria poco seguro al anochecer, encontraron una modesta posada cerca del Tower Bridge. Por la manana buscarian un pasaje para Tanger.
Ahora tenian que devolver el carruaje y la caballeria a Grafton, pero Elspeth y sus acompanantes estaban divididos sobre cual era la mejor forma de llevar a cabo esa tarea. Charlie era poco entusiasta respecto a contratar a un cochero desconocido, puesto que corrian el riesgo de que este huyera con los caballos y el carruaje. Y aunque Elspeth comprendia la inquietud de Charlie, se oponia firmemente a la sugerencia de que solicitara consejo a Darley sobre el cochero.
– No me importa que sea la unica persona que conozcamos en Londres -replicaba cada vez que surgia el tema-. No acogeria mi intrusion con optimismo y no quiero preguntarselo.
– Solo tiene que preguntarle el nombre de un cochero de fiar -tanto Charlie como Sophie, desde la no implicacion, opinaban lo mismo.
El no lo entenderia asi, quiso decir Elspeth, consciente de que un hombre como Darley miraria con recelo a una antigua amante aporreando a su puerta.
– Estoy segura de que podemos encontrar una caballeriza de alquiler en una ciudad de esta envergadura.
Pero ni Sophie ni Charlie se mostraron demasiado comprensivos con aquellas objeciones suyas de poca monta a lo que ellos veian como una solucion sensata, y Elspeth se encontro con que cada vez le resultaba mas dificil sostener su postura.
– Pienselo -le propuso Sophie mientras colocaban sus bolsas en la pequena habitacion de la segunda planta del White Hart-. Ni siquiera hace falta que usted vea a Darley. Nosotras nos quedamos aqui y enviamos a Charlie. El puede preguntarle el nombre de un cochero. -La posibilidad de que Grafton acusara a su mujer de robarle sus preciosos caballos rondaba la mente de la anciana.
– ?Por que no lo dijiste antes! -exclamo Elspeth, acogiendo con alivio balsamico la idea de Sophie. Darley habia embarullado tanto su cerebro que ni siquiera se le habia ocurrido pensar en algo tan sencillo-. Gracias, Sophie. Que alivio -anadio, mirando a Charlie, que estaba haciendo un fuego para combatir el frio de la noche que estaba por caer-. Charlie, ?te importaria preguntarle a Darley…? Aunque tienes que ser discreto y no mencionar mi nombre… si es posible.
– Ni siquiera tengo que decirle que usted esta en la ciudad -le dijo, mirandola a los ojos antes de golpear la piedra de lumbre contra la yesca-. Os traere un cochero, eso es todo.
Elspeth sonrio.
– Maravilloso. Perfecto. Todo esta decidido, pues.
– Aunque si el marques encontrara la manera de dar cobijo a nuestra caballeria esta noche, nos ahorraria el problema de tener que encontrar una caballeriza de alquiler -apunto Charlie.
Elspeth rezongo.
– Me desagrada abusar de su amabilidad. -No es que no fuera normal cuando uno viaja pedir a un conocido del lugar que te guarde el ganado. Quizas estaba reaccionando de manera exagerada a algo muy corriente.
– Muy bien, utiliza tu propio criterio -se rindio Elspeth con un pequeno suspiro.
– No la pondre en ningun aprieto, senora. -La masa de la llama paso de ser oscilante a avivarse por completo, la miro arder y luego se puso en pie-. Volvere en un abrir y cerrar de ojos con todo bien atado, mi senora.
La tranquilidad habitual de Charlie ejercia una buena influencia en el alocado mundo de Elspeth.
– Te estoy muy agradecida -murmuro ella, intentando no llorar. Demasiadas cosas estaban en juego con la enfermedad de Will de por medio. Intento sonreir-. ?Tienes dinero, ahora?
– Si, senora.
– Y alguna idea de la direccion hacia donde…
– Todo esta bajo control, senora. No se preocupe. Lo encontrare en un periquete.
Las indicaciones del mesonero fueron excelentes. Toda la clase acomodada residia en las inmediaciones de Whitehall y Green Park, y Charlie pronto detuvo el carruaje de Grafton frente a la residencia de Darley en St. James Square. En las calles reinaba todavia el bullicio. Todo el espectro social, desde criados a aristocratas, disfrutaba del aire apacible del verano.
Charlie lanzo las riendas a un golfillo de la calle, se acerco a la puerta verde, levanto la aldaba de laton pulido, la dejo caer y espero mientras examinaba la fachada de tres pisos de la casa adosada. Las contraventanas estaban recien pintadas, las ventanas relucian de limpias, el ladrillo rojo habia adquirido un suave matiz rosado con la luz de la caida de la tarde. Cuando la puerta se abrio, Charlie levanto la vista hacia el rostro arrogante del mayordomo, alto y corpulento, que le miraba por debajo del pico afilado de su nariz, con cierto aire de desden.
– Las entregas por la puerta trasera. -El mayordomo se dispuso a cerrar la puerta.
Charlie extendio la mano para detener el movimiento de avance de la puerta.
– Estoy aqui para ver al marques por negocios, asi que muevete rapido o tu amo te dara un buen repaso.
