– Dile que ahora voy -Betsy se levanto rapidamente y les dijo a sus padres-: Tiene que ser algo muy importante para que le haya enviado aqui. Tengo entendido que la dama es timida por naturaleza.

– Si, muy timida -resoplo el duque-. Una mujer ambiciosa que ha enviado su tarjeta de vista, en mi opinion.

– Venga, querido, dale al juicio de Julius un poco de credito -protesto la duquesa.

– ?Ja! -exclamo el duque, haciendo una concisa excepcion puesto que su mujer quitaba importancia con carino a la libertina vida del hijo-. Su buen juicio se limita unicamente a los purasangres, querida.

– Si, cielo, estoy segura de que estas en lo cierto -respondio con tacto, diciendo adios a su hija con la mano-. Date prisa, Betsy. Siento curiosidad sobre la mujer que esta asediando a nuestro Julius.

* * *

Capitulo 19

Charlie se estaba helando los pies en el portico de la puerta del servicio. No estaba seguro de si recibiria una respuesta o no. Antes de que le cerraran la puerta en sus narices por segunda vez aquella noche, le habian informado con rotundidad: «Lady Worth no habla con cocheros que no conoce». Solo despues de mencionar el nombre de Lady Grafton, su mensaje merecio el necesario respeto para ser comunicado.

Tal vez. A medida que transcurrian los minutos, su seguridad iba menguando.

Aquel hombre, tal vez, se habia marchado y le habia dejado alli, sin mas. Maldijo en silencio la rudeza del servicio londinense y decidio que si el mayordomo no regresaba pronto daria la vuelta hasta alcanzar la entrada principal e intentaria atraer la atencion de Lady Worth.

Era su ultima esperanza en esa ciudad desconocida.

Para gran alivio suyo, la puerta de abrio de repente y una mujer sonriente y vestida con elegancia comparecio ante el.

– Adelante -le dijo, amable-. Soy Lady Worth.

– Le pido disculpas, senora, pero estoy bien aqui. Solo he venido a pedir un pequeno favor para mi senora. Necesitariamos saber las senas de una caballeriza de alquiler respetable. Si se lo preguntara a un mozo de sus cuadras le estaria muy agradecido y me marcharia enseguida.

– Por supuesto. Le conseguire esa informacion, pero pase mientras mando llamar a un mozo de las caballerizas. Parker… busca a uno de los mozos -ordeno, apartandose y esperando a que Charlie entrara.

Poco dado a las malas maneras, Charlie no tuvo alternativa, entro en la casa y siguio a la dama por el vestibulo hacia la cocina.

– ?Quiere tomar una taza de te mientras esperamos? ?Me explica por que Lady Grafton esta en Londres? -Sin esperar a que respondiera, le dijo a una joven criada-: Te, Dolly -y le ofrecio una silla a Charlie-. Tiene que darme las senas del alojamiento de Lady Grafton para hacerle una visita.

– Recibi instrucciones de que solo le pidiera las referencias de un establo, mi senora -respondio Charlie, quedandose de pie-. No tengo permiso para decir nada mas.

– Tonterias, no muerdo. ?Su senora esta con amigos? Tome asiento, por favor.

– No estoy muy seguro de cual es el nombre del lugar donde se hospeda -le dijo, sentandose a reganadientes.

Lady Worh ofrecio a Charlie la mas encantadora de sus sonrisas, se sento enfrente de el y le acerco un plato con un trozo de pastel.

– Tome un poco de pastel Dundee. Venga, no tiene que ser el paladin de la intimidad de Lady Grafton. Estoy segura de que a ella no le importara que vaya a verla.

Incluso si fuera posible desafiar a una dama de aquella categoria -que no era el caso-, resultaba imposible permanecer indiferente a la seductora sonrisa de Lady Worth. Ademas parecia que sentia un verdadero interes en escuchar que Elspeth estaba en la ciudad. Charlie, diciendose a si mismo que no tenia instrucciones especificas respecto a Lady Worth -solo respecto a Darley-, analizo sus opciones. Elspeth estaba a punto de llorar cuando el habia partido, la opresion que sentia por no saber cual era el estado de su hermano la inquietaba seriamente, el miedo a que pudiera estar muerto amenazaba constante su tranquilidad de espiritu. La visita de Lady Worth podria infundirle animos o al menos distraerla un rato.

– Estamos en White Hart, cerca de Tower Bridge -la informo-. Pero nos iremos con la marea matutina.

– ?Dios mio! ?Entonces tengo que ir enseguida! En cuanto el mozo venga con la informacion que necesita. Mejor todavia, utilicen nuestros establos. ?Ha venido con el coche? -hablaba con energia, pronunciaba cada palabra con un marcado staccato-. Bebase el te mientras yo voy en busca de mi capa. Cogeremos mi carruaje y meteremos el suyo en el establo. Todo ira perfectamente -y concluyo con una sonrisa, poniendose de pie y haciendo frufru con la seda del vestido-. No se mueva. Volvere de inmediato.

De repente, Charlie se pregunto si no habria propiciado una visita no deseada por Elspeth y miro con el ceno fruncido la taza de te que le habian servido.

– La senora es muy amable. No se preocupe -le dijo Dolly, la joven criada, esbozando una timida sonrisa.

Charlie solto aire.

– Espero que este en lo cierto. -Pero lo hecho, hecho estaba. No podia dar marcha atras. Los caballos estaban bien cuidados y alguien del personal de las caballerizas podria recomendarles un cochero. ?Que contratiempo podria causar la visita de Lady Worth cuando se marchaban a la manana siguiente?

Cuando Betsy, jadeante, entro corriendo en la sala de estar, la duquesa dejo su taza sobre la mesa tan rapido que el te se le derramo por el borde.

– Me voy en coche, a visitar… a Lady Grafton -dijo respirando con dificultad, puesto que habia ido corriendo desde la cocina-. Envio a su cochero… para pedirnos las senas de una caballeriza, para el tiro y el carruaje. Le he ofrecido el nuestro. No me mires asi, papa. Es una mujer muy agradable… como comprobaras tu mismo esta noche, porque pienso invitarla a que se quede con nosotros. Parte en barco por la manana; en cualquier caso, no se quedara mucho tiempo.

– ?En barco a donde, por todos los cielos? -inquirio la madre, haciendo planes para recibir a la invitada al mismo tiempo que formulaba la pregunta.

– No lo se. Lo descubrire.

– Le ofreceremos la Queen's Room -murmuro la duquesa-. Desde esa habitacion no se oye el bullicio de la calle.

– ?La Queen's Room! -el duque dejo el periodico a un lado-. ?Esta es una muchachita que puede o no puede embaucar a nuestro hijo? ?No hay que cederle la Queen's Room! -La habitacion habia sido disenada en torno a un esplendido retrato de la reina Isabel y su distincion se realzaba por el interior de Antonio Zucchi.

– Ten en cuenta, cielo, que Julius parece estar enamorado. Debe de ser alguien especial.

– Buf… Tu especial y su especial pueden ser dos cosas bien diferentes.

– Hablando de Julius -dijo Betsy, inclinandose para dar un beso en la mejilla a su madre-, enviale un mensaje e informale de quien es nuestra invitada.

Los ojos de la duquesa destellaron.

– ?Vendra?

– Ya lo veremos, ?no? -y dio media vuelta para irse.

– Veinticinco libras a que no viene -musito el duque.

Betsy meneo la cabeza.

– No me apostaria nada. Si tiene que ver con Julius, no.

Cuando la puerta se cerro detras de Betsy, el duque de Westerlands miro a su mujer.

– ?Crees que Betsy interfiere demasiado?

– Julius puede decidir hacer lo que quiera, siempre lo hace. Por lo que respecta a la senorita, si manana parte en barco, poco importa si Betsy interfiere o no.

– Supongo que estas en lo cierto -se quejo el duque-. Pero no estoy seguro de que merezca instalarse en la Queen's Room.

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