* * *

Capitulo 20

Un rato despues, Charlie estaba siguiendo a la hermana de Darley mientras subia deprisa por la escalera rumbo a la habitacion de la segunda planta que el posadero habia ofrecido a Elspeth.

Hubiera preferido ir el en primer lugar y advertir a su senora, pero no se le habia presentado la oportunidad. Y sabia perfectamente que no podia tener prioridad sobre una condesa, sin importar lo amistoso que fuera su talante.

Betsy llamo a la puerta y, sin esperar respuesta, la abrio y entro en la habitacion. Tal vez Darley y ella tenian mucho en comun en cuanto se referia a conseguir lo que querian. O quiza su gran fortuna les permitia consentirse sus impulsos.

Elspeth se levanto sobresaltada al ver a la hermana de Darley, los colores le afluyeron a la cara, y todas las variantes imaginables de la palabra desastre le invadieron la cabeza.

– ?Sorpresa! -grito Betsy, una palabra que sin duda se quedaba corta para describir su intromision-. ?Que maravilla que este en Londres! Debe alojarse en nuestra casa, por descontado -murmuro, avanzando envuelta en una nube de perfume para dar un abrazo a Elspeth.

Elspeth, abrumada por su abrazo perfumado, le dirigio una mirada reprobadora a Charlie, mientras intentaba dar con un pretexto acertado para rechazar la invitacion de Betsy.

Pero, paralizada por el choque, su mente era incapaz de inventar una excusa diplomatica.

La hermana de Darley interpreto su silencio como una afirmativa y proclamo nada mas soltar a Elspeth:

– No se hable mas, pues. Nos divertiremos. Puedes acabar de tomar el te en nuestra casa -anadio, reparando en el te y el pan con mantequilla que reposaban sobre una mesa cercana. Hizo un gesto con la mano a Sophie, que habia sido testigo de la escena con sentimientos enfrentados, y anadio con la autoridad que confiere el rango y la fortuna-. Prepare las cosas, mi buena mujer. Partimos de inmediato.

– No puedo, de verdad, no puedo -declaro Elspeth, con la cara ruborizada, presa del panico, obligandose a hablar antes de que fuera demasiado tarde.

Betsy sonrio.

– Por supuesto que puede.

– Por mucho que aprecie su generosidad -Elspeth medito que palabras escoger-, no podemos. Estamos… eso es… estamos viajando de incognito.

Betsy se limito a sonreir de nuevo.

– No le dire a nadie que esta en la ciudad.

A la desesperada, puesto que la idea de ser una invitada de la hermana de Darley le resultaba aterradora en todas sus numerosas implicaciones, Elspeth le conto la noticia de la enfermedad letal de su hermano con la esperanza de que su negativa fuera mas comprensible-. Ya lo ve, me temo que mi compania no seria demasiado agradable. Tengo muy presente a Will en mi cabeza.

– Y asi debe ser -murmuro Lady Worth-. Debe de estar preocupadisima. Pero quedarse sola en un momento asi solo aumentara su ansiedad -le dio un golpecito en el brazo a Elspeth-. Si la inquieta encontrarse con Julius, no tema. Esta fuera de la ciudad. -No era exactamente un engano, puesto que en ese momento lo estaba. Y no se podia esperar que ella supiera cuanto tiempo se quedaria en Langford-. Venga. Es absurdo que se quede en este cuartucho estrecho cuando tenemos una casa vacia, a excepcion de mis padres, mis hijos y yo.

Elspeth casi se desmayo en el acto. ?Como iba a conocer a los padres de Darley? ?Que les diria? Hice el amor con su hijo en Newmarket, pero por lo demas tampoco lo conozco demasiado. O tal vez: he abandonado a mi marido, le he robado dinero y me he fugado-. Para ser totalmente sincera -le dijo, escogiendo declinar la invitacion con una explicacion tan directa que incluso alguien de ideas amplias como Lady Worth seguro que encontraria ofensiva-, he abandonado a mi marido y prefiero el anonimato de esta posada.

– ?Ha abandonado a Grafton? -Betsy aplaudio con sus manos enguantadas-. ?Hurra por usted! El mundo tambien aplaudira su decision. No es que no entienda que usted prefiera la discrecion -y prosiguio con un susurro conspirativo-, pero nadie tiene que saber que se queda en nuestra casa. Venga. Todo decidido. Vamos, hablaremos en el carruaje mientras su doncella le prepara el equipaje.

– No… no, por favor… no podria. Nos vamos tan temprano que molestariamos a toda la casa.

Betsy rechazo sus objeciones con un movimiento despreocupado de las manos.

– Esa es una razon mas por la que tiene que pasar su unica noche en Londres en un ambiente mas agradable. Esta noche cenaremos en familia. Sera completamente informal -dijo, reparando en el vestido de viaje de Elspeth-. Darley disfruto mucho con su compania en Newmarket -le guino el ojo-. Tengo el presentimiento de que la echa de menos.

Tanto el hermano como la hermana eran igual de encantadores, decidio Elspeth, capaces de decir lo que uno desea escuchar. Si a Lady Worth la movia simplemente, la buena educacion o cualquier otro motivo, Elspeth sintio que deseaba de un modo ilogico que sus comentarios fueran verdad.

– Yo tambien disfrute de nuestra amistad en Newmarket -le contesto, las semanas de deseo enfermizo y de suenos con Darley daban fe de ello.

– Julius me conto que su familia era muy aficionada a los caballos. ?Quiere que le ensene la coleccion de libros que tenemos sobre purasangres? Tengo entendido que la biblioteca sobre carreras de Julius suscita unos celos desmedidos entre los aficionados a las carreras de caballos.

Todos los propietarios de purasangre y criadores conocian la amplia coleccion de Darley. Pero pocos la habian visto y ahora le estaban ofreciendo a ella el acceso a ese tesoro. Ademas, a punto de cogerse al poste de la cama y de negarse a mover, Elspeth se dio cuenta de que las posibilidades de quedarse en la posada eran nulas.

Y la ocasion de ver la casa donde crecio Darley no podia desdenarse.

Finalmente, y quiza lo mas importante, la calidez sincera de Betsy la habia conmovido en un momento en que su vida era un total y absoluto caos.

Y si Darley estaba ausente de la ciudad, aparte del apuro de conocer a sus padres, ?que otro inconveniente habia en pasar una noche en Westerlands House?

Solo era una noche.

Manana estarian en alta mar, y pasara lo que pasara aquella noche -vergonzosa o no- se reduciria a un recuerdo. La racionalizacion trabajaba a pleno rendimiento.

Y tal vez tambien funcionaba una pequena porcion de melancolica esperanza.

O quiza solo se sentia triste y sola, y las atenciones de Betsy llegaban en un momento oportuno.

– He pasado toda mi vida rodeada de caballos -apunto Elspeth, con la decision tomada-. Deberia disfrutar hojeando los libros de Darley sobre purasangres.

– ?Y beber una o dos copas de champan? -observo Betsy, contenta, con una sonrisa fulgurante.

– Si, tambien deberia disfrutar de eso.

– Entonces nos vamos -Betsy levanto la mano-. Espero que no le molesten los ninos en la mesa. Les encanta unirse a nosotros.

– No me importa en absoluto.

Betsy extendio la mano y deslizo sus dedos entre los de Elspeth.

– ?Por que no vamos tirando y mantenemos una agradable charla mientras su doncella le prepara las cosas?

Cuanto tiempo hacia que no tenia un amigo con quien hablar, penso Elspeth, sintiendo que una repentina ola de soledad la arrollaba. Pero se obligo a sonreir en lugar de llorar y cogio la dulce mano de la amistad que ella le ofrecia.

Las mujeres ya estaban riendose antes de llegar al pie de las escaleras.

* * *
Вы читаете Cuando Amas a Alguien
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату