Asi que sus padres lo habian mandado llamar, penso Elspeth, sin estar segura de si sentirse halagada o molesta. ?Pensaban que estaba soltera y sin compromiso? ?Acaso la alta sociedad estaba tan familiarizada con las tretas y las relaciones ilicitas que habian invitado a Darley para que tomara placer de ella? ?O la invitacion habia sido un mero acto de cortesia?
– Betsy nos ha explicado que has pasado las ultimas semanas en Langford -le dijo su madre, dandole conversacion en un intento por desviar la mirada atenta de su hijo hacia la invitada, que mostraba un repentino interes por su taza de te-. ?Como ha ido la pesca?
Darley reprimio una risa. Pero siguiendo el hilo de la conversacion de su madre, respondio con fina cortesia:
– No he tenido tiempo de pescar. He estado ocupado siguiendo el desarrollo de los acontecimientos en el Parlamento. -Dado que las cartas del prometido de Amanda pormenorizando la marcha del gobierno habian llegado con gran regularidad durante los ultimos quince dias, le permitio hablar con una conciencia medianamente clara-. Segun parece, la fiebre biliosa del rey tiene a todo el mundo en ascuas. Los conservadores se pelean por retener el poder, los liberales esperan las malas noticias -sonrio Darley-. El caos esta a la orden del dia -podia darse el gusto de mostrarse educado. Elspeth no iba a ir a ninguna parte aquella noche. Solo tenia que esperar a que sus padres se fueran a la cama-. ?Su viaje hacia el sur fue largo y aburrido, Lady Grafton? -le pregunto afablemente, escogiendo ese tema en lugar del clima, que era poco interesante.
– En realidad no, no lo ha sido -las mejillas de Elspeth se habian tenido de un rosa resplandeciente desde que habia entrado en la sala de estar, con la mirada concentrada en algun lugar cerca de los botones de su chaleco-. Viajamos muy rapido.
– ?Como esta su hermano? -recordo la mencion que su madre habia hecho al respecto en la nota-. Estara mejor, espero.
– No lo sabemos.
– Esta muy preocupada, Julius, como debes suponer -intercedio su hermana, sosteniendo su mirada oscura por un momento en senal de advertencia-. Las ultimas noticias no eran muy consoladoras.
– Lo siento. Disculpeme. ?Que es lo que sabe de su estado?
Mientras Elspeth le explicaba lo poco que sabia, se dio cuenta de que el brazalete al que daba vueltas, nerviosa, alrededor de la muneca era el que le habia regalado. No es que tuviera que importarle. Despues de todas las joyas que habia regalado a mujeres, aquello no debia provocarle ni frio ni calor. Pero, extranamente, sintio como si el brazalete la marcara como suya. Como si el hecho de que lo llevara puesto le diera algun derecho de propiedad. Una suposicion completamente estrambotica, por supuesto, cuando habia ido hasta alli solo para hacerle el amor. Ese pensamiento hizo que su ereccion creciera. Cruzo las piernas en un intento de disimular su excitacion, los bombachos, muy cenidos y de gamuza, presentaban un inconveniente en un momento como ese.
– Tal vez tome una taza de te mientras llega el brandy -dijo Darley, descruzando las piernas e inclinandose hacia delante para alcanzar la tetera, esperando que esa velada familiar no se prolongara demasiado.
– Estas hambriento -le dijo su madre-. No discutas, querido. Haremos que te traigan algo de comida.
No tenia ninguna intencion de discutir, agradecido por el pequeno remolino de actividad que se creo cuando su madre se levanto para llamar a un criado. Su chachara mientras cruzaba la habitacion atrajo la atencion de todos los presentes. Despues de servirse una taza de te, se sento hacia delante, con los antebrazos apoyados sobre los muslos, y la taza se balanceo en sus dedos, esperando sobrevivir a la velada sin pasar bochorno.
La ultima vez que habia perdido el control, exactamente como ahora, tenia quince anos, y una de las amigas de su madre habia flirteado con el durante una velada musical a la que le habian llevado a rastras. Lady Fane lo habia arrinconado en el fondo de la habitacion mientras todas las miradas estaban absortas en la soprano italiana, y le susurro: «Nos vemos arriba en cinco minutos».
No podia negar que, ese verano, su relacion hubiera sido de lo mas agradable y aleccionadora.
Pero la incontenible calentura de la juventud quedaba atras.
O eso pensaba.
– Venga -dijo su madre, volviendo a su butaca-. Pronto te serviran algo de comer. Supongo que en Langford has vivido a base de vino de Burdeos y sandwiches.
– Mas o menos -respondio con una sonrisa.
– Estabamos hablando de quien seria la persona idonea para encontrar un barco en el que Elspeth pudiera viajar a Marruecos -dijo de pronto Betsy, apiadandose de su hermano, puesto que el motivo de su incomodidad era totalmente visible desde su posicion-. ?Conoces a alguien que tenga informacion sobre cuales son los mejores barcos que cubran esa ruta?
– Malcolm conoce a capitanes que navegan por esa zona del mundo. Se encarga de hacer todas mis compras de vino espanol. Por cierto, este ano el jerez de Sanlucar es excelente.
– Malcolm es el secretario de Julius… un joven encantador con unos modales impecables -explico la duquesa a Elspeth-. No creo que este en la ciudad -anadio, volviendose hacia Julius.
– Esta en Langford, pero puedo mandar a buscarle -el marques echo un vistazo al reloj-. Todavia no es muy tarde.
– Adelante pues, por favor -la duquesa sonrio a Elspeth-. No se puede imaginar la increible capacidad de Malcolm… -hizo revolotear las manos- para ponerlo todo en orden. Dale una tarea, que la cumplira con creces - sonrio la duquesa-. Por eso Julius le esta tan agradecido, ?verdad, cielo? Malcolm puede organizar el desbarajuste mas absoluto.
Darley esbozo una sonrisa.
– Haces que parezca que vivo en un completo desorden.
– Digamos que sobrevives en un ambiente inestable que a la mayoria de nosotros nos agotaria, querido. Pero se bueno y envia un mensaje a Malcolm antes de que sea demasiado tarde.
Betsy se levanto de un salto.
– Dejame a mi. Julius esta tomando el te.
Darley le dirigio a su hermana una mirada de agradecimiento.
– Dile que traiga mis cartas de navegacion -le indico mientras Betsy se alejaba-. En esta epoca del ano hay unas rutas que son mejores que otras.
– Tu podrias llevar a Lady Grafton a Marruecos -dijo su madre-. Entonces, ?como es que no se nos ocurrio antes? El
– Mis planes no me lo permiten,
– No se me ocurre nada que tengas que hacer que no pueda esperar unas semanas.
– Ojala pudiera, pero no puedo -le dijo, mostrando a Elspeth una sonrisa de cortesia.
– Por favor, Lady Westerlands, como voy a abusar del tiempo de Lord Darley -intercedio rapidamente Elspeth-. Hay una enorme cantidad de barcos que siguen la ruta sur y que nos iran bien.
La duquesa clavo a su hijo una mirada de reprobacion. Pero, a pesar de la compasion que le despertaban todas las desgracias de Lady Grafton, sabia que era mejor no presionarle-. Estoy segura de que el comodoro sera mas servicial -dijo, sin embargo, tocando la mano de Elspeth y dandole unas palmaditas-. El duque le ha hecho infinidad de favores.
– Preferiria no agobiar a nadie con mis aprietos -se quejo entre dientes Elspeth-. Estoy demasiado en deuda ya con ustedes -sonrio Elspeth-. Charlie es extremadamente competente. El nos encontrara un barco por la manana.
– Tonterias -dijo el duque-. Yo me encargo de todo. ?Donde esta el maldito Madeira?
El tono del duque dio a entender a todo el mundo que no aceptaria ninguna intromision.
A continuacion se hizo un breve silencio.
La duquesa desprecio el trato poco cortes de su hijo.
El duque pidio a voces un criado.
Elspeth intento desaparecer en el sofa.
Solo Darley parecia no estar afectado por el cambio. Se sirvio otra taza de te, removio tres cucharadas de azucar, luego anadio una cuarta y continuo removiendo.
Dos criados aparecieron casi al instante tras la estela del grito del duque, uno trayendo su cena en una bandeja de plata, el otro con el brandy y el Madeira.
Betsy les seguia los talones, despues de haber enviado un mensaje para Malcom informandole de que se