y el amor. No le preste atencion -el marques trato de alcanzar la botella de brandy. Necesitaba otro trago… o mas… una botella o dos para borrar las imagenes de Elspeth que inundaban su mente cada vez que se pronunciaba su nombre.

No queria pensar en ella.

No queria recordar.

Queria olvidar.

Cuanto antes mejor.

Durante la siguiente media hora, y con la ayuda ininterrumpida de la bebida, casi se convencio de que esa era la forma adecuada de volver a la normalidad. Siempre se podia contar con Charlie para tener noticias frescas sobre cualquier escandalo que hubiera ocurrido recientemente. Varios de sus amigos se acercaron para charlar un rato. Darley y Charlie fueron invitados a un baile de mascaras que se daba esa noche y donde estaria garantizada la presencia de un grupo de bellezas, famosas por su pericia en el tocador.

Tambien se propuso ir a ver un combate de boxeo profesional mas tarde.

La cena en el club, el baile de mascaras, la alegre compania de sus amigos.

?Que podria ajustarse mejor a la normalidad?

Deberia de estar satisfecho.

Feliz.

Pero no lo estaba.

Estaba atrapado por los recuerdos, unos recuerdos de cabellos dorados y ojos azules, y una sonrisa que le proporcionaba una felicidad inconmensurable.

Mientras la necesidad de acariciar a Elspeth por todo el cuerpo… dentro y fuera… le nublaba el juicio con la fuerza de una gigantesca ola. Y cualquier compensacion o felicidad a la que pudiera aspirar se habia atado a aquella exuberante belleza de Yorkshire, que amaba tanto los caballos y las carreras como el.

Sin ella -Darley profirio un leve suspiro dentro del vaso de brandy- no era feliz.

– Vayamos al combate de boxeo -propuso Charlie, interrumpiendo las lugubres ensonaciones de Darley-. Nos vendra bien un cambio de aires.

– Nos encontramos alli -Darley era incapaz de moverse.

El vizconde se levanto, balanceandose, se ladeo un momento, recupero el equilibrio y se quedo mirando a Julius con ojos bizcos-. ?Estas seguro?

– Seguro.

– No pareces seguro.

– Caramba, Charlie, vas tan borracho que no ves nada, pero si no lo estuvieras verias que estoy completamente seguro -mascullo Darley-. Me quedare para tomar unas copas mas y luego ire a buscarte.

– No te olvides. Te voy a presentar a una bonita muchacha esta noche, Kelly. Es nueva en el escenario del Drury, y tan fresca como el rocio, casi puedes sentir el aroma del campo cuando estas cerca de ella.

El marques dirigio a su amigo una sonrisa cinica.

– ?Fresca como el rocio? Vaya, una novedad a escena.

– Y lo mas interesante en este caso en particular -le dijo Charlie con una gran sonrisa-, te gustara.

– Nos vemos en una hora.

– ?En el gimnasio de Broughton?

– Exacto.

Pero despues de que se marchara Charlie, Darley dio dos rapidos tragos, como si la salida de su amigo le hubiera desatado un catastrofico sentimiento de ansiedad. Despues, poco a poco, se fue tranquilizando y se bebio una tercera copa. A punto de servirse una cuarta, vacilo, dejo en el suelo la botella y pidio pluma y papel.

Cuando el lacayo le entrego lo que habia pedido, garabateo unas lineas, doblo la hoja, puso la direccion de sus padres, se la dio al lacayo y salio de la sala de juego a grandes zancadas. Bajo corriendo las escaleras, cruzo la puerta que le abrio un sirviente a su paso, se dio la vuelta y ordeno energicamente al portero:

– Consigueme un coche de alquiler. Uno que sea rapido. Tengo prisa.

* * *

Capitulo 28

La tripulacion del Fair Undine trabajaba a destajo para desplegar las velas. El capitan y el primer oficial supervisaban la frenetica actividad desde la cubierta de popa, cuando Darley subio a bordo de un salto… justo cuando la pasarela se levantaba literalmente detras de el.

Charlie fue el primero en verlo desde su posicion elevada, en la barandilla de estribor.

– Tenemos otro pasajero -susurro Charlie, y le dio a Sophie, que se le habia aproximado por detras, una palmadita en la espalda.

– Que Dios nos coja confesados -musito Sophie entendiendo el significado del comportamiento de Darley. El sabia que el viaje que estaban emprendiendo seria largo.

– Nuestra senora pronto estara sonriendo. Le esta diciendo al capitan que no equilibre el barco con las velas desplegadas.

La brisa, en efecto, comenzo a henchir las velas. El barco se movia lento y despacio por el rio. Vieron a Darley intercambiando algunas palabras mas con el capitan. Parecia como si estuviera dandole ordenes. Despues el marques se dio la vuelta y se dirigio a la escalera de camara.

– ?No te gustaria estar alli dentro para ver que pasa? -dijo Charlie con una gran sonrisa.

– Callate -le dijo Sophie, arrugando el ceno-. Lo que haga la senora no es asunto nuestro.

– No lo dije con mala intencion. Queria decir que se pondra mas contenta de lo que esta ahora.

Darley no llamo a la puerta cuando llego al camarote, estaba demasiado impaciente despues de pasar muchas horas esperando y bebiendo.

Demasiado irreprimible.

Pero un momento despues se encontro quieto en el umbral de un camarote vacio.

– ?Elspeth! :-su voz resono en aquel espacio pequeno, un matiz de inquietud subyacia en aquella palabra. Segun el capitan, se suponia que estaba alli. Imagenes inverosimiles de mujeres ahogandose por la melancolia inundaron su mente. Consecuencia del brandy, sin duda, con todo muy vivido.

Inquieto, se giro para ir en su busqueda y, cuando puso un pie en el pasillo, oyo una voz somnolienta.

– Has cambiado de idea.

Se dio la vuelta hacia aquel sonido familiar y la ansiedad dio paso a la dicha. Alli estaba Elspeth, en la entrada del vestidor, ligeramente aturdida.

– He debido de quedarme dormida. -Todavia somnolienta, la felicidad de verle era poco expresiva.

Darley volvio a entrar en la habitacion, cerro la puerta de forma egoista, inmune a los matices de su entonacion cuando habia encontrado el trofeo que perseguia, sano y salvo.

Darley sonrio.

– Pense que te gustaria tener compania para ir a Tanger.

?El barco se movia?, advirtio Elspeth y un arrebato de desproporcionada alegria causado por las palabras de Darley la abrumo. Sin embargo sabia como expresar su vertiginoso placer por las paginas de The Tatler, su modelo -aunque pudiera ser equivocado- en las maneras que se debian observar entre la alta sociedad.

– Estaria encantada de disfrutar de algo de compania -le dijo Elspeth, esperando que sonara a una despreocupacion indistinta. En cambio, paso por alto decirle que le encantaria de todo corazon disfrutar de la suya-. Aunque tambien aprecio mucho la ayuda de Malcolm -anadio despues, no fuera a ser que el pensara que era una desagradecida, despues de toda la ayuda que le habia brindado-. Es un hombre encantador.

– ?Encantador? -gruno Darley y, dandose cuenta al instante de que su pregunta parecia la de un pretendiente celoso, rectifico-. Perdoname. He hablado fuera de lugar. He tomado una copa o dos esta manana.

– Espero que no quieras dar media vuelta cuando te hayas despejado -le dijo Elspeth con los pies en la tierra.

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