sangre, que cayo sobre las almohadas de la cama.
Darley, sacando el corcho de un tiron, volco la botella sobre el vaso y espero impaciente a que la creciente cantidad de alcohol llegara hasta el borde… El gorgoteo del liquido era el unico sonido dentro del silencioso camarote.
«De todas formas -penso ella- no puedo aceptar nada tan caro.
«?Que le impide ser como las otras mujeres?», penso Darley, irritado. Se llevo el vaso lleno hasta la boca y se lo bebio de un trago.
Ella deberia pedirle disculpas. Tambien deberia poner menos trabas, cuando era obvio que Darley se estaba desviviendo por ser agradable.
?Habia cometido un error yendose de Londres! ?
Quizas ella habia pasado demasiadas noches viendo a su marido beber hasta caer en un sopor etilico o tal vez Sophie tenia razon: ella nunca habia aprendido a ser complaciente.
– Todos los hombres sois iguales -le contesto Elspeth bruscamente-. La bebida lo soluciona todo.
Darley comenzo a dar vueltas alrededor.
– ?Es eso lo que te molesta -le dijo Darley apretando los dientes-… o hay algo que encuentras mas desagradable?
Elspeth puso rigida la espalda.
– ?Como que?
– Por el amor de Dios, Elspeth, como todo lo que venga de mi. Estas en mi barco, muy a mi pesar. Y te triplico en fuerza -suspiro Darley-. Mira, no deberia haber venido. Pero estoy aqui. Y te prometi que no dariamos media vuelta. Asi que, ?maldita sea!, ?que demonios quieres que haga?
– ?Afrontar las cosas como un adulto? -en el mismo momento que lo dijo se dio cuenta de lo impertinente que sonaba.
Los nudillos de la mano que sujetaba el vaso se pusieron blancos y Darley dejo rapidamente el vaso antes de hacerlo anicos.
– Quiza sea mejor que lo discutamos mas tarde. -De aqui a diez anos, penso el, caminando a grandes pasos hacia la puerta.
– No te culparia si damos media vuelta -susurro Elspeth, atacada de repente por los remordimientos. Su propia petulancia la mortificaba, era tan impropio de ella y deplorable que no encontraba las palabras para expresarse. ?Podia culpar de su rudeza a los meses vividos junto a Grafton?
Ojala pudiera. Pero no podia echarle la culpa a Grafton de aquella hostilidad poco razonable. Esa insensatez impulsiva, aquel furioso tumulto en su cerebro, tenia que ver con Darley. Le queria demasiado. O tal vez no le queria lo suficiente como para aceptar sus condiciones.
O tal vez ella no sabia lo que
Excepto que ella, tonta e insensata, queria que su amor fuera correspondido.
Queria que el
Lo que era particularmente humillante era que se habia convertido en lo que no queria…
Si blasfemar ayudaba en algo, ella hubiera blasfemado a los cielos. Si hubiera un motivo para que el fuera suyo, discutiria esa cuestion hasta el infinito, si implorar fuera util para su cometido, lo haria de buena gana. Pero su mente iba mas alla de la lucidez necesaria, y, emocionalmente derrotada y exhausta, cedio a la desesperacion y se desmorono sobre un puf de seda de color marron.
Estirada sobre la alfombra, lucho por contener sus lagrimas, intentando desesperadamente no romper a llorar. Y por unos instantes lo consiguio… hasta que vertio la primera lagrima y el dique se rompio.
El se dio la vuelta cuando ella dejo de hablar, con la mano en el cerrojo de la puerta. Presencio como ella sufria una crisis nerviosa sin mover un dedo, pero no estaba seguro de si queria involucrarse. Ella habia causado un tumulto indecible en su vida, provocando cambios importantes en su forma de vida… comenzando por ese desastroso y maldito viaje a Tanger. Sin mencionar el pesimo efecto que habia provocado en su familia… evocando sermones sobre amor y felicidad por boca de su padre, y animando a su madre a castigarle.
Darley fruncio la boca, deliberando seriamente la locura que seria responderla, inspiro, expulso el aire, y penso un instante en las razones por las que estaba alli. Luego, juro en voz baja, cerro la puerta de un golpe, sabiendo que lo que estaba haciendo iba en contra del buen juicio y de todos los principios que habian gobernado su vida hasta entonces.
Avanzo lentamente hacia donde ella yacia… como si una mano invisible le impidiera su paso antes de que fuera demasiado tarde. No lo consiguio. Se detuvo a su lado, se inclino y la levanto en sus brazos. Y supo que con ese acto su vida habia cambiado para siempre.
No se produjo ningun presagio maravilloso, ningun destello de luz o un sonido de trompetas que anunciara que alli estaba ocurriendo un acontecimiento de vital importancia. Y alli de pie, en medio del camarote, y con Elspeth entre sus brazos, entendio que habia asumido una nueva responsabilidad para la que antes se consideraba incapaz.
Una responsabilidad no del todo desagradable, decidio Darley en su fuero interno, mirando a aquella dama que le habia empujado a viajar tan lejos de casa. Muy lejos.
– Si quieres, puedes darle las joyas a Sophie -murmuro Darley, bromeando un poco para tratar de refrenar su llanto-. No queria entristecerte.
Sus ojos se abrieron espoleados por la bondad de su tono de voz, alzo la cara banada de lagrimas, y le ofrecio una sonrisa que le retorcio el corazon.
– No… te… merezco -susurro Elspeth.
– Quiza nos merezcamos el uno al otro -respondio Darley, aludiendo sin dudarlo a una conexion entre ellos… Por lo visto, sin prestar atencion a aquella afirmacion tan sorprendente, puesto que anadio con una sonrisa-: Dicen que puedo ser intratable.
– No… no, nunca. -A sus ojos se habia comportado como un verdadero salvador-. Te pedire perdon por mi… petulancia… cada dia que pase hasta Tanger -murmuro Elspeth entre sollozos-. Te lo prometo.
El sabia lo que queria en lugar de las disculpas, pero se mordio la lengua en una situacion tan delicada.
– Has soportado mucha tension -le dijo Darley en lugar de pronunciar en alto sus verdaderos pensamientos, llevandola de nuevo al sillon y sentandola en su regazo-. Descansa, decidiremos lo que haremos mas tarde.
– Hare todo lo que me pidas -Elspeth tomo aire, bajo las pestanas levemente. A medida que hablaba, una paz gratificante inundaba su cuerpo y mente. El perdon de Darley era un balsamo relajante para todo lo que la habia atormentado.
Y en unos segundos quedo atrapada en un sueno profundo, como si su acalorado contratiempo le hubiera arrebatado sus ultimas fuerzas.
El la abrazo mientras se quedaba dormida. Su respiracion lenta era un reconfortante
Estaba contento.
Feliz.
Se sentia infundido por una nueva determinacion que aliviaba y apaciguaba las dificultades que ella afrontaba. Elspeth habia luchado demasiado tiempo contra las desgracias de su vida. El estaba alli simplemente para ofrecerle ayuda y consuelo. Un hombre como el, que siempre habia evitado los lios, se sintio particularmente encantado de contar con todos los medios para ocuparse de su futuro.
Encontrarian a su hermano y lo traerian de vuelta a casa.
Y si habia tiempo, traeria tambien los caballos que Bachir habia comprado para el durante su ultimo viaje.
Elspeth y su hermano podrian elegir entre los purasangres para establecer su propia caballeriza. Le daria a Will una manutencion y complaceria a Elspeth con el pacto. Y lo mas importante de todo, si se instalaban confortablemente en su propia casa, Elspeth no tendria que volver con Grafton.
Darley hacia planes afanosamente mientras ella dormia.
Hubiera querido llamar a Malcolm para empezar a redactar una lista con las prioridades. Conocia una pequena hacienda en venta, cerca de su cuadra en Gloucestershire. Mandaria a Malcolm a hacer algunas