de Tammy.

Tammy haria maravillas con aquel sitio.

– Tu tia esta alli… -dijo, senalando con la mano.

Pero se detuvo, no siguio adelante. En lugar de ir a verla, Marc volvio a palacio. Un par de cuentos, una buena cena y Henry se quedo dormido como un angelito.

Por fin. Quiza entonces podria marcharse.

Eran las cinco de la tarde y el nino estaba dormido. El turno de Tammy empezaba esa noche y seria un milagro que Henry despertara antes de las ocho. La senora Burchett se encargaria de el si ocurriera algo, de modo que podia marcharse…

Pero su ordenador seguia encendido y le resulto mas facil sentarse frente a la pantalla para hacer un plan de irrigacion… con tuberias que no subieran por la montana, y echar un vistazo a Henry de vez en cuando. Despues de todo, si despertaba y se veia solo…

O podia mirarlo y pensar en Tammy.

– La cena estara lista dentro de diez minutos, senor -le aviso Dominic-. La senorita Dexter esta esperando en el salon y he encendido la chimenea.

Sonaba de maravilla. Ademas, marcharse en aquel momento seria una groseria. ?No?

Tammy iba en vaqueros.

Marc iba vestido como solia vestir para cenar en palacio: con traje y corbata. Y, al verla, se sorprendio. Los vaqueros estaban limpios, naturalmente, pero le resultaba extrano.

– No soy una princesa -dijo ella, levantando la barbilla.

?Como sabia lo que estaba pensando?

– No se de que hablas -replico Marc.

– Yo creo que si -contesto Tammy-. No te has vuelto a dormir, ?eh?

– No.

– Hay que dormir para poder cuidar de un nino.

– Mira, Tammy…

– ?Cenamos?

– ?No! Este plan tuyo es absurdo.

– ?Que es absurdo? Es el unico plan posible en nuestras circunstancias.

– Tu viniste aqui para cuidar de tu sobrino.

– Ya te he dicho para lo que vine: para comprobar que estaba bien cuidado… y para saber si alguien lo queria. Tu lo quieres.

– No lo quiero.

– ?Ah, no? -sonrio ella-. A lo mejor no… todavia. Pero te he visto con el, Marc. Y puede que no haya estado en palacio en todo el dia, pero tengo espias.

– No has podido dejar a Henry solo ni siquiera cuando estaba dormido. -Yo no…

– ?No lo quieres? Eso dices, pero no me lo creo -lo interrumpio Tammy-. Henry no es una mujer a la que puedas abandonar, Marc. No has querido a nadie desde que murio tu madre, pero Henry te curara de eso.

Marc se quedo boquiabierto. -?Cuando te vas a meter en la cabeza que no quiero curarme de nada?

– ?No quieres que te quieran? -?No!

– ?Y no crees que quieres a Henry? -?No!

– Mentiroso. Yo cuide de mi hermana cuando era pequena y luego me rompio el corazon. Si me dejas a cargo de Henry podria pasarme lo mismo… pero no voy a dejarte. Necesito ayuda y tu vas a ayudarme.

Marc la fulmino con la mirada. -Tienes miedo.

– Si -asintio ella-. Tengo miedo, pero al menos lo reconozco.

– Y me extorsionas.

– Nadie te extorsiona mas que tu propio corazon. Podrias haber dejado a Henry con la senora Burchett. ?Por que no lo has hecho? -Por tu culpa -contesto Marc. -?Por mi culpa?

– Eres la mujer mas irritante que he conocido en mi vida. La mas grosera, la que peor viste…

– ?Oye!

– ?Que?

– No visto tan mal. Visto como lo hago en mi casa… que no es esta.

– Si lo es.

– No.

– ?Crees que porque tienes acento australiano, vas en vaqueros y usas una sierra electrica…?

– ?No puedo ser parte de esta familia? Claro que no.

– Pues te equivocas.

– Si quieres una princesa, llama a Ingrid. Ella esta deseando…

– ?No me interesa Ingrid! -exclamo Marc, tomandola por los hombros.

Al otro lado de la puerta estaba Dominic, con la bandeja de la cena. El era un mayordomo profesional, de modo que no queria poner la oreja en la puerta, pero tenia que esperar una pausa en la conversacion… y su oreja estaba peligrosamente cerca.

Tammy fulmino a Marc con la mirada. No habia nada mas que decir. Llevaban dias dandole vueltas a la misma conversacion.

Se miraban a los ojos como dos pugiles, sin querer dar un paso atras. El seguia sujetando sus hombros y Tammy no se aparto.

Pero la linea entre la rabia y el deseo empezo a hacerse brumosa. Despues de todo, Marc era humano…

Y, de nuevo, la estrecho entre sus brazos.

Capitulo 10

LA LINEA entre el amor y el odio tambien era muy difusa. Si le hubieran preguntado aquella manana que sentia por Tammy, se habria reido, pero…

Estaba tan fuera de control que no sabia lo que hacia y cuando la apreto contra si, cuando busco su boca, estaba furioso, cegado de rabia. Era rabia.

Por supuesto que lo era. Queria castigarla. Queria hacerla ver lo imposible que era. Como lo volvia loco, como su cuerpo la reclamaba de una forma desconocida. Cuando sonreia, se le hacia un nudo dentro. Su olor, su proximidad… era como una encantadora criatura a la que no podia llegar. Y tan deseable.

?Por que no se apartaba? Deberia darle una patada y salir corriendo.

Quiza deberia marcharse de Broitenburg. No habia sitio alli para ella. Tammy era de otro mundo. Su primo debia quedarse en el palacio con los criados y el en su chateau…

No. Nada estaba como debia estar. Nada ocurria como debiera. Su mundo estaba patas arriba y solo podia pensar en Tammy, en su calor, en su pelo, en como sus pechos se apretaban contra su torso, en como la deseaba.

?La deseaba!

Aquella mujer estaba destrozando su vida. Era tan encantadora. Su boca se plegaba ante el ataque de sus labios y se agarraba a el…

?Como podia responder? ?Como podia sentir lo que el sentia? Alli estaba aquello de lo que siempre habia querido escapar. Era su mujer, su otra mitad. Nunca habia sabido que estaba incompleto y, sin embargo, se sentia como si le hubieran arrancado algo.

No podia apartarse. Solo podia abrazarla, besarla.

Tammy…

?Y Tammy?

Como Marc, parecia incapaz de parar. ?Como iba a hacerlo? Nunca habia pensado que algo podria ser tan dulce y tan excitante a la vez.

Marc no era el hombre de su vida, desde luego. Su sentido comun se lo decia a gritos. Pero en aquel momento no queria saber nada del sentido comun. No podia comparar lo que sentia en aquel momento con nada

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