No. Eso era imposible. El queria ser independiente, queria vivir en su casa.

Y lo del amor…

No queria ni pensar en ello. La habia besado demasiadas veces.

– Tu tia no se da cuenta de que esto es imposible -le dijo a Henry-. Ella deberia cuidar de ti a diario y yo podria hacerlo durante los fines de semana. A veces.

Pero incluso eso era demasiado. Cuanto mas tiempo pasaba con Henry, mas se le metia el nino en el corazon.

Lo dejaria con los criados.

No, no podia hacer eso.

– Te llevare a casa manana e intentare que Tammy entre en razon.

Pero…

?Ella lo queria?

No era su imaginacion, Tammy lo habia dicho. Esas palabras se repetian en su cabeza una y otra vez. Pero no tenia sentido.

El no sabia amar.

Henry tiro su tostada sin querer y el anciano collie que dormia junto a la chimenea se levanto para merendarsela de un bocado. El alarido indignado del nino casi levanto el techo.

– No te preocupes, haremos mas tostadas -intento calmarlo Marc. Pero Henry seguia llorando a pleno pulmon-. Te hare todas las tostadas que quieras, ?de acuerdo? Podras comer todas las que quieras.

Por fin, el nino dejo de llorar.

– Muy bien, estoy enganchado contigo. Pero solo por hoy. Despues… ya veremos. Yo preferiria mantener las distancias.

?Las distancias? Sin saberlo, lo estaba consiguiendo.

Media hora despues, cuando Henry se habia comido dos tostadas y Marc se devanaba los sesos intentando encontrar la forma de dormirlo, Tammy tomaba un avion que la llevaria a Australia.

– ?Como que se ha ido?

– Se marcho anoche, senor -contesto Dominic-. Imagino que ya casi habra llegado a Sidney.

– No puede ser.

Eran las siete de la tarde. Tammy tenia que quedarse con el nino. Marc habia ido a palacio dispuesto a convencerla de que una persona con sus responsabilidades de estado no podia hacerse cargo de un nino.

– Lo siento, senor, pero se ha ido. Despues de dejar al principe Henry con usted, fue directamente al aeropuerto.

– ?Tu sabias que se marchaba? -exclamo Marc.

– Si, senor.

– ?Y no me lo dijiste? ?No me llamaste por telefono?

– La senorita nos pidio que no lo hicieramos, senor. Y no vi la necesidad.

– ?Que no viste la necesidad!

– No, senor.

– Pero…

No podia ser. Aquello no podia ser. Tammy en Australia, el solo con el nino…

– ?Quien va a cuidar de Henry ahora?

– Creo que la senorita Dexter penso que lo haria usted, senor.

Marc lo miro, suspicaz.

– ?Estas compinchado con ella!

– No se a que se refiere -replico el mayordomo, impasible.

– ?Es un complot!

– ?Va a fusilarme al amanecer, senor?

– Deberia. ?Que demonios esta pasando aqui, Dominic?

– Creo que la senorita lo ha hecho con buena intencion, senor. ?Quiere que le lea su nota?

– ?Ha dejado una nota?

– Si, senor.

– Damela.

La nota era muy simple, muy directa:

Querido Marc,

No deberia haber venido a Broitenburg. Cuando me dijiste que mi hermana habia muerto solo pude pensar en Henry. Pense que me necesitaba y, si quieres que sea sincera, yo lo necesitaba tambien. La soledad es asi. Y no imagine que a ti te importaria tanto, pero ahora te conozco mejor.

Lo suficiente como para saber que cuidaras de Henry tan bien que no tendre que preocuparme.

Seria mejor que nos tuviera a los dos, pero ir de un pariente a otro no podria funcionar. Porque asi no te comprometerias nunca.

Marc, se que esto no es asunto mio, pero creo que has estado huyendo desde que murio tu madre. Te da miedo comprometerte con alguien, amar a alguien… pero te has enamorado de Henry.

Vine aqui porque pense que el nino estaria solo, pero cuando el avion aterrizo en Broitenburg supe que cuidarias de el y me di cuenta tambien de que lo necesitabas tanto como el a ti. Tienes que quitarte la coraza, Marc, y cuidar de Henry es la unica forma de conseguirlo.

Quiza soy ingenua, pero que me besaras… lo cambio todo. Eso significa que no puedo estar a tu lado. Amarte es absurdo.

Es terrible, pero esta es la unica solucion.

Me voy a casa

Capitulo 11

FUE EL mes mas largo de su vida. Durante la primera semana, Marc se quedo en el chateau de Renouys. Contrato una ninera que duro dos dias… lo suficiente para que se diera cuenta de que no queria dejar a Henry en manos de una extrana.

Intento trabajar, pero cada vez que el nino lloraba… o estaba particularmente silencioso, tenia que levantarse para ver que le pasaba.

El rostro de Henry, duro e indiferente cuando estaba con la ninera, se iluminaba estando con el. Alargaba los bracitos y Marc estaba perdido.

De modo que la ninera se fue y, despues, empezaron a establecer una rutina diaria. Henry se despertaba temprano, jugaba durante un par de horas, dormia hasta media manana, jugaba de nuevo, cenaba y dormia a partir de las siete.

De modo que para Marc era relativamente facil. Podia trabajar mientras el nino estaba dormido.

No podia tener una vida social, pero curiosamente no le interesaba. La idea de salir y tomar copas no le interesaba en absoluto.

Pero quedarse encerrado en casa el resto de su vida tampoco parecia logico.

Entonces, ?que era lo que queria?

Tammy.

Queria que volviese, queria volver a verla, queria que cuidase de Henry para volver a ser una persona normal.

Pero… el ya no queria su antigua vida. Ingrid habia llamado un par de veces y lo dejaba frio.

De modo que trabajaba, jugaba con Henry y pensaba en Tammy.

Tenia que volver.

Pero no lo haria. De eso estaba seguro. Quiza si abandonaba al nino, volveria para llevarselo a Australia.

– ?Que hacemos? -le pregunto a Henry una manana.

Como respuesta, Henry solto una de sus risitas. Genial. Ademas, lo presionaban para que volviese al palacio…

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