– De acuerdo.

Pero cuando fueron a meter la mezcla en el primer tarro de cristal, estallo. Los dos se miraron, sorprendidos. Quiza la mermelada estaba demasiado caliente…

– Sera mejor que la dejemos enfriar un poco -sugirio Susie.

– No, yo creo que si la metemos cinco minutos en la nevera…

– Hamish, quiero llevarme algo de mermelada a casa. Sera mejor que la dejemos enfriar o acabara toda en el suelo. ?Te has cortado?

– No, estoy bien.

Susie tomo su mano.

– Dejame ver. Te has quemado los dedos…

– No, en serio…

– Pon la mano bajo el grifo -le ordeno ella.

– No es nada, de verdad.

– Pon la mano bajo el grifo, no seas cabezota.

Estaban tan cerca. Ella sujetaba su mano mientras la ponia bajo el chorro de agua fria. Y era tan…

– Susie, de verdad siento mucho lo de los naranjos.

– No tienes por que.

– Pero Marcia tiene razon. Con una piscina, esta propiedad valdria mucho mas dinero.

– Si, claro. Lo se -murmuro Susie, apartando la cara.

– ?Estas llorando?

– No.

Claro que estaba llorando. Habia lagrimas rodando por sus mejillas.

– Muy bien, no los cortaremos -dijo Hamish entonces.

– ?Que?

– Que no cortaremos los naranjos. No haremos una piscina.

– ?Solo porque me he puesto a llorar?

– No puedo soportar verte…

– No puedes soportar verme llorar, asi que haras lo que yo quiera.

Susie lo penso un momento y entonces volvio a llorar. Las lagrimas no dejaban de rodar por sus mejillas.

– Susie…

– Quiero que me prometas que te pondras la falda escocesa cada primer lunes de mes durante el resto de tu vida.

– Pero eso es ridiculo -protesto Hamish.

Susie se seco las lagrimas con el antebrazo y dejo de llorar inmediatamente. Habia un brillo de burla en sus ojos.

– No soy yo la que esta siendo ridicula.

– Pero… ?eres capaz de llorar cuando te da la gana?

– Si. Un truco estupendo, ?verdad?

– ?Para, conseguir lo que quieres?

– Nunca lloro para conseguir lo que quiero.

– Pero si acabas de hacerlo.

– Lo creas o no, no lo he hecho. Si de verdad crees que quiero que te pongas esa falda escocesa una vez al mes…

– ?Entonces?

– Te estaba tomando el pelo, Hamish Douglas. ?Nunca te han gastado una broma?

– Pero estabas llorando…

– ?Quieres dejar en paz el asunto de las lagrimas? Me estas aburriendo.

Aquello era absurdo. Un segundo antes estaba llorando con lagrimas de verdad…

– No me gusta verte llorar.

– No estoy llorando.

– Susie…

– ?Que?

– Estas loca.

– Si, seguramente.

– Me gustaria…

– ?Que te gustaria, Hamish Douglas?

?Que le gustaria?

La pregunta quedo colgada en el aire. La miro, con su camiseta manchada de mermelada, despeinada, con los ojos brillantes y, de repente…

De repente fue como si la niebla se abriera.

Sentia millones de emociones cruzando por su cabeza, por su corazon, pero lo unico que tenia claro era algo absurdo, una locura. Pero no podia dejar de pensar.

– Quiero besarte.

Susie lo miro, en silencio.

– Muy bien. ?Y por que no lo haces?

?Que estaba haciendo? ?Por que queria besar a Susie?

?Estaba loco? Marcia, su prometida, estaba a unos metros de alli. Podria entrar en la cocina en cualquier momento. Aunque no era posesiva, encontrar a su prometido besando a otra mujer seria pasarse un poco, ?no?

Pero no podia controlarse. Porque Susie estaba delante de el. Su querida, llorona y dolorida Susie.

?Querida? ?De donde habia salido esa palabra?

Pero estaba ahi. Como Susie. Delante de el, esperando que la besara.

?Estaba loca? ?Habia perdido la cabeza por completo? Besar a Hamish… dejar que la besara con su prometida en la habitacion de arriba.

Pero lo habia retado a besarla. Y el iba a hacerlo. O, al menos, esperaba que lo hiciera.

Habia puesto las manos en su cintura. Estaba tomandose su tiempo, mirandola a los ojos mientras la atraia hacia el.

Quiza estaban cometiendo un terrible error, pero Susie no queria admitirlo. Ahora no, cuando estaba tan cerca. Tan cerca.

Hamish estaba inclinando la cabeza para buscar sus labios. Y la miraba con… ?con amor?

No, eso no podia ser. Hamish no podia amarla.

El amaba a Marcia.

?Y a quien amaba ella?, se pregunto entonces.

A Hamish.

Esa respuesta aparecio en su cerebro de inmediato. Como si siempre lo hubiera sabido. Como si no fuera un secreto.

Amaba a Hamish.

Que estaba comprometido con otra mujer. Susie intento recordarselo a si misma, pero no valia de nada. Aquello no era importante. Lo unico importante era que Hamish iba a besarla.

No podia pensar en Marcia, ni en Rory. No habia sitio en su corazon en aquel momento para nadie mas que para Hamish.

Y su beso.

?Que estaba haciendo? ?Besar a una mujer que no era Marcia?

Estaba haciendo lo que tenia que hacer, decidio. Lo que era necesario que hiciera.

Estaba haciendo lo que habia deseado hacer desde que vio a Susie en el jardin del castillo.

Вы читаете El Castillo del Amor
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату