Habian llegado al borde del terreno llano y no podian proseguir en el camion, asi que Em, Jim y los seis bomberos que iban detras, siguieron a Anna entre la maleza.
«Anna no deberia estar haciendo esto», penso Em. «Si se cayera sobre el lado operado, podria hacerse mucho dano».
– Anna, dale la mano a Jim. Con el brazo bueno. Y tu, Jim, agarrala fuerte y no dejes que se caiga.
– Puedo ir sola.
– Por lo que mas quieras, ya tenemos un accidentado y no quiero tener a dos -la increpo Em-. Deja de ser tan absurdamente independiente y haz lo que te digo.
Anna la miro intimidada y Jim aprovecho para agarrarle la mano, le gustara o no.
Por fin llegaron donde estaba Matt. El pequeno estaba sentado sobre un tronco caido, llorando. Em estuvo a punto de correr a consolarlo. Pero Anna llego antes que ella y lo abrazo.
. -No llores, carino. Traemos ayuda -Anna conseguia parecer coherente-. Mira, esta aqui la doctora Mainwaring y Jim… y todos estos hombres. Sacaran a Sam.
Pero para Matt no eran suficientes.
– Sam dice que necesitamos al tio Jonas. ?Donde esta?
– Aqui estoy -la voz salio de detras de unos matojos. Seguramente Jonas los estaba siguiendo guiado por el ruido que hacian al caminar hacia la mina. Em no sabia como podia haber llegado tan deprisa desde la casa del paciente. Cuando llego abrazo con fuerza a Anna y a Matt.
Todos estaban mirando el pequeno agujero que marcaba la entrada del pozo.
A Em se le encogio el corazon al ver el desafio al que se enfrentaban. Los maderos que recubrian el hueco estaban cubiertos de hojas y ramas podridas que lo ocultaban. Era facil entender que ninguno de los ninos se hubiera dado cuenta de que habia un pozo. Uno de los maderos podridos habia cedido bajo el peso del nino y, al intentar agarrarse, Sam habia movido varias ramas y el agujero es taba, de nuevo, parcialmente tapado. Si Matt no hubiera estado alli para verlo y luego guiarlos… Sin su ayuda nunca habrian logrado encontrarlo.
– ?Sam? -Jonas solto a Anna y se acerco a una distancia prudente del hueco.
– Tio Jonas… -era un sollozo que surgia de muy abajo. Em cerro los ojos. Por el tono de voz, parecia que Sam estaba herido. Y, desde luego, estaba a mucha profundidad.
«Diez metros», calculo Em. La voz temblorosa de Sam era como un susurro, y ella penso que lo estaban perdiendo. «No te pongas histerica», se dijo. «Lo ultimo que se necesita es una doctora histerica».
– Estamos aqui todos, Sam -grito Jonas por la boca del pozo-. Tu madre, la doctora Mainwaring, Jim y los bomberos. Y tambien Matt. El fue quien nos guio hasta ti como un heroe de verdad. Bueno, Sam -forzo su tono de voz para que pareciera normal-. Vamos a pasar a la accion. ?Puedes decirme sobre que estas de pie?
– No estoy… no estoy de pie sobre nada -balbuceo Sam. Era una mala noticia y Em se abrumo pensando lo peor.
– ?Entonces, como estas? -pregunto Jonas. Mientras tanto, los bomberos estaban descargando tablones y los llevaban hacia el pozo. Jim no perdia el tiempo.
– Tengo los hombros atascados -gimio Sam. Cada palabra le costaba un gran esfuerzo-. Me cai y los hombros se me encajaron en los lados. Tengo los pies colgando en el aire. Me duele mucho un brazo, tio Jonas, pero tengo miedo a moverme por si me caigo mas abajo.
– Buen chico. Has hecho muy bien en no moverte. ?Tienes los brazos por encima de la cabeza o por debajo? -lo pregunto como si no tuviera importancia, pero todos se dieron cuenta de que si la tenia. Si tuviera las manos libres, alguien podria deslizarse dentro del pozo, agarrarlo e izarlo.
– Por debajo -le costaba hablar-. Una mano la tengo sobre la barriga y la otra encajada entre el hombro y el borde. Pero no puedo moverme porque no hay nada debajo de mi. Estoy atascado. Tio Jonas, tengo miedo.
– Si no te mueves, no hay razon para que tengas miedo -mintio Jonas, y se aparto para que los bomberos pudieran colocar los tablones a los lados del hueco-. Quedate completamente quieto mientras estudiamos la mejor manera de sacarte.
Ninguna manera era la mejor.
Cuando los bomberos colocaron los tablones, Jim se arrastro despacio hasta el hueco y enfoco su linterna.
– Desde que se excavo el pozo ha habido movimientos de tierra -dijo Jim en voz baja mientras regresaba a tierra firme. Las paredes del pozo entran y salen. Empieza siendo de un metro y medio de ancho, lo suficiente para que un hombre pueda entrar con facilidad, pero luego, como a unos siete metros, se estrecha mucho. Despues se ensancha otra vez. Sam esta aun mas abajo.
– ?Por que? -Jonas estaba perplejo-. Eso no tiene mucho sentido.
– Hubo un temblor de tierra hace unos diez anos. Muchas de las galerias de la mina se desmoronaron, pero parece ser que esta solo se distorsiono. Tendremos que usar espejos para cerciorarnos, pero parece que el pozo se estrecha otra vez donde Sam se ha quedado encajado. Esta tan abajo que lo unico que puedo ver es su cabeza. Y eso, porque se que el esta ahi. Esta muy encajado por los hombros. Ni siquiera puede mover la cabeza lo suficiente para mirar hacia arriba y ver mi linterna.
Todos se quedaron en completo silencio hasta que Anna rompio a llorar. Jonas se acerco a ella y la rodeo con un brazo dandole fuerzas para enfrentarse a lo que pudiera pasar.
– Lo sacaremos, Anna -dijo con aparente conviccion-. Jim, ?puedes bajarme hasta alli?
– De ninguna manera, amigo -contesto Jim-. Como ya os dije, a unos siete metros se estrecha mucho… Es demasiado estrecho para que tu te deslices, y si se desprende alguna piedra, podria aplastar a Sam.
– ?Que podemos hacer? -pregunto Em-. Jim…, Jonas…
No habia una respuesta facil.
– Necesito espejos y reflectores -dijo Jim con decision-. Tenemos varas con espejos y podemos examinarlo todo sin bajar. Los espejos estan disenados para mirar detras de los rincones que no podemos ver. Nadie va a bajar a ese agujero hasta que no sepamos lo que hay. De todos modos, no podremos saber la profundidad que queda bajo los pies de Sam. ?Alguno de vosotros sabe que profundidad tenian estos pozos?
– Mi abuelo solia trabajar en estos montes -intervino uno de los bomberos-. Decia que los cavaban para llegar hasta el lecho de un antiguo rio donde estaba el filon de oro. Me conto…
– ?Si?
La voz del hombre se quebro. Alzo la cara para mirar a Jim, y evito mirar a Anna.
– Me conto que los pozos pueden llegar a tener sesenta metros. Eso quiere decir que si el nino se resbala de donde esta, aun podria caerse otros cuarenta y cinco metros. O mas.
Los varios espejos de Jim no les dieron mucho consuelo. Era lo que el habia supuesto. La mina era muy profunda.
– Solo podemos hacer una cosa -dijo Jim, mordiendose los labios.
– ?Que cosa? -el tono de Jonas mostraba temor-. ?Diablos! ?Tenemos quehacer algo!
– Ha habido otros casos como este -dijo Jim fingiendo seguridad-. Tardaremos un poco, pero es la unica posibilidad. Voy a organizar el equipo.
– ?Para hacer que?
– Vamos a excavar un pozo paralelo. A unos tres metros de distancia para evitar que se desprenda alguna piedra del pozo de Sam. Cavaremos hasta unos metros por debajo del pozo de Sam, lo conectaremos por un tunel y pondremos un falso suelo para llegar a el por debajo.
Todos escuchaban aterrados. Jonas respiro hondo.
– Pero eso requiere mineros expertos. Y dias.
– Dias no. No con toda la ayuda que puedo reunir. Pero puede que tardemos hasta manana. Solo hay que esperar que Sam pueda resistir.
– No podra -Anna se habia dejado caer sobre un tronco y temblaba de miedo-. Ya esta sufriendo mucho dolor. Si se mueve un poco…
– Es un nino con sentido comun -Dijo Jonas, que aun la sostenia. Estaba tan palido como ella.
– Solo tiene ocho anos y esta herido.
Todos sabian que ella tenia razon. Sam tenia pocas posibilidades de quedarse quieto tanto tiempo.
Em respiro hondo y se armo de valor. ?Que anchura habia dicho Jim que tenia el pozo?
– Dejame ver -dijo arrebatandole la linterna a Jim, y antes de que el pudiera protestar, ya estaba reptando con cuidado hasta el agujero para verlo por si misma. Era como lo habia descrito Jim. A siete metros de