profundidad el pozo se estrechaba y no era lo suficientemente ancho como para que un hombre pudiera pasar, pero si lo bastante para que Sam se hubiera deslizado mas abajo hasta el siguiente estrechamiento.

– Jim, ?que anchura tiene el estrechamiento a los siete metros? ?Podemos saberlo con exactitud?

– Supongo que si. En el camion tengo instrumentos que lo pueden medir.

– Entonces, averigualo, por favor. Si es mas ancho que mis hombros, voy a bajar.

Hizo falta mas de media hora para persuadir a Jim de que ella podia bajar. Todos estaban horrorizados ante la idea de que alguien bajara al pozo, y mucho mas de que fuera una mujer.

Pero no habia otra opcion, y todos lo sabian.

– Tardarias muchas horas en instalar la maquinaria y empezar a excavar. Sam esta cada vez mas callado. Esta conmocionado y necesita suero para subirle la tension, analgesicos y, sobre todo, necesita a alguien junto a el. Dijiste que hay un pequeno saliente al lado de su cabeza…

– Pero no sabemos si es estable.

– No me apoyare sobre el saliente, solo lo utilizare para ponerme en posicion. Si me das un arnes y me descuelgo, todo mi peso recaera sobre el arnes. Me pondre un casco y le bajare otro a Sam -miro a todos implorante-. Por favor… es la unica posibilidad que tiene de sobrevivir.

No les gustaba la idea. No les gustaba nada. Midieron con exactitud el estrechamiento y luego los hombros de Em. Solo habia tres centimetros de diferencia.

– Bueno, alla vamos -se animo Em-. A la larga compensa ser flaca. Asi que ponme el arnes y bajame.

– Em… -dijo Jonas con una expresion muy tensa-. Las paredes del pozo ya se movieron con el temblor. No sabemos lo inestables que son. ?Diablos! Tu no puedes…

– ?,Tiene alguna otra idea, doctor Lunn?

– ?Eres consciente de que todo puede venirse abajo?

– Si. Y eso es precisamente lo que Anna quiere oir -lo increpo-. Y yo tambien, asi que olvidalo. No va a suceder. Si me descolgais con mucha suavidad, apenas me movere. Mantendre las manos alejadas de las paredes y no me apoyare en nada. No estoy arriesgando mas de lo que ya hay.

– Estas arriesgando dos vidas en vez de una.

– Entonces, excavad deprisa -repuso Em-, y rescatadnos a los dos.

– Oh, Em -Anna tenia a Matt en brazos y lo dejo en el suelo para abrazarla-. Si hicieras eso por nosotros… - Em la abrazo tambien, se aparto y miro a Jim. Tenia que moverse rapido antes de perder el valor.

?Porque ella no era tan valiente!

– Necesitare equipo -le dijo a los hombres-. ?Podeis poner otra cuerda para bajar y subir lo que necesite? El equipo medico. Agua y alimentos.

– Claro que si -afirmo Jonas, y ella tuvo la impresion de que estaba al borde de las lagrimas-. Em, ?te das cuenta de que podriamos tardar hasta manana antes de poder sacar a Sam? Tendras que quedarte ahi metida hasta entonces, No podemos arriesgarnos a subirte y bajarte otra vez.

– Una vez este abajo, me quedare lo que haga falta. Asi que empecemos de una vez. -Em…

– ?Que?

Jonas se quedo mirandola fijamente sin decir nada, mientras barajaba todas las desgracias que podian ocurrirle. Pero no habia otra opcion. Sin Em, lo mas seguro era que perdieran a Sam.

Pero podian perderlos a los dos.

No lo soportaba, y la expresion de su rostro lo dejaba bien claro.

– Em -repitio, en un tono profundo de anhelo, de temor y de amor. El amor… -se acerco a ella, la abrazo y la beso. Luego, despues de un contacto tan dulce, cuyo significado ambos ignoraban, se aparto de ella como un hombre que teme vivir la peor de las pesadillas-. Ten cuidado -susurro, y Em intuyo que era un ruego para el mas que para ella.

Lo que paso a continuacion fue una pesadilla.

Prepararon el descenso de Em con sumo cuidado. Cubrieron de tablones toda la boca del pozo, con una red debajo para retener cualquier cosa que pudiera caer. Ensancharon el agujero de entrada para facilitar el paso de Em y para centrarlo con exactitud sobre el estrechamiento.

– Tienes que deslizarte en linea recta. No puedes balancearte. Podemos disponer el arnes para que te descuelgues en vertical y luego podamos izarlo para que quedes en posicion sentada una vez llegues alli. Pero tienes que pasar por el estrechamiento sin tocar las paredes. Si las tocas, puede ser que desplaces…

No era necesario decirle mas. Sabia muy bien a lo que se arriesgaba.

Por fin, provista de casco y todo el equipo medico que podia necesitar, la descolgaron suavemente por el pozo.

Miro hacia arriba y lo ultimo que vio fue la cara de Jonas, en la que se reflejaba una gran desesperacion.

– Sam…

El pequeno apenas estaba consciente. Mientras se descolgaba, Em le habia estado susurrando para que no se asustara al verla y evitar que se moviera. Ya estaba a unos pocos centimetros de el, pero el nino no respondia.

Habia una especie de repisa de unos veinticinco centimetros junto a su cabeza. Em enfoco a Sam con la linterna y, al ver como estaba sujeto, se le encogio el corazon.

?Como podia ser que no se hubiera escurrido por el agujero? Ya estaba muy hundido y al menor movimiento…

Veia su cabeza con el pelo rizado y rojizo, aun brillante. Pero se habia aranado al caer y tenia la cara sucia de sangre y lagrimas, y blanca como la cera.

– Sam… -el nino no podia mirar hacia arriba, pero Em, sentada sobre su arnes, le acariciaba_ la cabeza-. Sam, aunque yo este aqui contigo -su tono era apremiante-, no tienes que moverte ni un poquito, para que no te caigas mas abajo. ?Me entiendes, Sam?

– Yo… -balbuceo-. Si, lo entiendo.

– Estoy aqui contigo y no voy a dejarte.

– Mama… tio Jonas… Quiero que vengan.

– Yo tambien -fingio que reia-, pero estan muy gordos para bajar -era una experiencia terrible. Trataba de moverse lo minimo mientras le hablaba en la oscuridad y lo examinaba con -la linterna que tenia en la mano-. Te has metido en un buen lio, ?verdad?

– Tengo… tengo miedo.

– Y yo tambien -asevero Em. No servia de nada fingir, porque Sam era un nino inteligente y se habria dado cuenta-. Pero estamos juntos en este lio, asi que hagamoslo lo mejor posible.

Entre todas las posibilidades, la mejor que habian barajado antes de descolgarla, era que ella pudiera colocarle un arnes a Sam para asi poder izarlo.

Pero eso no era ni remotamente posible.

Un brazo no estaba a la vista. La otra mano estaba encajada en un angulo dificil entre su hombro y la pared. Em solamente podia verle la mano y la muneca. El grueso de su brazo al estar doblado era lo que lo sostenia. Si movia la mano…

Pero no podia. Em tenia miedo de tocarlo, y mucho menos de intentar sujetarlo. Podia ser desastroso.

Tendrian que esperar.

Penso que si veia que empezaba a escurrirse, lo agarraria por el cuello y la mano y tiraria de el. Corria el riesgo de partirle el cuello, pero si iba a caerse, era la unica oportunidad que tenia.

– ?Es este el brazo que te duele? -pregunto tocandole ligeramente los dedos.

– Si, me duele mucho. Me da pinchazos -no era necesario examinarlo para saberlo. Su voz era de pura agonia.

– Eso lo podemos arreglar. Sam, voy a ponerte una inyeccion en el cuello. Un pinchazo. Eso es todo. Te hara sentir mucho sueno, pero no importa. Puedes dormirte si quieres. Los bomberos van a cavar otro agujero para llegar hasta nosotros y van a tardar mucho tiempo, asi que si te duermes, mejor. La inyeccion te quitara el dolor muy rapido. ?Crees que puedes quedarte muy, muy quieto y no moverte nada cuando sientas el pinchazo?

– Lo intentare.

– Buen chico.

Era un gran chico.

«Por favor, que no se caiga…».

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