encantados a los delegados japoneses, habia organizado un almuerzo, habia repartido vales entre los periodistas para un exclusivo pub cercano a la oficina y tomaba notas tranquilamente mientras Marcus hacia frente a tos abogados. Incluso hizo una lista de prioridades cuando el comenzo a estar desbordado.

Las prioridades de Ruby siempre eran acertadas, tanto que Marcus nunca habia necesitado otra ayudante. Ruby hacia las cosas con tranquilidad. Era imperturbable, y valia millones. Mucho mas que millones. Con una sola mirada a Rose, supo lo que Marcus queria y se puso manos a la obra.

– Si el senor Benson la ha herido, haremos todo lo que podamos por solucionarlo -le dijo-. El senor Benson tiene una cita a la que no puede faltar, pero yo puedo ayudarla.

Miro a Marcus, interrogativamente, preguntandole con la mirada si debia ser comprensiva. El asintio y sonrio. La combinacion de asentimiento y sonrisa era la senal para que Ruby fuera todo lo agradable posible con la mujer.

Y Marcus realmente queria que asi fuera, porque se sentia culpable. Si Ruby podia arreglar las cosas con la chica, entonces merecia la pena perder a su ayudante por unas horas.

– La llevare a las instalaciones medicas para que le vean el tobillo -estaba diciendo Ruby. Marcus se aparto un poco, dejandola al cargo-. Le compraremos ropa. Le daremos una comida decente y haremos que un taxi la lleve a casa. ?Le parece bien?

A Marcus le parecia bien. Seguro que la generosidad ayudaba. Todavia sentia una punzada de culpa, pero Ruby la aliviana.

– Gracias -Rose se incorporo hasta quedar sentada y miro a Ruby y a Marcus. Su rostro no tenia ninguna expresion. No mostraba dolor ni enfado. Nada. Marcus dedujo que era una defensa, un escudo-. Gracias, pero no necesito ayuda -le dijo a Ruby mientras le echaba una mirada a Marcus. Su secretaria estaba dispuesta a esconder los problemas bajo la alfombra, y la mirada de Rose decia que sabia exactamente que clase de hombre era Marcus; el tipo de hombre que pagaba a alguien cuando habia dificultades. Su mirada tambien decia que, cuanto antes se alejara de el, mejor estaria-. No voy a demandarlos, y mis problemas son asunto mio. Tengo una cita para ver al senor Higgins. Si me voy ahora, la perdere, y no puedo permitirmelo. Asi que gracias, pero me quedare aqui. Este presentable o no, no puedo perder esta oportunidad.

– El senor Higgins no la recibira con ese aspecto -dijo Ruby cortante, haciendo que Marcus se tensara.

– Ya se lo he dicho -intervino el-. Incluso dudo que la vea de ninguna manera.

Ruby fruncio los labios, sabiendo que su jefe podia tener razon.

– Pero si tiene una cita…

– Ruby, ya conoces a Charles. No va a dejar que Rose entre en ese edificio con esa pinta.

– Hey, perdonadme -dijo Rose con cautela, mirandolos-. ?Puedo participar en la conversacion?

– Por supuesto -Marcus fruncio el ceno y Ruby lo miro con los ojos muy abiertos. La chica no era una victima, despues de todo.

– Tiene que verme -dijo Ros-. Tengo una cita.

– Una cita con Charles no significa nada si el ve que existe la posibilidad de que no puedas pagarle -afirmo Marcus-, Y pagarte bien.

– Tiene que verme -repitio ella-. Es mi primo.

Se hizo el silencio mientras digerian la informacion.

– ?Charles Higgins es su primo? -pregunto Ruby, y Rose asintio. La chica no parecia muy satisfecha. De hecho, parecia preferir que ese parentesco no existiera.

– Lo es. Mala suerte.

– ?Y tienes que concertar una cita para verlo? -Marcus no entendia nada.

– Si.

– Se le esta haciendo muy tarde, senor Benson -dijo Ruby, pero Marcus ya habia oido bastante.

Marcus odiaba a Charles Higgins. Era un hombre sin escrupulos. Sus asociados y el habian alquilado varios despachos en el edificio aprovechando que Marcus habia estado fuera, en Europa. A Marcus le habia molestado muchisimo que le concedieran un contrato de doce meses, y a la menor oportunidad estaba dispuesto a echarlo. Estaba pensando en como conseguirlo, pero mientras tanto… La chica no lograria nada. Lo sabia. Y Ruby tambien lo sabia; podia leerlo en su cara.

Asi que lo mejor que podia hacer por Rose era curarla, alimentarla y llevarla al alojamiento que tuviera. Pero…

La habia herido. Habia dificultado su vida cuando esta ya era casi imposible. Habia desesperacion en los ojos de Rose. Conocia lo suficiente a Charles Higgins como para saber que iba a exprimir a la chica. Ella estaba sola y el le habia hecho dano. Rose esperaba que le dijera a su ayudante que se encargara de ella, desentendiendose. Pero demonios, no podia hacerlo.

– Ruby, ?puedes reorganizarme toda la tarde? -dijo, sin creer muy bien lo que estaba diciendo.

Si no cerraba ese trato a lo largo de la tarde, perderia miles de dolares. Pero no podia evitarlo. Cuando Marcus tomaba una decision, esta era irrevocable.

– Si lo atrasas todo unas horas -continuo diciendo-, acompanare a Rose. Vere a Charles Higgins con ella - afirmo ante la mirada sorprendida de su ayudante.

– Tu… -empezo a decir Rose.

Marcus no tenia ninguna duda sobre lo que la chica pensaba de el. Seguia alli sentada, con el cabello rizado revuelto y su pecoso rostro libre de maquillaje. Aun tenia el pegote de jalea junto a la oreja, y seguia mostrando el mismo antagonismo hacia el. Tal vez fuera por el traje, penso Marcus. O por la presencia de su ayudante, por el poder que irradiaba… Fuera por lo que fuese, Rose lo miraba con desprecio.

– ?Porque no? -pregunto el, mirando a Rose y a Ruby. Ambas mujeres lo observaban como si se hubiera vuelto loco.

– El proyecto es importante -murmure Ruby, pero Marcus detecto el comienzo de una sonrisa en sus ojos, normalmente inexpresivos.

– Lo se. Pero confio en que lo mantengas todo en orden hasta que vuelva.

– ?Y eso cuando sera?

– Dentro de un par de horas.

– Sera mejor aplazarlo hasta manana -sugirio Ruby. En esa ocasion Marcus pudo ver claramente una sonrisa-. Curar un tobillo, comprar ropa y enfrentarse con un abogado lleva algo mas de tiempo.

– Hmmm… Tal vez tu te podrias ocupar del tobillo y de la ropa -dijo algo inquieto-. Despues yo podria llevarla a ver a Charles.

– ?No! -sorprendentemente, Ruby nego con la cabeza en claro desacuerdo-, No, senor Benson, yo no deberia hacer eso. Es un gran gesto por su parte, y seria injusto que yo lo privara de el.

– Ruby…

– Oid -aun sentada algo mas abajo, Rose estaba conteniendo la respiracion. Y la dignidad-. No es necesario nada de esto. Como ya he dicho, no necesito ayuda.

– Si tienes que enfrentarte a Charles, entonces necesitas ayuda -dijo Marcus, y Ruby asintio.

– Siga su consejo, senorita. ?Es australiana?

– Si, pero…

– Si yo estuviera en Australia, seguiria su consejo, porque estariamos en su territorio-afirmo Ruby-. Pero estamos en la America de los negocios, y no hay nadie mejor en ese terreno que Marcus Benson. Pongase en manos de un experto.

– No quiero estar en manos de nadie.

– ?Realmente crees que puedes conseguir lo que quieres sin mi? -pregunto Marcus.

– Sinceramente…

– Sinceramente, ?que?

– Sinceramente, no creo que pueda lograrlo de ninguna manera -admitio ella-. Fue una estupidez venir, pero tenia que intentarlo.

– Pero si has hecho todo este camino -dijo Marcus con un tono mas amable-, ?por que no aprovechas la mejor oportunidad que se te ofrece? Acepta mi consejo.

– ?Cual? ?Ponerme en tus manos?

– Eso es.

Lo miro a los ojos, confundida, y volvio a bajar la mirada. Sorprendentemente, sus ojos estaban brillantes y

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