Pero el no podia dejar que se fuera, y solo habia una forma de evitar que lo hiciera.

– Hay una manera por la que puedes casarte antes del miercoles -dijo Marcus. La gente que estaba a su alrededor se detuvo, atonita. Rose estaba totalmente asombrada.

– ?Como? -dijo en un susurro. Estaban separados unos metros y habia gente entre ellos. Marcus vio como sus labios se movian, y leyo en sus ojos que la estaba entreteniendo inutilmente,

Pero no era asi. El sabia lo que tenia que decir, y cuando lo dijera, seria lo correcto. Seria incluso inevitable.

– Casate conmigo.

Capitulo 3

Rose no podia creer lo que acababa de escuchar. Para ella el mundo se acababa, Tenia que enterrar a su tia al dia siguiente, ignorando el dolor que le causaba el testamento. Tenia que volver a casa y decirles a los chicos que no tenia ni idea de cual seria su futuro. O eso o… O enfrentarse a un hombre que, a unos metros de ella, acababa de hacerle una proposicion descabellada.

– ?Como dices? -pregunto finalmente. Los peatones que habia a su alrededor se rieron y se detuvieron para ver como terminaba aquella historia:

– Te ha pedido que te cases con el, querida -dijo una anciana-. Parece un buen partido. Si fuera tu, me lo pensaria.

– Es joven -dijo otra persona-. Y guapa. Antes deberia disfrutar de la vida.

– Pero mira ese traje -respondio la anciana-. Ese tipo esta forrado. Casate, querida, pero no firmes ningun acuerdo prematrimonial.

Marcus sonrio y tambien lo hizo Rose. Era una broma, penso ella. De mal gusto, pero una broma al fin y al cabo.

– Gracias -dijo finalmente- Es una proposicion muy agradable, pero tengo que asistir a un funeral y debo volver a Australia.

– Lo digo en serio, Rose.

Ya estaba bien. Las bromas tontas tenian que acabar. En realidad, todo tenia que acabar. Lo unico que queria era esconderse en un rincon y llorar a su tia. Sintio un deseo casi incontenible de darse la vuelta y echar a correr, aunque el tobillo no se lo permitiera. Pero debia quedarse y ser educada.

– Marcus…

– Lo digo en serio -se acerco a ella y le tomo las manos. Al hacerlo, las muletas cayeron al suelo, haciendo que Rose se sintiera mas vulnerable que nunca-. Rose, podemos hacerlo.

– Pero… ?que…? -apenas pudo emitir un susurro.

– Podemos casarnos. Cuando te diste la vuelta lo vi claro. Tienes que casarte antes del miercoles y puedes hacerlo. Puedes casarte conmigo.

– Pero… tu no quieres casarte conmigo -dijo ella.

– Claro que no. No quiero casarme con nadie. Por eso precisamente. Porque no quiero casarme con nadie, me caso contigo.

– Eso es ridiculo.

– No. Es sensato -afirmo Marcus.

– ?Como puede ser sensato? -Rose no sabia si reir, llorar o echar a correr. Aquel hombre la estaba mirando como si tuviera la solucion a todos sus problemas, y ella solo tuviera que confiar en el.

Pero ella no lo conocia. Quiso liberar sus manos, pero Marcus la agarro con mas fuerza.

– Rose, puede funcionar.

– ?Como demonios puede funcionar?

Pero quince minutos despues, cuando se habia calmado lo suficiente para escuchar, empezo a considerar la propuesta. -Hare que mis abogados examinen el testamento esta tarde -le dijo Marcus-. Si todo lo que necesitas es casarte, estare encantado de ayudarte.

Rose se sento a una mesa frente a el. Habian entrado en la primera cafeteria que encontraron, y Rose se sentia como si la hubieran dado un mazazo.

– Pero… solamente me tiraste la comida, y aqui estas, ofreciendote a casarte conmigo. ?Por que?

– No me gusta Charles Higgins.

– Pues echalo del edificio, pero no hagas esto. Te estas metiendo en un lio.

– No, no es verdad -contesto, negando con la cabeza-. Simplemente te estoy proponiendo matrimonio. Firmamos unos papeles y ya esta. Y, a pesar de lo que dijo aquella mujer, tambien firmamos un acuerdo prematrimonial que diga que no tenemos poder sobre las propiedades del otro despues del divorcio. Y cuando la herencia se haya llevado a cabo, nos separamos. Mis abogados pueden ocuparse de eso.

– Pero… sigo sin entender. De acuerdo, no te gusta Charles Higgins, pero no es una razon para hacer esto. Resolveria todos mis problemas, y es tan importaste para mi que estoy tentada a aceptar tu plan. Pero tiene que haber un truco. ?Que quieres a cambio?

El dudo y Rose lo observo, pensando en la proposicion. Era una locura.

– Seria bueno para ti -contesto Marcus-. No se si puedes entenderlo, pero es importante para mi.

– No, no lo entiendo. Explicamelo.

– Me gustaria ayudar.

– ?Haciendo de mecenas de una pobre chica? -Rose se ruborizo y bajo la vista-. Lo siento, he sido muy desagradable.

– ?Asi es como te hace sentir mi proposicion?

– Si, asi es. Por fin lo entiendes.

– ?Que es mucho mas dificil recibir que dar? Si, eso lo entiendo-dijo Marcus.

– No se nada sobre ti.

– Rose, vengo de una familia en la que solo podiamos recibir -la miro a los ojos con firmeza-. No habia otra opcion. Mi madre recibia ayuda social y yo tuve que pelearme con todo el mundo para llegar a donde estoy. Tuve que aceptar ayuda de gente a la que preferiria no deber nada. Pero ahora estoy en condiciones de dar. Eso no significa que espere devocion incondicional; con un gracias me vale, y luego cada uno seguira con su vida. Y tal vez algun dia tu puedas hacer lo mismo por otra persona. Rose, casate conmigo y acabemos con esto.

– ?Como demonios voy a hacer eso?

– Es facil. Conseguimos una licencia y nos casamos. Habra algunas formalidades que tengamos que pasar, pero seguro que con dinero todo se agiliza. Para algo tengo el mejor equipo legal de Nueva York. Dijiste que tenemos hasta el miercoles.

– Si, pero…

– Eso es pasado manana. No pasa nada, podemos hacerlo -afirmo el.

– ?Y si encuentras a la mujer de tus suenos la proxima semana?

– Eso no va a ocurrir.

– ?Por que no? ?Eres gay? -pregunto Rose con curiosidad.

La pregunta lo sorprendio, y por un momento se quedo con la boca abierta.

– No, Rose. No soy gay.

– ?Y que otra razon puedes tener para no casarte?

Marcus dudo y Rose penso que parecia a punto de hacer una confidencia, algo que seguramente rara vez hacia. Habia algo en ese hombre que lo hacia ser muy reservado.

– Mi madre se caso cuatro veces -dijo finalmente-. Cada celebracion la vivia intensamente, como una novia tradicional, y en cada ocasion me decia que aquella vez habria un final feliz. Pero siempre elegia perdedores, y cada boda nos metia en problemas. Asi que me dije que eso jamas me ocurriria a mi, que nunca haria esos votos. Algunas cosas se inculcan, Rose, y no pienso cambiar de opinion ahora.

– Siento mucho que tu madre no tuviera suerte cuando se caso, pero hay un monton de gente en el mundo que piensa que casarse es una buena idea.

– Tambien hay otras cosas, como depender de alguien. Aprendi muy pronto que la independencia es mucho

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