Tom Burrow se habia ido aquella semana a Sydney, pero Erin imaginaba que le habrian llegado noticias del incendio y que volveria a la hora de comer.

– Le comentare tu oferta y le dire que vaya a ver a tus padres. Tambien tendra que echar un vistazo a esos…establos.

– ?Espera un momento!. Los ninos se quedaran conmigo- aseguro Matt.

– Tienes que darte cuenta de que es imposible- dijo Charlotte, conservando su tono dulce.

?Por que?.

– Porque son delincuentes juveniles, por eso- explico Charlotte, bajando la voz para que los gemelos no la oyeran. Han quemado la casa donde estaban y sabe Dios lo que pueden hacer aqui.

Eso fue suficiente para Erin, quien apreto los punos. ?Delincuentes unos ninos de siete anos?. Si no se deshacia de esa mujer cuanto antes, acabaria perdiendo los estribos. Ademas, tenia que admitir que le gustaba aquella casa. Era un lugar perfecto para los gemelos, ya que estaba muy aislado.

Si Tom daba su consentimiento, y seguramente lo haria, ella podria quedarse alli tambien. La granja era preciosa, situada cerca de la desembocadura de un rio y orientada hacia el mar. Y alli no tendria que cuidar ningun nino mas. El orfanato no le pediria a Matt que alojara a nadie mas, asi que podria concentrarse en los gemelos.

Eso le parecia bien. Los ninos estaban muy traumatizados y la mayor parte del trauma procedia de antes del incendio.

– Matt, ?te importaria continuar la conversacion con Charlotte fuera?.Tengo que vestirme.

– He visto que las bolsas de ropa donada siguen en el vestibulo. Tendras para unos cuantos dias. A menos que estes planeando ponerte lo que llevabas anoche.

– ?Charlotte!

?Se habia pasado!. Charlotte trato de recuperar rapidamente la compostura. Miro a Matt y se dio cuenta de que este no veia las cosas como ella. Luego miro a Erin, tratando de convencerse de que aquella mujer no podia competir con ella. Evidentemente, Matt solo estaba siendo generoso con ella.

– ?Quieres que te traiga algo?- pregunto, mirando a Erin. Utilizas dos tallas mas que yo, creo. Si no te podria dejar algo mio.

– No te preocupes, puedo apanarmelas con la ropa que nos han dado- contesto Erin, tratando de disimular su enfado. Luego abrio la puerta y salio.

La noche anterior, sus pies se habian hundido maravillosamente en la alfombra. Y cuando se habia ido a la cama, habia vuelto a hundirse al pasar por alli.

Pero en ese momento, alguien le habia puesto un plastico por encima. Era un plastico especial que ya habia visto en otras partes y que se usaba para mantener la alfombra inmaculada. Pera era horrible.

?Para que tener una alfombra si ponias encima un plastico y no sentias su calor?

Tomo aire y conto hasta diez. No tenia que sentirse ofendida. De acuerdo, era ofensivo, pero si Matt queria proteger su casa, ?quien podia culparle?.

Pero no habia sido Matt quien habia colocado el plastico.

– De donde ha salido esto?- pregunto Matt, que habia salido al pasillo y estaba mirando hacia el suelo.

– Tenia un monton en casa- explico Charlotte, que no habia notado el tono de disgusto en la voz de Matt.

Lo compre el ano pasado cuando estuve fuera y mis abuelos se quedaron en casa. Mi abuelo es tan…no se quita las botas en casa, a pesar de que mi abuela se enfada. Asi que pense que seria la solucion perfecta. Pero como mi abuelo se ha muerto, ya no lo necesito en casa.

Charlotte parecia muy satisfecha de si misma, pero era evidente que a Matt no le agradaba la idea.

– Pues ya puedes ir enrollandolo para llevartelo de vuelta a tu casa- ordeno, avergonzado ante todos aquellos malos detalles hacia Erin.

?Que pensaria de todo eso?. Charlotte tal vez era preciosa y una gran anfitriona y cocinera, pero a veces era insoportable. ?Era igual que su madre!.

– No…-dijo Erin.

– ?No?- ambos la miraron.

– Dejalo. Los ninos y yo no lo notaremos.

Los ninos desde luego que no y asi no tendria que preocuparse de la preciosa alfombra de Matt.

– Matt, esta bien.

– ?No, no lo esta, Erin!

Matt estaba empezando a enfadarse de verdad. De pronto, recordo a su madre gritandole a su padre en la entrad: “Quitate esas botas ahora mismo o salgo pro esa puerta y no me ves mas”.

Amenaza que habia repetido una y otra vez. Mas tarde, cuando Matt fue creciendo, se pregunto a menudo si su padre habria sido feliz con ella.

Y por eso el seguia sin casarse.

Asi que fuera ese plastico, se dijo mientras empezaba a dudar de que fuera una buena idea casarse con Charlotte.

Quiza estaba destinado a quedarse soltero. Habia comprado el anillo, pero no habia hecho la peticion de mano.

Pero no era momento de recordar el pasado, ni tampoco de hacer planes para el futuro. En esos momentos, lo unico que importaba era conseguir que la bienintencionada, pero equivocada Charlotte, se fuera de alli.

– Te vamos a dejar en paz- le dijo a Erin.

Charlotte, Erin tiene razon. Vamos a continuar esta conversacion fuera.

Echo un ultimo vistazo a Erin y su bata, y empujo suavemente a Charlotte hacia el pasillo.

– Voy al centro- le dijo a Erin, al salir. Charlotte, necesito ayuda. ?Tienes tiempo para venir conmigo?- anadio.

Charlotte se sorprendio, pero inmediatamente se sintio complacida.

– Por supuesto, carino ?Donde quieres ir?-

– Erin, tu y los gemelos comportaos como si estuvierais en vuestra casa. La senora Gregory estara hasta la hora de la comida, asi que si necesitais algo, se lo pedis. Yo comere probablemente con Charlotte en el centro, asi que no nos veremos hasta la tarde.

Charlotte dio un suspiro de alivio. Eso ya estaba mucho mejor. Una comida a solas con Matt era justo lo que necesitaba. Se volvio hacia Erin, dirigiendole una de sus mejores sonrisas y luego echo a andar junto al hombre con el que tenia pensado casarse.

No habia ninguna amenaza por parte de Erin, penso.

Todo estaba bien.

4

Matt llego a casa a eso de las tres y no vio a nadie. Ni a los ninos, ni a Erin.

Fue al salon y a los dormitorios, pero no habia nadie. Sin embargo, el coche de Erin seguia donde lo habia estacionado la noche anterior.

Finalmente, entro de nuevo en la casa y esa vez Sadie, su collie, decidio unirse a el. Al pasar por el cuarto de la lavadora, Sadie gimio y levanto una pata. Matt abrio la puerta y alli estaban los tres, sentados en el suelo, con la nariz pegada a la secadora.

?No funciona la television?.

Desde luego era un trio particular. La ropa que les habian dado no les favorecia lo mas minimo, penso. No les sentaba bien nada de lo que llevaban.

?Pero Erin estaba estupenda de todos modos!.

Apartando la vista de ella con un esfuerzo sobrehumano, se ordeno a si mismo concentrarse en los ninos.

Ellos llevan unos pantalones de chandal que les quedaban grandes y unas camisetas demasiado estrechas. Sus ojos de color verde brillaban de manera especial y la sorpresa se dibujaba en sus rostros infantiles. Matt no pudo evitar sentir un gran carino hacia ellos.

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