– ?Quiere eso decir que estas saliendo con alguien?
– No.
– Tienes que casarte.
– Y tu que dejarme.
– Esta bien -dijo Bobbi Sue-, pero solo de momento.
Jack colgo. Miro a su ordenador, pero por una vez no deseaba trabajar. Camino lentamente por la amplia habitacion, sin prestar atencion a la chimenea, a las maravillosas vistas o a la television. Luego bajo para encontrarse con la mujer que parecia decidida a pensar lo peor de el.
No es que le importara lo que pensaba de era Meri y se suponia que tenia que cuidarla. Lo que significaba no empeorar una mala situacion.
Quiza deberia hacer una pequena concesion.
– No quiero pensar en Hunter -admitio-. Me obligo a no hacerlo. Pero ahi esta todo el tiempo.
– ?Por que deberia creerte? -pregunto Meri mirandolo.
– No me importa si no lo haces.
Lo sorprendio sonriendo.
– Esta bien. Me gusta esa respuesta. Si estuvieras intentando convencerme, me habria dado cuenta de que estabas intentando aplacarme. Pero tu actitud estirada es honesta.
El fruncio el ceno. ?Habia sido siempre tan irritante?
– ?Estas trabajando mucho? -pregunto Meri mirando su reloj-. Yo no. Estan pasando tantas cosas que necesito centrarme, pero es dificil. Estar aqui y seducirte requiere mucho esfuerzo.
Jack se cruzo de brazos.
– Tienes que olvidarte de eso.
– ?La parte de la seduccion? Creo que no. Voy mejorando. Te estas poniendo a la defensiva. Lo que ocurrio en el gimnasio era una muestra de quien estaba al mando. Asi que eso quiere decir que estas sintiendo algo hacia mi -y, ofreciendole el recipiente de helado, anadio-: ?Quieres un poco?
Se estaba burlando de el. Se estaba mostrando decidida e irreverente. Eran buenas aptitudes, pero no en aquella situacion. Meri tenia razon, el queria tener el control y solo se le ocurria una manera de conseguirlo.
Se acerco y le quito el helado. Despues de dejarlo en la encimera, tomo su rostro entre las manos y la beso. Se abalanzo sobre ella, pretendiendo demostrarle que no habia pensado bien su plan.
Ella se enderezo y gimio sorprendida. Jack se aprovecho del momento y metio la lengua en su boca.
Estaba fria por el helado y sabia a chocolate y a algo mas que a su propia esencia erotica. Ignoro la suavidad de su piel, el roce sensual de su boca y el calor que le invadia.
Meri se aparto ligeramente y lo miro a los ojos.
– ?No sabes hacerlo mejor? -dijo rodeandole el cuello con los brazos y atrayendolo hacia ella.
Le devolvio el beso con tanta intensidad que se quedo sorprendido. Separo los labios y sus lenguas se encontraron.
Meri separo las piernas y el se coloco entre sus muslos. Aunque ella era bastante mas pequena, al estar sentada en la encimera el se acomodo en su entrepierna.
Enseguida sintio la ereccion. El deseo lo consumia. Deseo por una mujer a la que no podia tener.
Entonces se recordo que su reaccion se debia a que estaba besando a una atractiva mujer. No era por Meri. Tal y como su secretaria habia dicho, llevaba mucho tiempo solo. Ni siquiera los breves encuentros sexuales parecian interesarle ya. Se habia perdido en un mundo de trabajo y nada mas.
Tenia necesidades. Eso era todo.
– Interesante -dijo el apartandose.
Ella levanto las cejas.
– Ha sido mucho mas que interesante y lo sabes.
– Si es importante para ti creer eso, pues adelante.
– No me importa que no estes poniendo las cosas faciles. Asi la victoria sera mas dulce -dijo Meri tomando el recipiente del helado y cerrandolo-. He acabado.
– ?Ya has saciado tus necesidades de azucar y grasa?
– Ya no necesito sentirme bien. Mi mal humor ha desaparecido.
– ?Porque te he besado?
Ella sonrio y salto al suelo. Luego se acerco a la nevera.
– Porque te ha gustado.
No estaba dispuesto a discutir ese punto. Cerro la puerta del congelador con la cadera y lo miro.
– Hablame de las mujeres de tu vida.
– No hay mucho que contar.
– Es duro, ?verdad? -dijo inclinandose sobre la encimera que habia frente a el-. Siendo quienes somos y tratando de involucrarnos. Me refiero a lo del dinero.
Ambos eran millonarios. Habian crecido con la idea de que tenian que tener cuidado y asegurarse de que no se enamoraban de la persona equivocada que tan solo fuera tras su dinero.
Sin quererlo, Jack recordo una dolorosa conversacion que habia presenciado de Hunter y Meredith. El habia tratado de escapar varias veces, pero su amigo habia querido que se quedara para asegurarse de que Meri lo escuchara.
– Los hombres van a saber quien eres -le habia dicho Hunter-. Tienes que ser lista y escuchar no solo a tu corazon.
Meri tenia dieciseis anos. Se habia removido en su asiento y luego se habia levantado para mirarlo.
– ?Por que otra cosa iban a quererme? No soy guapa y nunca lo sere. Soy tan solo un cerebro con correctores en los dientes y una gran nariz. Voy a tener que pagar a todos mis novios.
Hunter habia dirigido a Jack una mirada de suplica, pero tampoco el habia sabido en aquel momento que decir. Eran demasiado jovenes para dirigir la vida de Meri. ?Que experiencias tenian para transmitirle?
– Lo tengo mas facil que tu -dijo el obligandose a volver al presente, para no tener que pensar en como les habia fallado a Hunter y a Meri-. Las mujeres con las que salgo no saben quien soy.
– Interesante. Yo procuro no hablar de mi familia, pero todo se sabe. Ha llegado un punto en que tengo que hacer que investiguen a los hombres antes de salir con ellos. Y eso no es nada divertido.
– Estas haciendo lo correcto -afirmo el con seriedad.
No era la unica que comprobaba la identidad de las personas con las que salia. Si era una primera cita, tan solo pedia unos datos preliminares. Pero si pensaba que podia convertirse en algo mas serio, pedia un informe mas completo.
Meri volvio a mirar su reloj.
– ?Has quedado con alguien? -pregunto Jack. Ella sonrio.
– Tengo una sorpresa.
– ?Otra?
– Si. ?Asi que no hay ninguna mujer esperandote?
– Ya te lo he dicho. No soy hombre de compromisos.
– Claro. Eres la clase de hombre que disfruta con los retos. Como yo.
Asi que besarla no parecia haberla calmado. Necesitaba tomar otra direccion. No queria pasarse las siguientes tres semanas y media esquivando a Meri. Necesitaba un plan. Nunca antes habia fracasado y no pensaba hacerlo ahora.
– Pero quiero algo diferente de los hombres -continuo ella-. Quiza mis gustos hayan madurado porque estoy buscando alguien inteligente y divertido, no un cerebrito. Nunca podria casarme con otro genio. Tendriamos un hijo irritante, eso seguro.
El sonrio.
– ?Tu propia version de ingenieria genetica?
– Algo asi. He hecho una lista de caracteristicas que son importantes para mi. Tenia todo un programa disenado, pero me parecia demasiado calculado. Una lista es algo mas normal.
– No si la escribes en codigo binario.
Ella hizo una mueca.
– Oh, por favor, yo nunca haria eso. Ademas, no necesito ningun programa informatico para saber que