Claire salio del estudio de practica a la una de la tarde. Era un dia perfecto de principios de verano; soleado, pero agradable. Penso en tomar un taxi, pero decidio que dar un paseo seria beneficioso para ella y para el bebe.
Llevaba dos semanas en Nueva York y estaba asombrada de lo facilmente que habia retomado sus antigua vida. Practicas todas las mananas, clases un par de veces a la semana, y despues reuniones con Lisa. Todavia estaban programando la gira de otono y decidiendo en que discos iba a aparecer. Tocaria en dos CD beneficos, por supuesto, pero habia otros artistas con ideas interesantes que queria explorar.
Habia tenido su primera visita al medico la semana anterior, y le habia dicho que estaba perfectamente sana. Comia bien, dormia estupendamente. La vida era maravillosa… o deberia serlo. Pese al hecho de que no habia vuelto a tener ningun ataque de panico, y de que Lisa se comportaba de verdad como si fueran socias y la escuchaba, pese a tener todo lo que siempre habia querido, se sentia… mal.
No conseguia centrarse por completo. Por mucho que lo intentara, habia algo que se le escapaba.
Mientras paseaba, paro en el quiosco que habia junto a su casa y compro el
Como todos los dias desde hacia dos semanas, leyo unos cuantos articulos y despues se concentro en la seccion de venta de pisos.
Wyatt abrio la puerta y se encontro a Nicole en su porche, apoyada en las muletas.
Llevaba una semana sin ver a su amiga, y la habia echado de menos.
– Dime que no has conducido.
– No me lo preguntes y no te lo dire. En el ejercito sirve.
– Nicole… Todavia te estas recuperando de la operacion.
– ?No te has dado cuenta de que me rompi la rodilla izquierda? Yo conduzco con la pierna derecha -respondio ella, y suspiro-. No lo hago a menudo, ?de acuerdo? Es que queria venir a verte.
– Pensaba que me odiabas.
– No. Creia que eras un idiota, es diferente. Y no significa que no quiera que seamos amigos.
El se hizo a un lado y la dejo entrar. Mientras Nicole pasaba por delante, Wyatt le dijo:
– Te he echado de menos.
Ella se detuvo y se giro hacia el. Wyatt la abrazo.
– Yo tambien te he echado de menos -refunfuno-. Todo el mundo me esta abandonando. ?Te has dado cuenta de que hay un patron de comportamiento? Primero Drew…
– Tu lo echaste.
– Despues Jesse.
– Tambien la echaste. Tienes razon. Hay un patron de comportamiento.
– Callate. Yo no os he echado ni a Claire ni a ti.
– Si hubieras podido empujarme fuera de tu salon, lo habrias hecho.
– Puede ser -admitio ella. Despues fue hasta el sofa y se sento-. He vuelto a trabajar, y me parece que no me lo estoy tomando con tanta tranquilidad como debiera. Me duele.
– ?Quieres que te traiga algo?
– ?A Claire?
– Ella volvera si tu se lo pides.
– No me referia a eso, y lo sabes.
Si, lo sabia.
– Me trajo unos papeles que dicen que no tengo ninguna responsabilidad hacia el bebe, si es lo que quiero. Con firmarlos, seria como si no hubiera ocurrido nada.
– Me lo dijo. Y yo deje que creyera que con eso habia solucionado el problema.
– ?Y no es asi?
Nicole puso los ojos en blanco.
– Eres la persona mas responsable que conozco. Tu no vas a permitir que tu propio hijo desaparezca de tu vida, no podrias soportarlo.
– No se que hacer -admitio Wyatt-. Yo no queria que sucediera esto.
– Me imagino que te refieres a algo mas que a dejarla embarazada.
– ?No te parece suficiente?
– Si solo estuvieramos hablando de la logistica de compartir la crianza de un hijo, ya habrias elaborado un horario.
Primero Drew; despues Nicole. ?Todo el mundo lo conocia mejor que el mismo?
– La echo de menos -reconocio-. Echo de menos verla y hablar con ella. Me he comprado un par de discos suyos, para oir su musica, pero no es suficiente. Algunas veces creo que deberia ir a buscarla. Tomar el primer avion, ir a Nueva York y traerla de vuelta a Seattle.
– ?Y por que no lo haces?
– Por muchos motivos. Mi historia con las mujeres -dijo el-. ?Puedo hacerlo de una manera diferente con ella?
– Sabes que si. Ademas, Claire no tiene demasiada experiencia. No sera tan quisquillosa como otras mujeres.
Pese al dolor que sentia, Wyatt sonrio.
– Vaya, gracias.
– Vivo para ser util. ?Que mas?
Lo siguiente era dificil de admitir. Wyatt respiro profundamente.
– Es famosa y rica. Yo soy constructor. Me gano bien la vida y tengo un negocio prospero, pero ?que puedo ofrecerle? Ella puede comprarlo todo.
Nicole lo miro con cara de pocos amigos.
– ?Que? -pregunto el.
– No tiene nada que ver con lo material, idiota. ?Por que nunca lo entendeis los hombres? Normalmente, las cosas son un sustituto, cuando no podemos conseguir lo que queremos de verdad.
– ?Y que es?
– Queremos importar -dijo ella-. Ser lo mas importante de vuestro mundo. Queremos saber que estariais perdidos sin nosotras, que sufris cuando no estamos y que contais las horas que faltan para que volvamos. Nosotras os lo dariamos todo, si nos hicierais creerlo.
Era mucho. Mas que un simple «te quiero». Era darse a si mismo, abrirse a la posibilidad de entregarselo todo y que, de todos modos, ella se marchara. Le asustaba mucho.
– ?Es demasiado tarde? -pregunto.
Nicole suspiro.
– Deberia decirte que si, porque has manejado muy mal las cosas. Pero Claire te quiere y yo la quiero a ella, asi que te dire la verdad: no, no es demasiado tarde. Todavia puedes ganartela. Sin embargo, no esperes que te diga como. Ya te he dado demasiadas pistas.
Amy entro corriendo en la habitacion. Al ver a Nicole, dio un gritito de alegria.
– ?Has venido! -exclamo. Las dos se abrazaron. Despues, Amy se sento en el regazo de su padre y lo abrazo tambien-. Hola, papa -dijo por signos.
Habia tanto amor y confianza en sus ojos… El podia tomarla en brazos y lanzarla al aire, y ella se reiria. Nunca pensaria que pudiera caersele, o que el pudiera hacerle dano de ningun modo. Porque nunca lo habia hecho y nunca lo haria. Daria su vida por ella mil veces. Ella era su mundo.
Exactamente, lo mismo que queria Claire. Ser su mundo, la mujer de sus suenos.
Claire era eso y mas. El problema iba a ser convencerla.
Claire se ajusto los auriculares que llevaba antes de cada concierto. Hizo lo posible por perderse en la musica, en los sonidos y matices de la pieza. A su alrededor, los tramoyistas hablaban por los transmisores, asegurandose de que la iluminacion fuera perfecta, de que en el escenario no quedara nada mas que el piano, de que el telon