– Ni yo.
Asad penso que aquella situacion era excesiva. Estaba sentado a una mesa con sus tres ninas adoptivas y una mujer a la que apenas conocia y con quien no podia acostarse, aunque el sexo era la unica razon que podia explicar su presencia alli.
– Tengo una idea -dijo Kayleen mientras le daba su plato a Dana-. Ahora que estamos sentados, hablaremos por turnos y todos diremos como nos ha ido el dia. Sera divertido…
Asad miro la extrana mezcla de lasana, macarrones, ensalada y queso que tenia delante y comento:
– Habria sido mejor un menu mas tradicional.
– Lo se. Pero las ninas se empenaron en mezclar cosas y no quise llevarles la contraria -explico ella.
Dana hablo de su dia en el colegio y dijo que habia descubierto una coleccion interesante de textos de medicina en la biblioteca principal de Palacio. Nadine menciono su clase de baile y lo bien que le habia ido. Solo quedaba Pepper, que dijo:
– Yo le he pegado a un chico. Es muy grande, aunque no le tengo miedo… se estaba burlando de unas ninas y le di una patada. A la profesora no le gusto nada y dijo que la proxima vez me castigaria. Pero luego oi a otras profesoras y decian que ese nino se lo tenia bien empleado-Asad lo encontro tan divertido que echo un trago de vino para disimular su sonrisa. Pepper le gustaba. Tenia el caracter de una leona.
– Bueno, no creo que pegar a los ninos sea buena idea -dijo el principe unos segundos despues-. Si lo haces, es posible que te la devuelvan en el futuro.
– No me importa. Soy fuerte.
– Eso da igual. La violencia es una estrategia poco recomendable.
– ?Es que hay otra?
Asad dudo, sin saber que decir.
– Adelante, principe Asad -intervino Kayleen-. Nos gustaria escuchar su propuesta.
– Si quiere hacer alguna sugerencia… -dijo, incomodo.
– No, no se me ocurre ninguna. Le escuchamos.
Como Asad tardaba en responder, Kayleen decidio dejar de tomarle el pelo y salir en su ayuda.
– Bueno, ya hablaremos de eso mas tarde. Se que pegar a un abuson parece una idea buena, pero no queremos que te busques problemas, Pepper. Ni a Asad ni a mi nos gustaria que te hicieran dano.
– Esta bien -dijo la pequena-. Es que los chicos son muy tontos a veces…
Dana miro a Asad y pregunto:
– ?Y a ti? ?Te ha pasado algo bueno hoy?
– He tomado una decision sobre el puente nuevo del rio. Tenia varios proyectos y he elegido el que me ha parecido mas conveniente, asi que estoy contento.
– ?Vas a construir un puente? -pregunto Nadine.
– No, yo no. He dado mi aprobacion al proyecto y he ordenado a otros que lo construyan.
– Guau… -dijo Dana-. ?Y que mas ordenes puedes dar a la gente?
– ?Puedes encerrarlos en mazmorras? -pregunto Pepper-. ?Puedo ver las mazmorras?
– Algun dia…
– Entonces, ?hay? ?El palacio tiene mazmorras?
– Si, por supuesto. Y a veces encerramos en ellas a las ninas que no se portan bien -respondio Asad.
Todas se quedaron en silencio.
El principe rio.
– Bueno, Kayleen, solo falta usted por hablar. ?Su dia ha sido interesante?
Kayleen intento no mirar al hombre que presidia la mesa. Las ninas se estaban divirtiendo, Asad se comportaba como si fueran una familia de verdad y la situacion no podia ser mas placentera.
– Cuando sali a pasear, descubri que cerca hay unos establos -comento a las ninas.
– ?Con caballos? ?Tienes caballos, Asad? -pregunto Dana.
– Los caballos nos encantan… -dijo Nadine.
– Y yo se montar -intervino Pepper-. Me han dado clases de equitacion.
– ?En el colegio donde estabais? -pregunto Asad, extranado.
– Un antiguo alumno nos dono unos caballos y el dinero necesario para mantenerlos -respondio Kayleen-. Muchos ninos saben montar.
– ?Usted tambien?
– Me temo que no -admitio-. Los caballos y yo no nos entendemos.
– Eso es porque los caballos no hablan -dijo Pepper-. Kayleen se cae un monton… intento no reirme porque se que se hace dano, pero es gracioso.
– Si, gracioso para ti -murmuro su profesora.
En ese instante se abrio la puerta principal de la suite y aparecio un hombre alto y de cabello canoso.
– Ah, Asad, estas aqui. Y veo que cenando con tu familia…
Asad se levanto.
– Padre…
Kayleen se estremecio. Era su padre, el rey. Automaticamente, se levanto de la silla e indico a las pequenas que la imitaran.
– Padre, te presento a Kayleen, la ninera de mis hijas adoptivas. Senoritas… os presento a mi padre, el rey Mujtar.
Las ninas se quedaron boquiabiertas. Kayleen, en cambio, apreto los labios sin saber que decir ni como comportarse. El rey asintio graciosamente.
– Me alegro mucho de conoceros. Bienvenidas al Palacio Real de El Deharia. Espero que vivais muchos anos y que sean anos felices y llenos de salud. Que estos fuertes muros os protejan siempre y os ofrezcan solaz.
– Gracias por su hospitalidad -acerto a decir Kayleen.
Todavia no podia creer que estuviera en presencia de un rey de verdad. Y por primera vez, entendio lo que significaba el titulo de principe; aunque ella no le diera demasiada importancia a su poder, era el heredero de un reino.
El rey senalo la mesa.
– ?Puedo?
Kayleen lo miro con los ojos como platos.
– Por supuesto, alteza. Por favor, sientese. Pero me temo que no esperabamos su visita y la comida es poco… tradicional.
El rey se sento y Asad les indico que se acomodaran. Mujtar echo un vistazo a las distintas posibilidades y se sirvio unos macarrones.
– No los tomaba desde hace anos…
– Los he elegido yo -dijo Pepper-. Es la pasta que mas me gusta, y aqui la hacen muy bien… A veces, cuando estabamos en el colegio, Kayleen nos llevaba a la cocina y nos los preparaba. Tambien estaban buenos.
– Vaya, asi que a mi chef le ha salido una competidora… -comento el rey
– No lo creo -dijo Kayleen-. La comida de su chef es magnifica. Disfrutar de ella es todo un honor…
Asad miro a su padre y dijo:
– Kayleen se aburria y no se le ocurrio mejor cosa que bajar a la cocina y ofrecerle su ayuda. Al chef no le gusto nada en absoluto.
Kayleen se ruborizo.
– Si, se sintio insultado. Y cuando me marche, oi que se rompia algo… supongo que me lanzo algun objeto.
– ?Fue la noche en que mi sufle llego quemado? -pregunto el rey.
– Espero que no… -contesto ella.
El rey sonrio.
– Bueno, ?y que conversacion he interrumpido?
– Estabamos hablando de caballos -respondio Nadine-. En el colegio aprendimos a montar.
– Caballos. Creo recordar que tenemos establos, ?verdad? -pregunto el rey, mirando a su hijo.
– Mi padre esta bromeando -explico Asad a las ninas-. Los establos de Palacio son famosos en todo el mundo.