– Me pregunto por que no lo hizo.

– Quien sabe. Puede que el papeleo legal fuera demasiado complejo para su diminuto cerebro -se burlo.

Kayleen sonrio.

– Sea como sea, tengo que tomar una decision… Le concedere una semana mas e intentare establecer algun tipo de conexion con ella, aunque seamos muy distintas. Si no lo consigo, o si insiste en portarse mal, aceptare tu oferta.

– Le das mas oportunidades de las que yo le daria, pero tu tienes mas corazon que yo.

– O mas sentimiento de culpabilidad. Solo espero que Asad no crea que soy como ella…

– Por supuesto que no, que tonteria. Nadie elige a sus familiares. No te preocupes, el no te culpa por la forma de ser de tu madre.

– Ojala tengas razon. Intentare pasar mas tiempo con Darlene, a ver que pasa.

Kayleen se levanto.

– Mantenme informada -le pidio Lina.

– Lo hare.

Kayleen se dirigio a la escalera y subio. Tenia intencion de volver a sus habitaciones, pero se lo penso mejor y llamo a la suite de su madre.

– Adelante…

Darlene estaba sentada en el salon, tomando un cafe y unas tostadas.

– Ah, eres tu… -dijo-. Acabo de recibir una nota deliciosa del rey. Me ha invitado a una fiesta. Es algo diplomatico, segun creo; pero no tengo ropa adecuada para asistir a ese tipo de celebraciones. ?Puedes encargarte de solucionar el problema?

Kayleen se sento al otro lado de la mesa.

– Por supuesto. Una de las boutiques esta a punto de enviarme varios vestidos. Si me das tu talla, les encargare algo.

Darlene sonrio.

– Me encanta el servicio de este lugar.

– Habia pensado que podiamos pasar mas tiempo juntas -comento Kayleen-. Ya sabes, para conocernos mejor…

Darlene arqueo las cejas.

– ?Que quieres saber? Me quede embarazada a los dieciseis anos, te deje con mi madre y me marche a Hollywood. Trabaje en unas cuantas series de television y en obras de teatro con las que pagaba las facturas… luego conoci a un tipo que me llevo a Las Vegas, donde gane algun dinero. Pero el tiempo no es amigo de las mujeres. Necesitaba asegurarme el futuro y entonces aparecio el enviado de tu rey.

Kayleen se inclino hacia ella.

– Soy tu hija. ?No te gustaria que fueramos amigas por lo menos?

Darlene la miro durante un buen rato.

– Tienes buen corazon, ?verdad?

– No se, no lo habia pensado…

– Seras exactamente el tipo de esposa que Asad desea.

– Estoy enamorada de el. Quiero que sea feliz.

Darlene asintio despacio.

– ?Te gusta vivir aqui, en El Deharia?

– Si, es un pais precioso. No solo la ciudad, sino tambien el desierto. Estoy aprendiendo el idioma, las costumbres… quiero encajar.

La mirada de su madre era muy penetrante, como si quisiera sonsacarle algo.

– El rey es un hombre encantador.

– Si, es amable y comprensivo.

– Interesante. No son precisamente las palabras que yo habria elegido para definirlo. Pero si, Kayleen, me gustaria que fueramos amigas. Supongo que mi aparicion ha debido de ser toda una sorpresa para ti. No me habia dado cuenta porque solo estaba pensando en mi misma. Perdoname.

– ?Lo dices en serio? -pregunto, sorprendida-. Bueno, supongo que lo entiendo… Tu vida ha sido dificil.

– La tuya tambien. Pero mejor de lo que habria sido si te hubieras quedado con mi familia. Aunque no lo creas, es cierto.

Darlene se levanto del sofa.

– Bueno, voy a ducharme y a vestirme. Y despues, si tienes un rato, podrias llevarme a dar una vuelta por el palacio. Es un edificio precioso.

– Lo es. He estudiado su historia. Te lo contare todo sobre Asad y su gente.

La expresion de Darlene se hizo mas dura.

– Si, supongo que el aprecia esas cosas.

Asad la tomo de la mano y le beso los dedos.

– ?Que te preocupa, Kayleen?

Estaban comiendo juntos en su despacho.

– Nada. Solo estaba pensando.

– Obviamente, no en lo afortunada que eres por casarte conmigo.

Ella se rio.

– No, no estaba pensando en eso. Pensaba en mi madre.

– Ya veo.

El principe la miro.

– ?No te gusta?

– No la conozco lo suficiente. Lo unico que me importa son tus sentimientos.

– Y yo no estoy segura de nada… -confeso-. Le he dicho que quiero ser su amiga y que nos conozcamos mejor.

– ?Y?

– Las cosas estan mejor, pero no se si confiar en ella. Se lo pedi y se mostro de acuerdo; pero aunque suene terrible, no me fio.

– La confianza se debe ganar. Tal vez sea tu madre biologica, pero no la conoces.

– Eso es verdad.

A Kayleen le habian ensenado a confiar en la gente y a esperar lo mejor de ellos. El simple hecho de pensar que su madre la estaba utilizando, era un atentado contra su sentido de la moral y su forma de sentir. Pero pensar lo contrario, atentaba contra su inteligencia.

Kayleen miro a su prometido.

– Sabes que no soy como ella, ?verdad?

El sonrio.

– Si, lo se.

– Menos mal…

Darlene tarareaba una cancion mientras miraba los vestidos del perchero. Eligio uno de color negro, con cuentas ensartadas y escote generoso, y dijo:

– Podria acostumbrarme a esto. ?Te has fijado en el trabajo que lleva? Se nota que esta hecho a mano.

Se puso la prenda delante de ella y se miro en el espejo.

– ?Que te parece? -pregunto.

– Es precioso -respondio su hija.

Darlene se rio.

– Pero tu no lo elegirias, claro…

– No es mi estilo.

– Eso lo dices porque eres joven, pero con el tiempo descubriras que el color negro oculta los defectos… Creo que elegire los pendientes de zafiros y diamantes y el collar a juego. O la pulsera. Me gustaria ponerme las dos cosas, pero menos es mas en materia de elegancia. ?Tu vas a ponerte eso?

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