– No esta mal -murmuro, peinandose con los dedos unos pelos rebeldes.
Lo siguiente fue ponerse el vestido de noche de color bronce con abalorios y calzarse unas sandalias de tacon alto.
Observo el resultado en el espejo y supo que aquello era lo mejor que podia conseguir. Si no podia deslumbrar a Reyhan con aquel aspecto, nada podria hacerlo.
– Buena suerte -le susurro a su reflejo, y salio del cuarto de bano al salon.
Reyhan ya estaba alli. Emma casi tropezo al verlo con su esmoquin a medida, sus anchos hombros y sus rasgos esbeltos y atractivos. El corazon se le hincho con una emocion a la que no quiso ponerle nombre.
– Estas muy guapa -le dijo el.
– Gracias. Tu tambien tienes muy buen aspecto.
El le ofrecio un estuche aterciopelado, de diez centimetros de lado y solo un par de centimetros de grosor.
– Para ti.
Emma dudo antes de aceptar el regalo y abrirlo. Cuando vio el contenido, se quedo sin respiracion.
Un collar de diamantes dorados descansaba en un fondo de seda blanca. Las piedras tenian que ser al menos de tres quilates cada una. Aparte habia dos grupos de diamantes dorados formando unos pendientes y un brazalete de diamantes blancos y amarillos.
Emma alargo una mano hacia el collar, solo para descubrir que estaba temblando.
– No puedo -dijo-. Es demasiado.
– Eres mi mujer -respondio Reyhan, quitandole el estuche y dejandolo sobre la mesa. Le quito tambien el collar y se lo puso en el cuello-. ?Quien podria llevarlo si no tu?
– La proxima mujer con la que te cases -dijo ella mientras el le tendia los pendientes-. Querras que todas estas cosas pasen a tus hijos.
Lo miro y vio que una emocion cruzaba su rostro, pero desaparecio antes de poder definirla. La tension ardio entre ellos, y cuando el le tendio el brazalete, ella quiso arrojarlo a un lado y echarse ella misma en sus brazos.
Pero no lo hizo. Dejo que le atara la pulsera y admiro las piedras brillantes. Aquella noche llevaria esas joyas, pero con la intencion de no quedarselas. Formaban parte del patrimonio de Reyhan, y ella no tenia ningun derecho a reclamarlas.
– Reyhan… -le toco el antebrazo y sintio el calor y la tension de sus musculos -. Quiero decirte algo. Acerca de cuando estuvimos juntos.
– No hay nada que decir -dijo el, apretando la mandibula.
– Si, lo hay. Cuando hicimos el amor… -se detuvo y ordeno sus pensamientos-. No usamos ninguna proteccion. No sabia si te preocupaban las consecuencias, pero quiero que sepas que no habra ninguna. No estoy embarazada.
– Entiendo. ?Estas segura?
– Completamente -hacia tres dias que tenia el periodo.
El no dijo nada mas y la condujo frente a un gran espejo del salon. Se coloco detras de ella y le puso las manos en los hombros.
– Las joyas completan tu belleza -le dijo.
Ella contemplo en el espejo los relucientes diamantes en sus orejas y alrededor del cuello. Eran preciosas, pero no la completaban. Solo Reyhan podia hacer eso.
Emma habia visto el salon de baile en la visita que hizo con Reyhan por el palacio. Pero estar en la gran sala vacia no la habia preparado para verla llena de vida, atestada de gente con elegantes vestidos y trajes, luces resplandecientes y una orquesta al completo.
Habia alrededor de quinientos invitados, incluyendo varios jefes de estado y primeros ministros. Tambien habia sido invitado el equipo de una pelicula que estaba rodando en el desierto, junto a un antiguo presidente estadounidense y el ganador de un Nobel.
Reyhan presento a Emma a muchos de los invitados. Ella sonrio, intercambio unas pocas palabras y tomo un par de copas de champan.
– ?Te sientes bien? -le pregunto Reyhan tranquilamente.
– Considerando que esta es mi primera recepcion oficial como princesa, creo que lo llevo bastante bien… si ignoramos las mariposas que revolotean en mi estomago, el temblor de las rodillas y la urgente necesidad de salir al jardin. Confieso que me sentiria mucho mas comoda con los gatos del rey. Reyhan sonrio.
– Estas siendo encantadora. Todo el mundo esta impresionado.
Su halago la hizo sonreir resplandeciente. Justo entonces aparecieron sus padres, quienes, sorprendentemente, tambien estaban sonriendo.
– Gatita, estas preciosa -le dijo su padre-. Casi tan guapa como tu madre -anadio, y beso a su mujer en la mejilla.
– Oh, George, solo lo dices para complacerme – dijo su madre con una sonrisa coqueta-. ?No te parece una fiesta maravillosa? -Le pregunto a su hija-. Hemos conocido a ese actor que a tu padre le gusta tanto Johnny Blaze. Es un encanto, aunque su novia esta tan delgada que parece salida del Tercer Mundo. ?Y has visto a ese ex presidente americano? Es muy agradable tambien. Oh, y el rey nos ha dicho que vamos a hacer un crucero en su yate privado. Vamos a navegar por el Mediterraneo durante dos semanas.
Emma casi dejo caer su copa de champan.
– ?Vais a ir?
– Pues claro. Es una oportunidad unica en la vida. Nos ha dicho que el capitan conoce los mejores lugares a los que llevarnos.
– Sera como una segunda luna de miel -anadio su padre.
Janice solto una risita y les hizo un gesto con la mano a Emma y Reyhan.
– Vosotros dos seguid divirtiendoos. Tenemos a mas famosos a los que conocer.
Emma los vio alejarse.
– Eso si que ha sido asombroso. Le debo una al rey. No es que no quiera a mis padres, que los quiero. Pero pueden ser…
– ?Opresivos?
– Totalmente -dijo ella con una sonrisa-. Y un poco criticos. Espero que disfruten del crucero.
– Estoy seguro.
Y Reyhan y ella podrian pasar tiempo juntos sin sus padres molestando. Lo unico dificil seria sacarlo de la oficina y conseguir que le prestara atencion. Para eso necesitaba un plan… e idearia uno en cuanto se le pasara el efecto del champan.
La orquesta inicio otra melodia. Emma miro alrededor y vio a varias parejas bailando, balanceandose al ritmo de la musica y riendo. Deseo hacer lo mismo con Reyhan.
– Eres como un libro abierto -dijo el, quitandole la copa y dejandola en una mesa-. Vamos. Bailare contigo.
Emma quedo tan complacida cuando la estrecho en sus brazos que no la molesto que el le estuviera haciendo un favor. Ojala la musica durara para siempre…
Reyhan le froto suavemente la espalda y deseo estar a solas con ella. Quiza aquella fuese la noche, o quiza fuera por el aspecto de Emma y por la invitacion que brillaba en sus ojos. En cualquier caso, la resistencia a sus encantos estaba mas debil que nunca.
La deseaba. Y mas escalofriante que el deseo era la verdad: la deseaba dentro y fuera de la cama. Deseaba estar con ella, hablar con ella. Queria aprender sus secretos, discutir el futuro, ponerles nombres a los ninos y envejecer a su lado. Queria que fuera su mujer en todos los sentidos.
Ella se mecia con el, suspirando suavemente y acurrucandose contra su cuerpo. Aquel era su lugar, penso el. Ya fuera riendo con la gente del desierto o conversando con jefes de estado. Encajaba en aquella vida. Hacia que todos se sintieran comodos y nunca pretendia ser el centro de atencion. Era amable, inteligente y una mujer de honor.
El fuego que acechaba bajo la superficie estallo y empezo a consumirlo. El deseo crecio hasta no dejarle otra opcion que rendirse. La tomo de la mano y la llevo hacia un pequeno hueco escondido tras los pilares ornamentados.